¿qué hace a Mozart distinto de todos nosotros?

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no te conocía aún
y ya tenía un inexorable miedo a perderte.

eras como una muñeca lúgubre que se perfilaba
con los postes de luz.

caminabas nerviosa cada vez que te miraba;
te girabas para mirarme.
no termino de comprenderlo.

sí es cierto que tiré mis cabellos intentando comprender qué eres.
luego pateé bebés de noche
asumiendo que no eras para mí,
que nadie lo era.

así que un inmortal, ¿eh?

¿qué es vivir?
¿proliferar?

entonces... por qué...

oh, sí,
la conciencia.

sí, eso debe ser.

II

¿por qué estará tan sola últimamente?
debería acercarme y decirle
'te quiero', besarla.

sus piernas son noblemente delicadas,
perfectamente dadas a la genuflexión,
a tomar el vestido por el lado
y virar besando el viento.

quizás no debería esperar demasiado de ella.
las tipologías son extrañas,
ni si quiera sé si existen.

pero bueno, aquella que busco
busca algo tan incorpóreo como sí.
por eso estamos atados a jamás dar el uno con el otro.

III

tu expresión es la de un anacoreta queriendo dar con la incertidumbre,
pero, oh, cada vez que te veo sonreír
es como si en los puntos de tus ojeras congeladas estuviera tácita la fórmula para destruir mi vida entera.

aún no distingo tu voz.

de seguro es una mierda bermeja
o algo como la obertura de La Flauta Mágica.

¡quién sabe!

IV

no sé qué eres ni qué haces aquí,
pero, que conste para el futuro catastrófico,
que lo vi venir
con su fatal ansiedad
y sus solitarias noches.

V

vaya imbécil estás hecha.

no entiendo por qué sigues tomándote el cabello cuando tan bien te queda llevarlo suelto y despeinado.

¡esos hijos de puta y sus conciliábulos que condenáronme a toparme contigo!

destruiré el pandemonium,
y quizás el paraíso perdido esté encontrándote a ti.

hasta entonces,
espero fervientemente que pierdas todas tus ligas.

tristuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora