DongHae era el tipo que lo había desvirgado cuando tenía diecinueve años.
El hombre casado, doce años mayor que SeHun y que yo, que se lo folló, aprovechando una tormenta, en el interior de una tienda de campaña.
Mi aspecto de asombro debía de ser todo un espectáculo mientras me lo contaba. ¿Por qué estaba este tipo allí? ¿Por qué había aparecido ahora en nuestras vidas?
―Lo llamé cuando supe que quizá no podría volver a verte ―me dijo SeHun.
―Pero…―tartamudeé―, pero… ¿para qué?
DongHae se había apartado para dejarnos hablar, y estaba fumando un cigarrillo en la ventana, aparentando indiferencia.
―Mañana me voy y no sé si te volveré a ver. Quiero hacerlo, te lo prometo, pero todo es bastante frágil. ¿Y qué harás tú entonces? ¿Ir de bar en bar, de aseo en aseo, de parque en parque buscando a un tío al que partirle el culo?
―No soy un marica ―me sentí ofendido por su comentario―. Y yo puedo decidir qué quiero, no tienes que hacerlo por mi ―gemí desesperado―. Yo solo te quiero a ti. Solo quiero tu culo.
―Lo sé ―intentó calmarme―, pero también conozco la lujuria, ChanYeol. Una vez que lo has probado no podrás dejarlo. Créeme. Te hará muy infeliz. Recuerda las tres reglas. Hay que ser
discreto, y DongHae sabe cómo estar contigo sin que nadie sospeche. Hay que mantener una relación corta, y mi amigo simplemente va a mantener tu cama caliente por si yo vuelvo. Y está prohibido enamorarse, y te aseguro que este vaquero lo va a seguir a rajatabla o le cortaré los huevos.―¿Y qué tiene que ver en todo esto? ¿Por qué él?
―Porque vive en Seattle, a cuarenta millas de tu pueblo. Podéis veros una vez al mes, cuando Sooyoung esté de guardia. Más a menudo si lo necesitas. Es de absoluta confianza y cuidará de ti mientras yo no estoy. Él sabrá satisfacer todas tus… necesidades.
―Yo no…―aquello era de locos―. Yo no soy gay.
SeHun me pidió paciencia y señalo una silla.
―Quiero enseñarte algo. Quiero enseñarte lo bueno que puede llegar a ser.
―Deja que me vaya.
Me puso una mano sobre el hombro.
―Únicamente siéntate y observa. Hazlo por mí. Hazlo por nosotros.
―No quiero estar aquí. No quiero estar con él. Yo solo te quiero a ti.
―Confía en mí. Por favor.
Al final, como SeHun ya había supuesto, obedecí y me senté en la silla que estaba colocada pcomo la platea en un teatro, donde el escenario era la cama. Sentía un nudo en la garganta y un dolor agudo en el pecho. También había algo más, esa lujuria de la que SeHun había hablado, palpitando debajo de la piel, expectante a la carnaza que pudieran ofrecerme.
DongHae apagó el cigarro, y sin dejar de mirarme se situó de pie entre la cama y la silla donde yo estaba sentado. SeHun fue hasta él. Aquel hombre era más bajo que él.
―Confía en mí ―volvió a decirme mi chico, lanzándome una tímida sonrisa.
Yo asentí, e intenté tranquilizarme.
Lo viví como si se desarrollara ante mis ojos a cámara lenta. DongHae lo tomó por la barbilla para alzarle el rostro, y le besó en la boca. Un muerdo largo, húmedo, donde sus lenguas se enredaron fuera de los labios.Hice por levantarme. Estaba besando a mi chico. Pero SeHun se volvió hacia mí y con un gesto me indicó que no lo estropeara, que me quedara sentado y observara.
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𝓪𝓭𝓲𝓬𝓽𝓸 𝓪 𝓽𝓲 ; ᶜʰᵃⁿʰᵘⁿ
Teen FictionLo último que le apetece a ChanYeol es pasar aquellos cuatro días de vacaciones encerrado en un hotel, mientras su novia acude a todas las actividades del Club de Antiguas Alumnas de su universidad. Y aún le apetece menos tener que soportar a ese ta...