pero no le creo. no quiero creerle.
cuando veo en las montañas y los metales
formas y razones para vivir,
le levanto el dedo y digo que no, que no.¿cómo puedes ser tan cínico?
corresponde la sonrisa, bastardo.
¡un cigarro no es solo un cigarro!
él, desde lo alto, con una mano en su bastón y la otra en su leve barba, carcajea como un hijo del infierno.