"Cartas a mi mejor amigo" (MYG) [TERMINADA]

Suceso 1

Y ahí estabas tú, con ella, hablándote y tú escuchando como si tus oídos vivieran de sus palabras.

¿Y yo?, escondida detrás de unas paredes como la típica chica cobarde.

Parece muy estúpido, incluso ya imagino tu típica expresión de indiferencia y tu voz decirme "no seas ridícula".

Tal vez esté exagerando las cosas... Bueno, sí lo estoy haciendo, pero soy muy sensible. Okay, ya, lo admito, soy idiota, no sensible.

Sin embargo, me siento más cómoda estar distanciada de tí, por lo menos será temporal, hasta que supere mi idiotez.

Todo iba perfectamente bien... Si no fuera por tí que se te ocurrió voltear tu cabeza hasta encontrarme, pero más tonta yo que no fui ágil para esconderme.

Entré en pánico porque me habías descubierto. Sólo pude ver que pudiste pausar la conversación que tenías con Jennie, le dijiste unas palabras sutiles y ella simplemente asintió para luego despedirse de tí con un beso en una de tus pálidas mejillas.

Quedaste solo tú en los pasillos a excepción de los demás alumnos que iban por sus casilleros para tomar sus libros e ir a sus respectivas clases.

¡Hasta sentí que mi corazón quería despegarse de mi pecho!, no, aléjate, no te acerques a mí...

Demasiado tarde.

Vi que ya venías así que la única opción fue correr, pero tú en un buen reflejo tomaste mi muñeca.

Ya está, estábamos de frente, ¿y ahora qué procedía?.

—¿Estás huyendo de mí? — Dijiste rompiendo la tensión, pero tu voz nunca cambia, mi gusto por tí no cambia.

Mi mutismo se adueñó de mí así que tú ya te habías desesperado un poco al no escuchar una respuesta, se notaba en tu rostro.

Simplemente volteaste hacia los lados y claramente ya no había nadie.

—Quiero hablar contigo—

Apenas terminaste de hablar y ya me habías jalado hacia el cuarto del conserje, cerraste la puerta y lo único que quedaba era olor de productos de limpieza, trapos sucios y... Oh, claro, un espacio reducido.

Casi me ahogaba con el mismo aire que compartimos, era por la tensión, incluso quise escapar pero tú estabas frente a la puerta y por nada en el mundo me dejarías salir hasta aclarar las cosas, te conozco.

Soltaste un suspiro mientras pensabas, yo me mantenía tímida.

Lo único que nos acompañaba era el silencio, como siempre, o era hasta que:

—Te extraño—

Contuve el aliento y me atreví a mirarte, y ahí estaban tus ojos, esos ojos que aunque no quieres hablar con ellos siempre tienen algo para decir.

—YoonGi— Dije por primera vez, pero incluso la voz de una hormiga se alcanzaba a escuchar porque la mía no se escuchó para nada.

—¿Qué nos pasó? —

No me mires así que me darán ganas de llorar y sabes perfectamente bien que mis llantos son como los de una niña.

—Creo que... Es mejor así—

Tú, al escuchar mi respuesta me miraste como si fuera una vil mentira.

—¿Te hice algo? —

Negué rápido.

—¿Entonces? — Claramente se notaba tu impaciencia de aclarar tus dudas.

—Sólo soy yo, no me hagas caso, son cosas mías, cosas tontas... Cosas... Cosas...
Tontas— Ya ni sabía qué decirte, obviamente no te tragaste mi mentira.

—Es por Jennie, ¿cierto? —

Sí, claro que lo es, pero es más por mis absurdos sentimientos.

Quedé en silencio y tú lo tomaste como un sí y eso no quería lograr, no quería que creyeras que por ella me comportaba como una "amiga celosa".

—Escucha, no te dije sobre nuestra relación porque las cosas habían pasado muy rápido, y... No sé... Tal vez por miedo... Miedo de perderte—

Al menos mírame a los ojos cuando te pones cariñoso, por favor.

—¡Es que no lo entiendes!— Y exploté; lo conseguiste, YoonGi —¡No sólo se trata de ella! ¡No todo se trata de tí! ¡Ahora estás viendo a tu amiga que te está confesando sus sentimientos! —

Obviamente no te lo esperaste, pero preferiría haberte dicho esto en un mejor momento.

Tú escuchaste y sólo escuchar sabías hacer en ese suceso.

—¡Me gustas, pero me duele sentir éso! —

Y llorar era menos adecuado para confesarme, ¿por qué no puedo controlar mis emociones?.

—¡Me lastimas! ¡Me dueles! ¡Me haces la vida imposible! ¡Por más que yo desee no puedo verte como un amigo! ¡Yo...! —

Y en un abrir y cerrar de ojos tus labios ya estaban sobre los míos.

Malditos labios dulces que tienes.