Capitulo 23

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Ya han dejado a una Miriam que a través de su mirada ha enviado un mensaje a Luis de que la debe una explicación. Y ahora están en su coche: Amaia atrás apoyada en la ventanilla, Aitana de copiloto hecha un ovillo y manchando con sus botines de tacón una vez más la tapicería del coche... No dice nada y nadie parece estar dispuesto a decirlo, al menos Aitana hacía rato que no lloraba

- Ya hemos llegado- rompe el silencio Luis

- Gracias- dice con una sonrisa cansada Amaia mientras se desabrocha el cinturón

La joven al ver que su amiga no reacciona asoma su cabeza por el hueco del medio de los asientos delanteros

- Vamos Aiti, que ya estamos en casa...- la indica tocándola el brazo

- No quiero ir a casa- pronuncia la chica del flequillo

Luis y Amaia se miran algo confusos sin entender qué la pasa para tener esa actitud

- Es tarde...- toma la palabra Luis intentándola convencer de que lo mejor es que duerma

- Tienes razón, da igual- reacciona ella quitándose el cinturón

Y entonces ambos parecen entender lo que la joven quiere, pero no se atreve a pronunciar

- Espera- dice él agarrando su muñeca

- Yo voy entrando que tengo mucho sueño- indica Amaia dejándoles intimidad- si necesitas algo me despiertas- le dice a su amiga dejando un beso en su mejilla- gracias Luis- vuelve a agradecer al bajar, obteniendo un guiño del gallego como respuesta

Una vez Amaia baja del coche, Luis vuelve a arrancarlo

- ¿A dónde vamos?- pregunta ella

- Has dicho que no querías ir a casa, pues vamos a ver el caos desde fuera, la última vez te sirvió- afirma encogiéndose de hombros

Ella por primera vez desde que se la han encontrado esa noche, curva sus labios en lo que parece una sonrisa. Cuando aparca el coche la indica que espere mientras se baja con rapidez. Aitana nota como coge algo del maletero y pronto percibe que abre su puerta

- Toma- dice tendiéndola una pequeña manta- sino te vas a quedar helada...

- No pensaba estar mucho en la calle cuando salí de casa- se justifica ella

- Estás muy graciosa con vestido, tacones, manta y escalando una montaña- exagera él mientras caminan para provocar precisamente lo que consigue, la sonrisa de ella

Llegan a la cima, a su lugar en ese parque y Aitana se sienta antes de que él diga nada

- ¿Por qué no te has enfadado al saber que estaba con Raoul hoy?- pregunta mirando a la ciudad ella

- Amaia me contó que fuiste a cenar con él, ya lo sabía- contesta él- ¿qué pasó?

- Todo ha cambiado- empieza a explicar aún sin mirarle- no lo recordaba así...

Luis está a su lado con las piernas estiradas apoyado sobre sus manos que reposan ligeramente por detrás de él, observándola con cierta distancia. Ella sin embargo, está hecha un gurruño abrazada a sus piernas

- Así ¿cómo?- pregunta haciendo un leve movimiento con la cabeza

- Estuvimos con sus padres, les conozco casi desde que tengo memoria- le cuenta- sin embargo, hoy me sentí una extraña en esa mesa, me sentía juzgada, fuera de lugar... Se supone que había venido a Madrid un pedacito de Barcelona y yo no casaba...- dice con el ceño algo fruncido

- ¿Es por eso por lo que te fuiste y te encontramos así?- pregunta él

La joven niega con la cabeza haciendo que se despeine el flequillo y es Luis el que toma la iniciativa de colocárselo, sabiendo lo mucho que la incómoda que no esté en su sitio. Ese hecho motiva que en el rostro de Aitana se dibuje una ligera sonrisa, que pronto desaparece al retomar el relato

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