capítulo 4

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De camino a casa hicimos una parada en dolce amore, un restaurant de comida italiana. No era muy buena concinando y tampoco pretendía quedar mal con Macarena. Cada una pidió lo que deseaba cenar, después de esperar un poco. retomamos nuestro destino. Abrí torpemente la puerta del departamento, mientras que ella sostenía las bolsas de la cena.
—pasa —le dije, mientras me hacía de lado para permitirle el paso.
—Que lindo está tú depa Barbie — sus ojos curiosos recorrían el lugar.
—Gracias, la verdad es que está hecho un desastre —reí al mirar el cesto de la ropa sucia en medio de la sala.
retiré las bolsas de sus manos y las llevé a la barra de la cocina. Ella me miraba atenta entrelazando sus dedos, traté de cerrar la puerta a los nervios que amenazaban con salir. Comenzé a organizar la comida en dos platos, saqué una botella de vino de la barra y comenzé a buscar el destapa corchos
—Te ayudo —se ofreció Maca, poniéndose a mi lado y subiendo un poco las mangas de su blusa, para evitar mancharlas.
—Gracias —su cercanía provocaba en mí una sensación inexplicable.
Hoy quería hacer algo diferente. Romper un poco con la rutina así que llevé los platos hasta la sala y los coloque en la mesita de centro, bajé los cojines del sofá y los puse sobre la alfombra para que pudiéramos sentarnos. Maca me siguió con la botella de vino y las copas. Abrí las persianas para dejar entrar la tenue luz de la luna que hoy brillaba resplandeciente.
—la vista desde aquí es muy linda —soltó
—si, lo mismo pensé el día que elegí el departamento, hace dos años.
—No hablaba de tu depa —sus ojos azules estaban centrados en los míos y entonces entendí.
—qui....eres que te sirva un po..co de vino? —le pregunté.
Me quedé en silencio y ví como sus ojos se alargaban en una sonrisa que reflejaba total diversión.
—Me encanta la forma en que te sonrojas, sólo estaba bromeando evidentemente hablaba de tu depa —dijo entre risas.
—Sabia que estabas bromeando —intenté disimular.
—y sí quiero vino —me dijo, mientras tomaba una de las copas.
—Espero te guste. Es uno de mis favoritos —le dije, mientras servía un poco de Malbec de reserva en nuestras copas.
Ella levantó un poco su copa y su rostro paso de una sonrisa a la seriedad total.
—por el placer de que nuestras vidas coincidieran y por el inicio de una amistad maravillosa.
—por muchos momentos increíbles y por lo maravillosa que es la vida —agregué mientras levantaba mi copa imitando su acción.
Después de chocar nuestras copas ella llevó la suya a sus labios y entré cerró los ojos disfrutando el sabor. Yo hice lo mismo amaba el sabor agridulce que dejaba en mi boca. Encendí el equipo de sonido y música suave de fondo comenzó a sonar. Cenamos entré pláticas adsurdas y diverttidas. Maca no sólo era hermosa físicamente también tenía un espíritu libre y soñador. Sin darnos cuenta la botella de vino había bajado a la mitad. Los nervios y todas las barreras habían desaparecido, éramos dos personas que parecían conocerse de toda la vida.
—llevaré los platos a la cocina —dije levantandome torpemente de la alfombra.
—Déjame hacerlo —se puso de pie y comenzó a acomodar los platos uno sobre otro.
—No, de verdad. Yo puedo hacerlo —traté de ocultar lo mareada que me sentí en ese momento.
—Te parece si mejor tú buscas una peli y yo los llevo.
Su idea me agradó después de todo, yo aún no tenía sueño y lo único que quería era seguir conociendo más de ella. Cuando encontré la película perfecta , el mareo que sentí al levantarme había desaparecido. Comenzé a caminar a mi habitación, me puse una pijama y busqué una para Maca. Cuando regresé a la sala. Ella ya se encontraba sentada en la alfombra. Me recorrió con una sonrisa divertida.
—Linda pijama  —sus largos dedos se extendieron, señalando mi playera con un oso gigante plasmado en el frente.
—Dejé una para ti, en la cama de mi habitación. Para que te sientas más cómoda —musité.
—Gracias —dijo poniéndose de pie la guíe hasta la puerta de mi habitación y le dí su espacio.
Me acomodé en el sofá y coloqué una frazada sobre mis piernas. Unos instantes después Maca regresó a la sala con mi pijama favorita puesta, se sentó a mi lado mientras yo ponía en play la película. Después de comer algunas frituras y seguir bebiendo Malbec, nuestra conversación se fue haciendo más profunda. Terminé por contarle a Maca de mi fallida relación con Gonzalo y su drástica decisión de terminar después de varios años.
—Algunas mujeres nacimos para ser libres y perseguir nuestros sueños, no te sientas mal por ser fiel a tus ideas —Me animó.
—No puedo, dejar de sentirme culpable. No quería lastimarlo  —le dije, hechando la cabeza hacia atrás.
—El amor no es una jaula, hubieras cometido un gran error al abandonar tus sueños.
—solo espero que mi decisión sea acertada.
—Eso no lo sabrás hasta que llegue la persona correcta —la libertad y la madurez con la que Macarena se expresaba. La hacía ver como si hubiera vivido ya mil años.
—cuéntame de ti, no quiero seguir abrumandote con mis decepciones amorosas —expresé en medio de un sonrisa lasiva.
—Bueno, ya te he contado muchas cosas pero ¿que quieres que te cuente exactamente?
—¿Tienes novio? —Mi inconciente había salido para hacerme de nuevo un jugarreta.
Ella tomó su copa y se terminó el vino de un sólo trago. Después de hacerle esa pregunta, sentí Maca se tenso un poco, mordió su labio inferior y pasó una de sus manos por su cabello.
—Estoy saliendo con alguien, pero aún no tenemos una relación —me explicó. Y yo sentí que algo dentro de mí se estrujó.
—No entiendo como no te ha pedido que seas su novia. Sí eres realmente hermosa en todos los sentidos  —pronuncié arrastrando un poco las palabras. el alcohol me hacía sincerarme y mi inconciente sonreía victorioso.
—Es complicado de cierta manera. Ella vive en Buenos aires y yo estoy aquí.
La miré inexpresiva y cuando estaba a punto de hablar, ella me interrumpió.
—si, es una chica.
—insisto, debe estar ciega para no pedirte que seas su novia —le dije.
Pudé observar como sus mejillas se teñian de rojo y yo realmente, me sentía feliz de haber dejado mi timidez encerrada en un cajón. Para esos momentos la botella de vino se había terminado. Maca se fue acercando a mí y colocó sus piernas sobre las mías, la cubrí con la frazada y nos quedamos mirando la película.

Nota:
Sucedió un percance con la historia y tocó publicarla de nuevo, espero que la sigan disfrutando.

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