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Hoy era el cumpleaños de una hermosa niña de pelo castaño y ojos cafés, hija de dos empresarios importantes

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Hoy era el cumpleaños de una hermosa niña de pelo castaño y ojos cafés, hija de dos empresarios importantes. Esta niña estaba en la amplia sala de su casa, sentada en la gran mesa de madera elegante que estaba en el centro. Sus pies todavía no alcanzaban el piso, así que movía sus piernas de un lado a otro ansiosa, sin tocar la fina madera debajo suyo.

Las dos sillas que se encontraban a cada lado de la cumpleañera estaban vacías, de hecho, ella era la única en su enorme casa. El ambiente era solo, triste, vacío y oscuro. Las velas que habían perdido ya más de la mitad de su longitud, debido al tiempo que habían pasado prendidas, y el color verde opaco del reloj de batería colgado en una de las paredes, eran las únicas fuentes de luz en el lugar. Por alguna razón que la menor desconocía, no había electricidad en su casa.

Aunque si afectaba su estado de ánimo, la luz no era tan importante para ella como lo era que sus padres estuvieran presentes este treinta de octubre, el día de su nacimiento. Sus progenitores le habían prometido que iban a llegar a las seis de la tarde e iban a celebrar la fecha con varios tarros de helado y una salida al cine que quedaba a unos cuantos minutos de su hogar. Sin embargo, los mayores ya estaban cuatro horas tarde.

Cuando el reloj marcó las diez y cinco minutos de la noche, con lágrimas en sus ojos, la niña apagó las nueve velitas de la torta y se fue a dormir. Rara vez sus padres se encontraban en la casa, pero nunca esperó que eso ocurriera el día de su cumpleaños, esta vez la habían decepcionado.

Sus padres sabían que hoy era el cumpleaños de su pequeña y se arrepentían enormemente de no poder cumplir con su promesa, pero tenían unos asuntos importantes en la empresa que decidirían el futuro de los tres. En este momento tenían que enfocarse en el dinero. Debido al decaimiento en la empresa, los empleados eran cada vez menos, al igual que sus ganancias. Las consecuencias empezaron con simples avisos en el correo por parte del estado, luego les cortaron el gas, el agua, la luz y pronto les quitarían la casa. Estaban haciendo esto pensando en el bien de la niña.

Ambos iban en el auto sin decir ni una sola palabra, sabían que lo que estaban a punto de hacer les traería problemas. Había un ambiente muy tenso entre los dos. Mientras cruzaban por una de las vías principales de la zona, se podían ver drogadictos peleando cerca de los basureros, prostitutas semidesnudas en los callejones y bares con música a todo volumen siendo cuidados por mafiosos.

Con los pelos de punta y los nervios por el cielo, estacionaron el auto en frente de un edificio que parecía abandonado. Caminaron hacia la entrada, para luego ser recibidos por un hombre alto que cargaba un arma. Al saludarse, los empezó a guiar por el edificio hasta entrar en un ascensor. Ninguno de los tres emitió palabra alguna mientras el ascensor subía.

Al llegar al quinto piso, entraron a lo que parecía ser una oficina, en la cual se encontraron con otros cuatro hombres armados y uno sentado en su escritorio.

Asylum [Zodiaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora