Número 4

968 41 3
                                    

Shoko y Seiya habían convertido una hermosa reunión familiar en una pelea, en la que ambos iniciarían una guerra para demostrar quién tenía la razón al respecto.

Seiya comenzaba a lanzar muchos golpes y patadas hacia Shoko; no obstante, ella respondía cada movimiento también con patadas y bofetadas, lo cual dejó a Seiya completamente sorprendido ante la fuerza de su "amiga" (o enemiga en este caso).

Shoko: Dime, niño tonto, ¿Qué has hecho en estos últimos meses? (lo abofetea)

Seiya: (se molesta aún más) ¡Oye, tranquila! ¡Detén esto ahora!

Shoko: ¡Sólo lo dices porque no has recibido el entrenamiento suficiente! (comienza a lanzar patadas, las cuales Seiya comienza a esquivar con facilidad) En mi caso, yo estaba entrenando por si alguna amenaza llegaba; cielos, jamás pensé que un joven al que se le olvidan las cosas sea tan peligroso como Ares o Eris.

Seiya: No conozco a ninguna de las personas de las que hablas... Por cierto, me recuerdas a cierta chica que conocí antes, pero que tampoco recuerdo su nombre...

Shoko: ¿De qué hablas?

Seiya: ¡DE ESTO!

Seiya lanza una patada en el estómago de Shoko, haciendo que ella caiga con dolor. Seiya, por su parte, comenzó a lanzar unas cuántas carcajadas.

Shoko: ¡Eso sí que dolió! ¡PERO LO VAS A LAMENTAR, IDIOTA!

Seiya: ¡Atrápame si puedes!

Los dos ex-caballeros comenzaron a perseguirse por todo el comedor, hasta que, por un extraño azar, Seiya se tropezó con una tabla, con la cual hizo caer al suelo, mas no sin antes darse un fuerte golpe en la cabeza con una piedra que estaba expuesta en la pared, haciendo que el otrora caballero de Pegaso girara en muchas vueltas hasta caer finalmente al suelo. 

Cuando Shoko se percató de lo ocurrido con Seiya, corrió directamente hacia él, a lo que éste le dijo, apenas tratando de moverse:

Seiya: Ya te divertiste demasiado... (escupe algo de sangre) ¡Ahora, acaba conmigo!

Shoko comienza a levantar su puño para dar el golpe contra Seiya, con tal de obedecer a lo dicho por éste último; sin embargo, cuando estuvo a punto de asestar su última ofensiva, la mente de Shoko comenzó a tener una explosión de imágenes de todos los recuerdos que tenía con Seiya, haciendo que ella cayera de rodillas y entre lágrimas.

Shoko: (llorando de rodillas) ¡No puedo, no puedo hacerlo! 

Seiya: (tratando de levantarse) Pero... ¿Qué?

Shoko: ¡Sé que estás desesperado por encontrar a tu hermana, pero por favor, perdóname por haber sido muy grosera contigo! (abraza a Seiya mientras sigue llorando) ¡Tu me inspiraste, me enseñaste que nunca hay que rendirse a la adversidad, y me ayudaste en mis momentos más críticos; ahora déjame ayudarte, yo quiero hacer que recuperes la fuerza que perdiste! Porque yo... porque yo... ¡Porque yo te necesito a ti, Seiya!

Seiya: Necesitarme... ¿A mí? (comienza finalmente a levantarse y la abraza también) ¡Te comprendo!

Shoko: ¿En serio?

Seiya: Si. Déjame secarte esas lágrimas que tienes, Shoko.

Seiya consuela a Shoko y los dos comienzan a darse un fuerte y cálido abrazo; en estos momentos, entra Kyoko quien se sorprende al ver a su hermana menor y al "amigo" de ésta dándose un gran abrazo, como si ya estuvieran comprometidos, o incluso casados.

Kyoko: ¿Ven que yo tenía razón? (se ríe un poco) Los dos son tal para cuál.

***

Pasaron algunos días, y Seiya y Shoko comenzaron a iniciar un nuevo entrenamiento, en el cual, ambos estaban más que dispuestos a ser cada vez más fuertes, por si una nueva amenaza (ya sea divina o humana) llegara.

Inicialmente Shoko le enseñó algo de Karate y Kung-Fu a Seiya; al principio él no podía ante la fuerza de su compañera, pero poco a poco, el "discípulo" logró superar a su "maestra". A continuación, Shoko le mostró a Seiya el majestuoso arte del Bojutsu, por lo que ambos comenzaron a practicar con sus respectivos bastones.

Shoko: El Bojutsu comenzó a principios del Siglo XVII en Japón.

Seiya: Vaya, sí que sabes mucho de historia.

Shoko: El conocimiento es poder, mi querido amigo.

Seiya: ¡Pues yo quiero tener el poder!

Seiya y Shoko siguieron practicando el Bojutsu, convirtiendo la divertida práctica en un duelo de bastones, al que, por increíble que parezca, Seiya logró vencer a su "maestra".

Shoko: Lo has hecho muy bien, mi honorable discípulo. Lo has hecho muy bien.

Seiya: Sí, tan bien que acabo de quedarme exhausto.

Seiya se lanza al suelo y comienza a respirar profundamente, a modo de un descanso tras una fuerte práctica.

Shoko: Y bien, ¿Algo más que quieras decirme?

Seiya: Creo que necesitaré un baño... Tanta práctica me hizo sudar.

Shoko: Ahora que lo vas diciendo... También he sudado demasiado, y también necesitaré un baño.

Seiya: Mejor pongamos fin a la práctica por ahora, ¿Qué te parece?

Shoko: ¡De acuerdo!

Mi Mayor Inspiración (Seiya x Shoko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora