✘ de compras.

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—Papá, ¿puedo llevar dulces?

—No.

—Avocato, ¿puedo llevar galletas?

—No, Gary, tenemos dos cajas sin abrir en casa.

Normalmente los viernes por la tarde la familia integrada por dos ventrexianos y un humano iban a comprar la despensa y lo que les faltaba en casa una vez que se acababa, y no era sorpresa que tanto Pequeño Cato y Gary estuvieran pidiendo cosas como dos niños pequeños, recibiendo un "no" por parte del mayor.

Que bueno, el hijo de ambos tenía diez años, Gary sólo actuaba como un niño de esa edad.

El rubio sabía que Avocato no les permitiría comprarse cosas que no fueran "necesarias", aunque siempre estaba bien insistir con ello, parecía que no podías hacerlo cambiar de opinión. Así que justo por eso estaba muy callado aquél día, lo cual extrañó al ventrexiano; sin embargo, agradecía que no insistieran y le dieran algo de tranquilidad.

Tomó los dulces que Pequeño Cato había pedido, escondiéndolos atrás, en su espalda. El pequeño de diez años lo miró con una sonrisa, mientras que el rubio colocaba uno de sus dedos en su propia boca para indicarle con una sonrisa de complicidad que no dijera nada, Avocato estaba de espaldas así que no podía verlos.

—Cariño, ¿llevamos pasta? —El ventrexiano estaba entretenido mirando en los estantes donde había diferentes tipos de sopa. Mientras él hacía eso, Pequeño Cato le daba galletas y más caramelos a Gary para que los escondiera.

—E-Eh, ajá... Digo, sí, bueno...  —respondió sin prestarle mucha atención—. C-Como quieras~

—Hm... Creí que dirías que no, no te gusta mucho el espagueti —añadió con neutralidad, colocando la bolsa de aquella comida en el carrito de compras mientras miraba momentáneamente a Gary. Pequeño Cato iba a poner una caja de galletas en los saturados brazos de su padre, pero en cuanto vio que Avocato lo miró se detuvo, mirando a otro lado mientras silbaba.

—Avocato, hay que comprar café —El rubio trató de sonar con naturalidad, señalando con su cabeza uno de los pasillos del super mercado para que apartara la vista rápidamente en lo que acomodaba todos los productos que cargaba en su espalda.

—Ah, cierto —El ventrexiano mayor notó que algo no andaba bien en aquella situación segundos después de responderle a su marido. Dejó en paz sus compras por un segundo y miró al rubio y a su hijo, buscando una explicación ante ese "algo" que presentía.

—¿Qué? —Gary se exaltó, sabía que ya estaba sospechando y esa no era una buena señal. Así que desvió un poco la mirada.

—Tesoro... Quita tus brazos de tu espalda —pidió mientras soltaba un suspiro, Pequeño Cato quería hacer algo al respecto, pero no de le ocurría nada bueno.

—P-Pero así estoy cóm...- —El rubio iba a decirle algo para defenderse, pero fue inútil. Pocos segundos después sus palabras fueron interrumpidas por una comezón en la nariz, lo cual terminó en un estornudo. Instintivamente puso un brazo en su rostro para no estornudarle encima a Avocato, y el otro brazo lo quitó de su espalda, dejando que toda la chatarra cayera en el suelo.

El mayor miró a ambos con suma seriedad, era como si Avocato pudiera sacar sus almas a golpes usando solamente su profunda mirada. Pequeño Cato y Gary solamente pudieron sonreír de forma nerviosa.

—Eso no era de nosotros —dijo el pequeño ventrexiano, bajando sus orejitas mientras una sonrisa nerviosa se dibujaba en su rostro.

—Sí, claro. Ambos están castigados.

30 días de OTP; Garycato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora