Tormenta

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Era una bonita tarde en el centro comercial, después de la escuela Bakugo decidió irse a su casa a cambiar para luego ir a comprar el mandado que su histérica madre le pidió de manera "amable", no importa cuanto lo intente nunca puede ganarle una discusión a su madre y al final la termina obedeciendo ¡Que estrés!

Derrotado, sacó un papelito del bolsillo de su pantalón, papel que tenía la lista de las compras.

—Vieja floja ¿por qué mierda no hace las compras ella? —susurró para sí mismo.

Sin más opción, fue a una pequeña tienda donde suele ir a comprar el mandado.

Mientras caminaba, las palabras de Momo resonaban en su mente.

"Quiero intentarlo, intentar conocerte más, intentar...sentir algo más fuerte por ti"

Apretó sus labios, sintiendo su corazón acelerarse, sus mejillas se sonrojaron, esa niña lo iba a desquiciar, él sabía perfectamente que ella aún seguía amando a ese bicolor, pero era claro que ella no tenía oportunidad con él, ¿acaso lo veía como un reemplazo? ¿Era eso? ¿Lo tomaba como un consuelo simplemente? Se sentía realmente estúpido, él no era reemplazo de nadie, sí, la ama, pero no se iba a dejar de pisotear de esa manera.

Aunque es de Momo de quien hablamos, no es cualquier otra chica, Momo no se daba cuenta del asunto, era inteligente, audaz, pero torpe para cosas personales, sin querer miraba a Bakugo como un reemplazo, como un consuelo, pero era claro que no era su intención, estaba claro que quería seguir su camino libremente intentando ver a Shoto sólo como un amigo, el rubio lo sabía perfectamente, Momo no es la clase de persona que juega con los sentimientos de los demás, si ella no siente amor por la persona no le da falsas esperanzas, llegando a la conclusión de que aunque sea lo más mínimo, Momo siente algo por Bakugo, algo que quizás con el tiempo pueda ir creciendo.

Ante ese pensamiento, Bakugo se sintió un poco mejor, pero eso no quitaba que necesitaba ser claro con Momo, después de todo, ella es alguien inteligente, se dará cuenta de la situación en cuanto se lo explique.

Llegando a la pequeña tienda, Bakugo se adentró y rápidamente buscó todo lo que había en la lista.

Después de pasear por la tienda encontrando las cosas de la lista, notó que sólo le faltaba una cosa ¡Por fin! Fue a la sección de frutas y verduras, sólo le faltaba el tomate y por fin terminaría con la tortura.

Estaba a punto de tomar un tomate cuando en vez de eso tomó la mano de otra persona que se metió en su camino.

En cuanto levantó la vista el rubio palideció al darse cuenta de quién era la mano.

Y la otra persona no se quedó atrás, abrió los ojos con estupor.

Era Deku.

Ambos rápidamente se apartaron como si se estuvieran quemando, maldita sea, aunque estaba claro que entre los dos no pasaba nada fuera de lo común seguían sin sentirse tranquilos estando cerca del otro, maldito Aizawa todo es su culpa por hacerlos hacer cosas incómodas.

Bakugo fulminó con la mirada al peliverde el cual sólo pensaba en salir corriendo.

—E-Esto...ho-hola Kacchan.

—¿Qué rayos quieres idiota?

—Sólo...sólo vine por un tomate.

Bakugo tenía un tic en el ojo, ¿por qué tenía tan mala suerte?

Decidido a no perder más tiempo, tomó rápidamente un tomate y se alejó lo más rápido posible del peliverde.

Aún le costaba reconocer que aquel a quien conoció por tantos años le gustara los hombres, y peor aún... ¡Shoto!

Nada es lo que parece / TodoMomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora