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Lo que presentía como una jornada aburrida se convirtió en un día genial. Toda la tensión quehabía entre los dos empezaba a desaparecer y SeHun estuvo divertido y ocurrente. Las chicas solo dedicaron un par de horas a sus compras para después encaminarnos a la playa. Comimos
hamburguesas tirados en la arena mientras nos reíamos a carcajadas, bebimos mohitos bailando al son de un grupo de música local, y nos quedamos dormidos mientras el arrullo de las olas nos traía la brisa templada del Atlántico.

SeHun estuvo todo el tiempo pendiente de JooHyun, como un esposo recién casado y locamente enamorado: la besaba, la abrazaba, la sentaba entre sus piernas, apartaba el cabello negro de sus ojos... por lo que poco a poco, las brumas de la noche anterior se fueron desvaneciendo, y todas mis angustias se disiparon.

Yo, al fin, pude disfrutar de SooYoung. Estaba feliz, conmigo y con su amiga a su lado, lo que me llenaba a mí de dicha.

Al atardecer volvimos al hotel, entre risas y bromas, pues ellas tenían un nuevo evento en la hermandad.

Me da pena no cenar esta noche contigo ―me dijo mi chica mimosa en el ascensor, mientras los cuatro subíamos a nuestras habitaciones.

No pienso comer nada más ―respondí―. Dos helados, un perrito caliente y una
hamburguesa, más la mitad de la tuya, son mi límite por hoy.

―Di que sí, amigo ―comentó SeHun, que había estado besando a JooHyun mientras el ascensor se detenía.

¿Qué harás entonces? ―volvió SooYoung a la carga―. Es temprano. Me sentiré miserable si soy la culpable de que te encierres el resto de la tarde en la habitación.

―Subiré al gimnasio a echar un par de horas. No te preocupes por mí.

―¿Has estado ya? ―me preguntó SeHun―. ¿Está bien?

―Esta mañana, y es la caña. Hay de todo.

―Quizá me lo piense y te acompañe.

Por un momento mi corazón se aceleró, pero conseguí controlarme. ¿No tenía ya pruebas suficientes de que lo que había sucedido era algo anecdótico?

Vente si quieres. Podemos competir. Será divertido.

No hablamos más. Llegamos a la habitación y mientras SooYoung se vestía me arrojé en la cama y ojeé los deportes en la tele. Antes de marcharse, mi chica se tumbó encima de mí. Olía de maravilla, tanto que lamenté que tuviera que marcharse en vez de quedarse conmigo para hacer el amor.

Estás preciosa. Espero que no tenga que batirme en duelo con ningún moscón.

―Te tendré al tanto si es así.

Me besó.

Si sigues encima de mí no voy a tener más remedio que hacerte el amor.

Saltó de la cama riendo.

Ni se te ocurra. Ya llego tarde. JooHyun lleva un rato esperándome en el vestíbulo.

Nos despedimos con más besos y al final me quedé solo. Si no me espabilaba terminaría amodorrándome. Así que me desnudé, me puse unos pantalones cortos de deporte y una camiseta de tirantas y, toalla en ristre, me dirigí al gimnasio que estaba en la planta superior, con unas impresionantes vistas de los Cayos.

SeHun ya estaba allí, subido en la cinta. No había nadie más.

Llegas tarde ―me dijo con una sonrisa―. Llevo quince minutos de ventaja. A ver cuánto aguantas.

𝓪𝓭𝓲𝓬𝓽𝓸 𝓪 𝓽𝓲 ; ᶜʰᵃⁿʰᵘⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora