Capitulo 8

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Arranca el coche pues aun le quedan unas cuantas horas de viaje, horas en la que podrá pensar en que va a hacer o decir exactamente. Pensó que sería más difícil, pero ayer cuando volvió su hermana a casa parecía esperarse esa decisión e incluso le parecía buena. Claro que pedirse unos días para tomar distancia con ese lugar era lo más parecido a dejar ese trabajo, que es lo que le había sugerido ella en varias ocasiones. Lo único que le ha pedido es que no avise a su tía, ya le verá allí cuando llegue. No quiere que le esté llamando cada dos por tres o se preocupe por lo rápido o lento que hace el viaje. Su hermana ha aceptado a cambio de adoptar ella un papel parecido, pues le ha insistido en que la avise en cuanto esté en Ourense.

Durante la primera hora viaje no piensa demasiado, está aun cansado y suficiente tiene con centrarse en la carretera. Pero justo al dejar atrás la comunidad de Madrid sus pensamientos van a Aitana, la joven del flequillo... No entiende por qué, pero por un momento se le pasa por la cabeza llamarla y avisarla así de que va a estar fuera de la ciudad unos días. Eso no sería muy ético, pues tiene su teléfono por cuestiones laborales, piensa. Pero tampoco es muy profesional que le vaya filtrando información de su hermana a la salida del trabajo... Una vez más, ahí están esos límites, límites que desde que ha llegado Laia ha jugado a saltarse como si de una comba se tratase. Límites que por otro lado, su hermana aplaude y regaña según la parezcan moralmente mejores o peores. Y es por eso, porque no tiene claro que es más correcto o mejor aún, porque no tiene claro la finalidad real de llamar a la chica por lo que decide que lo mejor es no llamar. Tomarse ese respiro y desconexión del trabajo como lo que es y por tanto desconectar. Porque al final Aitana, mientras Laia esté en ese centro de menores pertenece de alguna manera a su trabajo. Además, siempre que han interactuado ha sido por Laia ¿no? Y Laia es un motivo laboral, se repite. Esta última idea tiene que repetírsela mucho, pues es la debilidad hacia esa niña la que le está haciendo realizar ese viaje.

...

Está algo nerviosa, realmente retomar sus estudios es algo que por un momento vio cómo perdido pero que le hace poner un poco de luz en esta especie de pesadilla que está viviendo. Aunque su emoción está patente, también están presentes los miedos... ¿serán muy diferentes las clases? ¿Se sentirá desplazada? No deja de ser una chica nueva que va a aparecer a mitad de curso en segundo de carrera... Intenta borrar de su cabeza todos esos fantasmas y centrarse únicamente en que va a poder continuar ese sueño que ya tenía desde chiquitita, cuando montaba en casa desfiles con sus muñecas.

Camina mirando en la pantalla de su teléfono la clase a la que ha sido asignada, tal es su concentración que sólo despierta de ese letargo cuando su cuerpo impacta contra otro

- Ay perdón- se disculpa

- No te preocupes, ¿buscas algo?- pregunta una chica rubia posiblemente de su edad

- La verdad es que ando desorientada... es mi primer día- se excusa

- ¿Primer día?- pregunta la chica extrañada

- Si bueno...- empieza hablar insegura- solicité un traslado desde Barcelona

- ¡Qué guay!- se muestra bastante ilusionada la chica- ¿Primer curso?- la pregunta de nuevo

- No, segundo- contesta Aitana

- Anda... pues entonces vamos juntas... Vamos, que nos toca en el taller, Materiales y tecnología 2- dice enumerando la próxima clase que tienen

Aitana camina sin pensar mucho en lo que acaba de pasar dejándose llevar por la energía de esa jóven, que pese a sus miedos, parece que va a aceptarla bien. Cuando entran al aula hay un corrillo de personas, mayoritariamente chicas

OhanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora