Hoy les contaré una pequeña historia, la historia de amor de Yair, pero no es como cualquier otra... De otro forma nisiquiera me interesaría relatarles está historia y a ustedes leerla, en fin, mi historia comienza algo así:
Un dia como cual quiera escuché sonar mi despertador, diciéndome que era hora de levantarme, si hubiera sido otro día le pospondria pero hoy no, claro que no hoy debía estar listo para salir, porque tenía un viaje a una montaña nevada, podría decir su nombre, pero no sería divertido porque no puedo pronunciarlo aún. Cómo decía antes, hoy iria a ese lugar, por lo que apenas el despertador sonó me levanté, me di una ducha para estar presentable, me puse algo de ropa cómoda para el viaje y me fui a desayunar, unos minutos después de que terminara de desayunar alguien llamo a mi puerta, por lo que salí corriendo a abrir la puerta, justamente allí encontré a Cristian, mi mejor amigo mirándome con un rostro de asombro, no dudó ni un segundo en decirme.
-Tu, despierto, temprano, mmmm...- Dudo por un momento, luego con ambas manos sujeto mis mejillas y las movió de un lado a otro como si me estuviera inspeccionando -¿Donde dejaste a Yair copia ,barata?, ¿donde está?-
A pesar de que eso se supone sería algo gracioso a mi no me causo ni un poco de gracia, por lo que rode un poco los ojos dejándolos en blanco por un momento y después le di un golpe en la frente con un solo dedo -Idiota, soy yo, solamente me entusiasme por el viaje así que me desperté tranquilo- Dije con un tono de voz un tanto amargado, pues el me había hecho molestar un poco por sus tontas acusaciones, siempre fue así, pero siempre me agradó que lo fuera
-¿Nos vamos?- dijo poniendo una mano sobre su frente y comenzando a acariciar esta misma, al notarle me hecho a reír como si no hubiera un mañana, {¿Ese golpesito le dolió?}, Pregunte en mi mente mientras que sin responder a su pregunta a fui por mi maleta y por mi tabla de snowboard, está vez no la olvidaría, unos minutos después regrese con Cristian para ir a dejar las maletas en el maletero de el automóvil, ambos nos fuimos por nuestro lado de el coche y yo como siempre entre sin más a este mismo, apenas lo hice mire a la parte trasera de el auto y allí estaba una chica, parecía ser pequeña, tendría unos 17 años, una falda carmesí arriba de las rodillas y un suéter color piel por ropa, ojos castaños y pelo negro. Yo no pude evitar entorpecer me un poco en ella, pues era realmente linda, rápidamente voltee a Cristian y picando su hombro para llamar su atención le llame.
-¿Quien es ella?- pregunté bajando un poco la voz para que no me escuchará pues me sentía un tanto torpe al simplemente preguntar por una persona sin idea de quién sería, Cristian no tardó ni un segundo en reírse de mi y entre carcajadas decirme el nombre de la joven -Aela- Únicamente dijo su nombre y continuó con las carcajadas.
-¿Te molestaría comenzar a conducir? Ya quiero llegar a Rothgard- Mire a atrás mirando a aquella bella joven allí, le di una pequeña sonrisa y luego con un tono amable le hable -Bueno Aela, es un honor conocerte, si no sabes que es Rothgard pues es a la montaña donde vamos a hacer snowboard, tiene una villa de cabañas de madera hermosa, seguro te gustará, me presento soy Yair- Cerré ambos ojos y estire la mano hacia ella con la intención de saludarle, ella correspondió al saludo pero siempre manteniéndose en silencio por completo.
Cristian comenzó el viaje, conducio por casi media hora hasta que por fin logramos salir de la ciudad, en ese punto yo ya estaba realmente cansado, para mí media hora de viaje era realmente mucho tiempo, y no pensaba estar despierto las 15 horas de viaje, sin preguntar nada me pasé a los asientos traseros saludándo a Alea allí.
-¿Estas cansado Yair?- Me preguntó aquella chica, enserio me pareció algo realmente raro, pues no había escuchado su voz en la casi media hora que llevábamos en el auto. Tratando de ser amable le di una sonrisa y respondí a su pregunta -Un poco, es que no puedo molestar a Cristian porque está conduciendo y la verdad es que no quisiera que murieramos, todos por mi culpa, por cierto, tienes una muy linda voz, aunque todo en ti resulta ser lindo- Pongo una de mis manos en la barbilla y me recuesto en la ventana del auto cerrando los ojos -Si no les molesta voy a dormir, luego me toca conducir a mí-.
Sin más me quedé completamente dormido, creo que habían pasado 3 horas cuando de la nada un movimiento brusco del auto hizo que mi cabeza se moviera de la ventana dándome un golpe en esta misma y haciendo que cayera sobre las piernas de la joven, igual que siempre no me interesó, pues dormir es dormir, y es algo tan delicioso que no podría dejar que perturbara mi sueño un simple golpe contra la ventana.
Igual no dormí mucho más, creo que fue una hora hasta que desperté, pero no abrí del todo los ojos al sentir unas pequeñas caricias en mi cabello, se sintió realmente bien, pero al darme cuenta que estaba sobre sus piernas y era ella quien me acariciaba inevitablemente me puse un poco rojo, {Está acariciándome... Y por alguna razón se siente tan bien que no me moveré}, aparente el seguir dormido para que la joven acariciara mi cabello, algo en ese acto me hacía sentir feliz, y a la vez apenado, pues la gente no suele hacer eso, y mucho menos si apenas se conocen de unas horas atrás, aún así está joven lo hizo, y yo, pues yo solo disfrute de el momento acomodándome en sus piernas para sentir las caricias que sus pequeñas y tersas manos propinaba a mi cabello, era de las mejores sensaciones hasta el momento y la disfrutaría hasta el final.
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Nevada En Mi Corazón
RomanceYair y Cristian son unos amigos de la infancia que se deciden a hacer otro viaje a una montaña nevada para hacer snowboard y convivir entre ellos, pero Yair se ve involucrado en una situación extraña por el hecho de que Cristian invito a una de sus...