✘ agarrados de las manos.

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Gary era de comportarse como un niño pequeño cada vez que salía a alguna parte, esos cinco años encerrado en el Galaxia Uno le afectaron tanto que no podía evitar emocionarse con cualquier tontería que se cruzaba por su camino.

Aquél día se encontraban caminando por Yarno, un planeta que resguardaba fugitivos. Necesitaban encontrar un lugar para ocultar a Mooncake del Señor Comandante en lo que analizaban mejor sus próximos movimientos para vencerlo.

Avocato mantenía su vista al frente mientras ponía un pie frente a otro, concentrado en el propósito de su llegada a ese planeta.

—Gary, hagas lo que hagas no te apartes de mí, ¿me oíste? —Le dijo a su acompañante, creyendo que este se encontraba caminando a sus espaldas. Al no recibir una respuesta por parte suya, por instinto miró hacia atrás—. ¿Gary?

No era sorpresa que el rubio se encontrara hablando con algún mal viviente, ofreciéndole comida rancia y de dudosa procedencia. Como era Gary, obviamente iba a comprar cualquier cosa que le interesara.

El ventrexiano soltó un gruñido, algo molesto, pero de alguna forma acostumbrado a que cosas parecidas pasaran. Caminó hacia su amigo manteniendo un semblante serio en su rostro.

—¡Oh, están regalando dulces! —dijo Gary con emocion, a punto de tomar dicho alimento que le ofrecía aquél vendedor ambulante para nada fiable. Cuando estaba a punto de tomarlo con una de sus manos, recibió un fuerte manotazo por parte de Avocato, por lo que volteó a mirarlo—. ¡Oye, eso duele!

El mayor no dijo ni una sola palabra, simplemente tomó a Gary de la muñeca mientras lo arrastraba de vuelta al camino que deberían estar siguiendo desde hace como cinco minutos.

—¿Podrías dejar de aceptar cosas de aliens mal vivientes? —habló finalmente después de un corto silencio entre ambos—. Te dije que te quedaras aquí, si no vas a hacerlo por las buenas, será por las malas.

—Está bien, está bien, no aceptaré cosas de mal vivientes otra vez —respondió Gary, rendido ante las ordenes de Avocato. Después miró la mano del ventrexiano haciendo presión en el agarre de su muñeca, le resultaba ligeramente incómodo por el hecho de que ejercía algo de fuerza, por lo que le dio un manotazo también para que lo soltara.

Avocato soltó un maullido, quejándose ante tan repentina acción: —¡Oye! —Lo miró con molestia, pero segundos después de que soltara la muñeca de Gary, este tomó su mano, entrelazando sus dedos con los del mayor.

Este se quedó en silencio al sentir la calidez del tacto ajeno, no entendía el por qué de tan repentina acción, pero no le desagradaba aún si no lo admitía.

—¿Qué se supone que haces? —preguntó, intentando no titubear ni sonrojarse aunque fuese un poco, con esa seria expresión en su rostro.

—Si voy a estar pegado a ti, al menos que sea de una forma cómoda —respondió con simpleza el rubio, al igual que también le sonreía—. ¿Te molesta?

—Muchísimo, pero sé que si te suelto vas a perderte por ahí y posiblemente terminarás drogado —Avocato volvió a mirar hacia el frente, evitando cualquier tipo de contacto visual con el menor. Se pudo escuchar una risa burlona por parte de Gary, quien simplemente le siguió el paso a su acompañante sin soltarlo ni un solo segundo.

—¿Te preocupas por mí, entonces? —Aumentó ligeramente la fuerza en su agarre para llamar la atención de Avocato.

—Gary, cállate o voy a romperte la cara.

30 días de OTP; Garycato.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora