Capítulo siete: Manzanas verdes.

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Ya no hay lamento que sea callado, ni grito que se pueda silenciar en esta vida.
Anel

"Estoy siendo regañada por alguien que apenas conocí, de la peor manera posible, esto es  algo extraño en tantos parámetros" pensé frustrada.

—¿Estás demente, como se te ocurre hablarle así al Rey?, no tienes ni una tuerca en tu cabeza bien puesta, para el colmo estoy metido en esto contigo, lo único que valió la pena es que no supieron que las heridas las causaste tu, aunque por lo menos no debe ser algo en un lugar tan peligroso per...—.

Me queje exageradamente mientras me removía en mi puesto, el tiempo en que estaba siendo regañada lo pase de dos formas diferentes una de ellas era  mientras me cambiaba, bañaba, peinaba y vendaba en el cuarto de invitados, escuchaba las quejas de Anel tras la puerta.

Lo único bueno de esto, fue que sentí mi cuerpo mas liviano, a petición mía me vestí con unas calzas negras, un jubón blanco con una cinta de Anel negra, junto a unas botas negras, deje mi corto cabello suelto y me coloque la joya en el cabello, como lo llevaba con anterioridad, la segunda parte es la tortura que recibía ahora.

—Lian, por lo que más quieras en este mundo, entre tu vomito verbal, el hambre que tengo y la molestia de las vendas ya no aguanto más — me queje.

Termine quedando con la cabeza hacia abajo y las piernas en el espaldar, sentí la mirada de Lían muy persistente y luego como este soltó una risilla—¿No se de dónde vienes?, ¿no se que has hecho en tu vida?, ¿no entiendo como diferencias si es humano o demonio por la sangre?, pero se algo, eres un completo dolor de cabeza—Terminó de decir.

Le mire inexpresiva — No debes de saber nada, no te debe interesar nada, pero si quieres saber por lo menos como diferencio eso, te lo explicaré a cambio de algunas manzanas verdes— propuse mientras cruzaba los brazos.

Vi como Lían reía hasta que pudo decir claramante—Se te puede chantajear con manzanas, eso no es caer muy bajo—.

—Prefiero tomarlo como un pacto en el que consigo lo que quiero, a cambio de lo que quieres—dije mientras me enderezaba —Se que me darás lo quiero con tal de saberlo, pero solo luego de tenerlo en mis manos te diré—concluí.

—Debo agregar a las cosas que se, que eres manipuladora—dijo entre risas.

—¿Debo tomarlo como un halago para mí?—  dije mientras colocaba una mano en mi pecho de manera dramática.

—¿Depende que pudiste entender en esa cabeza tuya?—contrarrestó Lían.

Sin duda estaba respondiendo de una manera muy chistosa, pues en cada respuesta inflaba el pecho para verse más "creíble".

"Y pensar que hace poco me quería matar y ahora se ríe, luego la bipolar soy yo"

Me reí ante este pensamiento, no una risa de burla, menos una de nerviosismo; ni por que ganaba algo—Aprendiste bien de mí  ¿no crees?—respondí a un riéndome.

—Sin duda aprendi, de tus respuestas "inteligentes"— dijo mientras reía junto conmigo—Pero ahora es a ti que te toca aprender, a usar algún arma que no te haga desmayarte por falta de sangre— remato viéndome de manera ente acusadora y burlona.

"Sabes, encontré con quien reírme  sin que sea falso", al pensar en eso una sonrisa se ensancho en mi rostro.

La cara de sorpresa de Lían era única, pero cambió de una vez por una de alegría.

Me levante del mueble y dije—Estaré encantada de aprender de ti— concluí mientras a bajaba la cabeza en señal de respeto.

"Tal vez no era la mayor señal, pero era la única le iba a dar".

Me erguí nuevamente—Siéntete honrado, yo baje mi cabeza ante ti— dije mientras le señalaba.

Antes de que Lían pudiera responder vi como Anel estaba delante de la puerta con unas manzanas verdes en las manos y una cara de tristeza en el rostrro.

—¿Cuándo confiarás en mí?— preguntó mientras se acercaba hacia mi.

Le detuve en pleno camino, me acerque hasta ella, tome una manzana del piso y le mire—Eres como una manzana, no puedo confiar en ti solo por que se vea apetitosa a plena vista, puede que tenga gusanos dentro, por lo tanto comprobaré con el filo de un cuchillo como eres —Dije, observe como esta quedo petrificada e inmediatamente recogí las manzanas y proseguí a volver al mueble.

Antes de llegar a mi destino,  me giré y le miré a los ojos— Eso no significa que no te agradezca por la joya, gracias a ti pude ver la luna en una celda, por lo que tendré la oportunidad de ver que tan bajo puede caer un Rey—Dije agradecida mientras me sentaba de golpe y devoraba la manzanas.

Sentí como Anel cruzaba tras de mi con los ánimos en el suelo por lo que tosí para llamar su atención —Pero solo por esta vez, como esta manzana, la probaré a ojos vendados— concluí.

En un jardín de mala hierba, busquemos una rosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora