Capitulo 18

3K 103 43
                                    

Una "L" mayúscula de barro un tanto deforme pintada de azul, su color favorito y cubierta de purpurina del mismo color. Así a simple vista no es una gran obra de arte ni un gran tesoro, pero para Laia es un auténtico logro. Antes de salir de clase lo guardó con mimo en su mochila de unicornio para que no se la estropease en el autobús escolar. Y ahora está deseando sacarlo de su escondite y entregárselo a su receptor. Ese al que le ha costado tanto no contárselo como le indicó su hermana. Era tal su impaciencia por desvelar esa sorpresa, que ha hecho cómplice de ella a Natalia y han acordado entre ambas cómo darle el regalo a Luis. Es por ello que ahora que han acabado de comer ambas tiran de los brazos de Luis para que las acompañe a la habitación

- Laia... ahora no podemos jugar hay que acabar tu maleta que tu hermana vendrá a por ti dentro de poco- las explica

- No pasa nada- excusa la niña

- Natalia, tu eres más mayor compórtate- pide en vano a la otra niña

Cuando consiguen arrastrarle a la habitación que ambas comparten con otras dos niñas, o más bien, cuando consiguen que Luis las siga hasta allí. Natalia cierra la puerta para quedarse fuera y comprobar que nadie les ve mientras Laia busca su mochila de unicornio

- ¿Se puede saber que hacéis? Vais a estar castigadas las dos- las advierte

- Shh es una sorpresa- le indica la niña abriendo ya su mochila- cierra los ojos y abre la mano le pide

- Y esto por qué- dice extrañado de todo lo que han montado

- Hazme caso...- se queja Laia dando pequeñas patadas al suelo demostrando cierta rabia

Luis decide obedecer para acabar así cuanto antes con lo que sea que han planeado y poder hacer la maleta antes de que venga Aitana. Cuando extiende su mano nota como las pequeñas manos de la niña posan en ella un objeto pequeño que no pesa demasiado

- Ya- le indica Laia

Cuando abre los ojos ve un llavero, en el que se distingue una "L" mayúscula azul

- ¿Y esto?- pregunta colgándoselo en el dedo

- Es para ti- contesta

- Laia... ¿no era un llavero lo que estabais preparando en el cole por el día del padre?- recuerda

- Sí- le da la razón con una sonrisa

- Cielo, esto no puede ser para mí- dice dejando una leve caricia en la mejilla de la niña

- Sí- le indica ella asintiendo con un movimiento de cabeza- la tata me contó que papá donde está no puede usar llaveros y que es mejor regalárselo a alguien que haga ahora lo que hacía mi papá- explica con rapidez- leer cuentos, ayudarme en el baño, tirarme del pelo cuando me peina, hacerme cosquillas...- empieza enumerar

En los ojos de Luis se ha instalado un brillo difícil de definir, todo lo que le acaba de explicar esa pequeña genera un auténtico huracán de emociones. Ya no solo por lo que implica en su relación con Laia, sino en lo que implica en su relación con Aitana. La catalana ha convencido a su hermana para que él sea merecedor de ese regalo. Y parecerá una tontería, no tendrá un gran valor económico, pero lo cierto es que en todo este tiempo en el que ha estado independizado nunca ha encontrado un llavero que le convenciera lo suficiente como para comprarlo... y es por eso por lo que sus llaves lucen desnudas. Ahora, sin embargo, se está muriendo por dentro por ver esa "L" azul de purpurina entre sus llaves.

- Gracias renacuajo- susurra mientras acerca a la niña a su cuerpo y le da un abrazo

- ¿Te ha gustado?- pregunta Laia aún en sus brazos

OhanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora