–Sigo pensando que tenemos que hablar.
Las palabras de Louis volvieron a captar la atención de ______, que respiró hondo para calmarse. Con la mayor indiferencia de que fue capaz, dijo.
–No sé si será posible. Estoy muy ocupada casi todo el tiempo. Desde que murió mi padre, me he hecho cargo de la tienda. Louis asintió con la cabeza.
–Me enteré de lo de tu padre, ______, y lo siento mucho. Era un buen hombre. Yo lo apreciaba mucho.
–Sí, era un buen hombre, y él también te apreciaba –respondió ella con voz suave. Y era cierto. Su padre nunca había hablado mal de Louis, a pesar de que sabía el daño que le había hecho a su hija.
–Me parece maravilloso que sigas adelante con el negocio, como él habría querido. Estoy seguro de que estaba orgulloso de ti. _____ asintió con la cabeza.
–Sí, lo estaba –murmuró, y pensó en lo contento que se puso su padre cuando decidió hacerse optometrista.
–Yo también estoy muy orgulloso de ti, ______. Las palabras de Louis refrenaron nuevamente los pensamientos de ______, que volvió a fijar su atención en él.
–Gracias, Louis, yo también estoy orgullosa de ti. Tengo entendido que tu negocio de ventas por Internet va muy bien. Siempre supe que algún día tendrías éxito.
Una punzada de tristeza la atravesó al recordar que siempre había creído que estaría a su lado cuando le llegara el éxito. Durante aquellos veranos, había soñado a menudo con que Louis se instalara definitivamente en Fernandina y se dedicara a crear páginas web y bases de datos mientras esperaban a que ella acabara la universidad. Luego, se casarían y construirían una enorme casa frente al mar, su casa soñada, en el terreno que los padres de él le habían dejado, y vivirían felices para siempre.
Adiós a todos esos sueños, pensó. Aquello era el mundo real, y en el mundo real los sueños no se hacían realidad.
–Bueno, tengo que acabar mi carrera, si quiero abrir la tienda a tiempo –dijo. Sentía la necesidad de seguir adelante, sin permitirse detenerse a pensar en lo que nunca sería–. Adiós, Louis.
Echó a correr, negándose a mirar atrás.
Louis permaneció inmóvil mientras veía alejarse a ______. Sus ojos, oscuros y penetrantes, siguieron fijos en ella hasta que se perdió de vista. Sólo entonces se obligó a salir de su ensimismamiento. _____ estaba decidida a no darle ninguna oportunidad, pero él se negaba a permitir que lo mantuviera a raya. Ella decía una cosa, pero su cuerpo decía otra, y, de momento, Louis decidió hacer caso a su lenguaje corporal y no a sus palabras. Una sonrisa resuelta se dibujó en las comisuras de su boca cuando echó a correr de nuevo. Pasara lo que pasase, tenía intención de derribar los muros que ______ levantara entre ellos. Si ella creía que podía evitarlo mientras estuviera en el pueblo, se equivocaba. Estaba decidido a hacer cuanto fuera necesario para recuperarla y, si tenía que conquistar su cuerpo antes de abrirse paso hasta su razón, que así fuera.
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La caricia de un amante
Romansabueno está es una historia pequeña de Louis que realmente me gusta mucho, no es mía digamos que es como rescatar algo que van a eliminar después, si alguien la lee ojala le guste tanto como a mi créditos a ( carly)