Después de pelear contra Apolo, Seiya de Pegaso sufre de un borrado de recuerdos, lo que lo obliga a vivir como un humano común y corriente... Hasta que se reencuentra con una chica que había conocido antes y que lo considera como su principal inspi...
Y ésta es la historia de cómo poco a poco comencé a recuperar todos los recuerdos que antes tenía y cómo volví a luchar como uno de los Caballeros del Zodiaco; pero todo fue posible gracias a la ayuda de mi nueva compañera, digo, ahora novia llamada Shoko. Gracias a todo el arduo entrenamiento que ella me enseñó, pude reactivar y volver a encender mi Cosmo, y luchar contra enemigos fuertes y poderosos a los cuales nunca hay qué subestimar. Y lo más importante: de no haber sido por Shoko y su hermana Kyoko... Quizás no hubiera podido reunirme nuevamente con mi hermana Seika. Agradezco a Shoko por ser ella quien me devolvió la fuerza y también por ser de mí una mejor persona.
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Narra Shoko:
Conocer a Seiya ha sido de las mejores cosas que me han pasado en toda mi vida; cuando lo vi por primera vez en aquél puente, me enamoré de él y de las bellas pero poderosas palabras que salían de su boca, y que me había enseñado a no rendirme nunca. Y aunque habían pasado unos años sin verlo, el destino decidió que me reuniera con él nuevamente en el mismo lugar, ¿Y saben qué pasó? Pues nos hemos convertido en mejores amigos, aunque después ya pasamos a ser mucho más que solo amigos. Seiya es mi mayor inspiración; y ahora, yo también me he convertido en la inspiración de Seiya. No hay mucha duda, pues nuestros destinos están entrelazados, y quizás nuestros lazos sean cada vez más fuertes que nunca.
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Narrador Común:
Una semana después de la batalla contra los Guanches, Seiya y Shoko se encontraban sentados bajo un árbol en la cima de una colina cercana a Tokio. Ahí, los dos guerreros atenienses, quienes volvieron a sus vidas comunes y corrientes, se encontraban conversando acerca de la vida que les espera en un futuro.
Shoko: Bueno, ya hicimos muchísimas cosas en todas estas semanas en que estuvimos juntos: hicimos un duro entrenamiento, vestimos armaduras, peleamos contra unos delincuentes, y aparte de eso, lograste recuperar a tu hermana. Dime, ¿Qué piensas hacer ahora?
Seiya: Pienso... Que quizás... Todo eso que me comentaste, posiblemente haya sido real; ya sabes, lo de Athena, lo de los Dioses del Olimpo, lo de los seres mitológicos, lo de los Caballeros que usan armaduras... en fin, muchísimas cosas que se suponen que sólo aparecen en los libros de historia, y que quizás, sólo quizás... sean parte de nuestra historia y de la realidad. (sonríe de manera pícara)
Shoko: Ya veo. (acaricia el rostro de Seiya con su mano) Sabes, desde que comenzamos esta relación, había algo que siempre he querido hacer, pero que ninguno de nosotros haya tenido el atrevimiento de hacerlo.
Seiya: ¿A qué te refieres?
Shoko: Seiya; te amo, siempre te he amado, y siempre te voy a amar; no me importa si la distancia o el tiempo se interpongan entre nosotros... ¡Quiero que estemos juntos por siempre!
Seiya: (abrazando a Shoko) Shoko, yo también te amo... Nada ni nadie, ni siquiera los mismos dioses, van a interponerse, porque saldremos victoriosos, si trabajamos juntos.
En estos momentos, Shoko acerca su rostro al de Seiya, y ambos comienzan a darse un fuerte, pero apasionado beso en la boca, mientras se abrazaban y se acariciaban mutuamente. Y así, nuestros dos honorables caballeros comienzan a tomar un merecido descanso, mientras el futuro les deparará con otra serie de pruebas que tendrán que pasar; y cuando llegue el momento en el que los dioses vuelvan a despertar, será cuando los Caballeros nuevamente se reúnan para luchar por la justicia y para proteger al mundo.
FIN.
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