Capítulo tres: DaLeu

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Los caminos que se encuentran, solo tu decidirás si caminarlos junto a esa persona o seguirás tu camino solo .
Anel

Salí del agua lentamente, como si dejarla fuera extremadamente doloroso para mi cuerpo cansado, mientras dirigía  mi vista hacia aquella voz que resonaba en las paredes de esta cueva. Revisé poco a poco mi alrededor y no pude ver señales de nadie, hasta que observe bien como por el agujero que había hecho con anterioridad aumentaba de golpe, luego de traspasarlo un símbolo de luna creciente.

Al desaparecer el símbolo por completo, por este pasaba una chica más bajita que yo, de cabello castaño recogido en dos trenzas que le llegaban hasta la espalda baja, tés blanca y ojos grises, la cual llevaba puesto unas botas marrones, con un vestido lila, unos guantes blancos y una capucha con capa verde claro, su rostro se podía ver algo agotado y triste aunque intentara verse aliviada.

Mientras ella se acercaba hasta donde mi a paso lento, reflexione sobre ella, la situación que nos unía en los últimos días y el resultado final, fue tan desconcertante que prefería volver a entrar al agua.
No sabía prácticamente nada de ella, mas bien ,solo sabía algunos detalles públicos y que escuche de algunos guardias y eso no era mucha información, apenas sabía que hace pocos días estaba por ser ejecutada, por cargos de asesinato de la rama de los Da Leu, los mayores magos de la época y traición hacia su propia familia, pero principalmente que mi vida había sido el pago para liberarla de la muerte.

Al llegar hasta donde mí, me dió la misma sensación de siempre, un chica perdida, asustada y horrorizada por los acontecimientos que vivió en un corto periodo de tiempo, pero tras esto alguien que quería ser feliz.

Tomo mis hombros para que hacia pudiese hacer contacto visual con ella, en cambio automáticamente las quite de encima mío y proseguí a sacar toda el agua que podía de mi ropa y cabello.

Era muy consiente de como sus ojos grises me miraron fijamente llenos de preocupación pero más aún cuando vi como entonaba lo que quería decir —Te están buscando— digo preocupada—¡¿Se  esparció por la "casa" que has matado a uno de los guardias?! —exclamó sorprendida de tal "rumor".

La miré desconcertada de que se halla sabido tan rapido, no recordaba muy bien las cosas luego de sostener aquella guadaña, pero imaginé que me había dado tiempo de que no me diferenciaran.

Sostuve una expresión neutra mientras me acercaba lentamente hasta ella, ahora era yo la que le tomaba de los hombros al mismo tiempo que detallando cada uno de sus rasgos, comprobando que veía mejor "no tiene sentido, no recuerdo a detalle las cosas, deje cabos sueltos, aunque mi vista por fin me permite ver a detalle las cosas"

Le solté y respire hondo—Si, lo he matado—aseguré con un tono neutro.

Mi respuesta sobresalto a Anel a tal grado que sus ojos no podían abrir más de la sorpresa —¡¿Por qué?!—exclamó mientras batía sus manos de un lado a otro —¡Ya estabas condenada a cadena perpetua, ahora pueden llegar a dictarte pena de muerte— grito mientras comenzaba a caminar en círculos en su puesto.

Observe como comenzaba a exclamar y hablar ella sola, eso sin duda me desesperaba a tal grado que prefería salir de aquel hermoso lugar, tomar una bola de nieve y comenzar a enfriarle los ánimos, por lo tanto tome cartas en el asunto —¿Vamos a jugar al bosque?—pregunte mientras la tomaba de la mano y comenzaba a caminar delante de ella, sin dejar que respondiera a mi pregunta-orden.

Pero sin duda la reacción que quería no sucedió, Anel se quedó petrificada en su lugar—¡No entiendes la gravedad de esto!—exclamó mientras se soltaba de mi agarre de manera brusca, lastimando así las palmas de mi mano, que apenas habían dejado de sangrar.

Ahora la exaltada era yo, sin duda había recuperado el sentido de dolor y mi falta de paciencia—No entiendes tú, la sencillez de esto—dije recalcando el "tú", mientras comenzaba a caminar en dirección a la salida.

"Mi sangre, corría sin razón por mis palmas lastimadas"

"—Serena, no quiero ver tu sangre fuera de ese cuerpecito, al menos que se derramé por una razón justa, entendido pequeña Rosita— ordena de manera cariñosa mientras peinaba mi largo cabello"

Sentí una punzada en la cabeza, que me mareo durante un momento, justo en el momento en el que Anel estaba por llegar a mi lado.

"No se demuestra signo de debilidad"

Aun con el dolor punzante solté una risilla—Bien hecho Anel—dije mientras me detenía, provocando que esta chocara conmigo.

Sentí un gemido detrás de mí, por lo que me gire y pude ver como Anel había caído sentada —¿Por qué?—pregunta tirada justo en la entrada de la cueva.

Me reí nuevamente mientras miraba "disimuladamente" las zarzas y enredaderas secas del contorno de esta —Al fin te sale un hechizo básico, como es la eliminación de la flora—dije en tono burlón , mientras está se sonrojaba de golpe.

Se paró de golpe mientras se acercaba hasta mí, quedando frente a frente —¡Serena tu...!— le tape la boca rápidamente a lo que esta quedo confundida.

La mire a los ojos para que captara que un poco lo que deseaba trasmitir—Ya hemos salido de la cueva, me están buscando y ...—La interrumpida ahora fui yo, mientras decía mi sermón.

Mediante el reflejo de los ojos de Anel le observe un chico de tes blanca, cabello rojo y unos ojos verdes exóticos— Serena, venga conmigo— ordenó de manera neutra mientras me giraba de golpe.

Rabia, coraje e ira, se adueñaron de mi ser, ahora solo depende de que tanto control pueda tener sobre mí.

En un jardín de mala hierba, busquemos una rosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora