Capítulo 19

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Al día siguiente...

Mi Nina oponiéndose a que yo volviera a juntarme con Joey, hice oídos sordos, y ya más repuesta, me levanté de la cama y comencé a alistarme.

Mi Nina viéndome frente al espejo, se me acercó.

_ Hija ¿Estás segura de lo que haces? Ese hombre me lo contó todo ayer. Sé que es un hombre casado – di un suspiro de pesadez.

_ Lo sé Nina...

_ Y si lo sabes ¿Por qué volverás a salir con él hoy entonces? ¿No has pensado que él solo quiere jugar contigo?

_ No Nina. Joey jamás me haría algo así

_ ¿Y cómo estás tan segura de eso?

_ Porque lo vi, vi a través de él y sé que me quiere, al igual como yo lo quiero a él

_ Aunque así fuera, él sigue estando casado y no creo que quiera cambiar su vida, que ya tiene, solo por ti – aquello me entristeció y con pesar agregué:

_ Joey se irá mañana, Nina

_ ¿Qué?

_ Se irá y no volveremos a vernos nunca más.

_...

Se me llenaron los ojos de lágrimas y mi Nina me abrazó.

_ Quizás sea lo mejor. Sé que lo amas hija, pero ese hombre no es para ti...

Caminaba por la costanera, rumbo a la playa. Habíamos quedado de juntarnos ahí, en nuestro lugar de siempre...

Compraba artesanía, frente a la playa, cuando me vio llegar. Su sonrisa irradió de inmediato. Yo también le sonreí.

_ ¿Cómo estás? ¿Amaneciste mejor? – lo miré con destellos.

_ Si. Gracias. Estoy mucho mejor

_ Me alegro mucho – me sonrió intenso y yo me perdí en su sonrisa.

_... ¿Y qué estabas comprando?

_ Artesanía de mimbre. Es increíble el trabajo que hacen con estas lindas figuras. Me encantan – volví a sonreírle y él me miró con ternura - Averigüé de un restaurante que sé que te gustará.

_ Genial – dije con entusiasmo y él contento, volvió a sonreírme y tomados de la mano, nos fuimos caminando por la costanera.

Riéndonos, nos detuvimos a la orilla del mar y Joey me miró perdidamente.

_ Cuando lleguemos a ese restaurante y nos sirvan la primera copa de vino, quiero que hagamos un brindis – le sonreí.

_ ¿Y por qué brindaríamos?

_ Por habernos conocido niña mía

Lo miré con mi corazón fascinado y contento, y sin más, nos besamos largamente, frente a las suaves y tranquilas olas de la playa.

Vimos el restorán, salimos de la costanera y entramos...

Aquel lugar era muy lindo y elegante. Tenía una amplia y fascinante vista al mar.

Nos sentamos junto a un gran ventanal, donde pudiéramos contemplar el mar a nuestro antojo. Lo miré por un momento y luego, miré a Joey. Él estaba mirándome.

_ Te gusta mucho el mar

_ Si, me encanta

_ Es, por eso, que quise que viniéramos precisamente a este lugar, porque sé que el mar es muy especial para ti – lo miré con destellos y él siguió mirándome de esa tierna y apasionada manera.

_ Lo es, al igual que tú lo eres para mí...

Me miró perdidamente y yo con mis mejillas enrojecidas, no controlé el impulso, acerqué mis labios a los suyos y Joey también acercó los suyos a los míos y nos besamos.

Nos sonreímos como si fuéramos dos jóvenes enamorados y con risas e ilusiones, comenzamos a leer el menú. Estábamos muy felices.

No podía dejar de sonreír, me sentía como si todo se me hubiera hecho realidad y plena, Joey volvió a mirarme y me sonrió enternecido y realizado por completo.

Nos sirvieron el mejor de los vinos de la carta, vino chileno claro, porque a él le encantaba y con la copa en la mano, me sonrió con coquetería.

_ ¿Quieres acompañarme para hacer el brindis? – yo le sonreí de igual manera y levanté también mi copa.

_ Entonces ¿Por qué vamos a brindar? – me miró con destellos.

_ Vamos a brindar por habernos conocido. Por haberte conocido Stephanie – lo miré perdidamente enamorada, él me sonrió y los dos hicimos nuestro brindis especial.

Ambos comiendo y bebiendo, nos mirábamos y tornábamos a sonreírnos con alegría y complicidad.

_ ¿Me olvidarás cuando estés allá en Londres?

_ No. Aunque, mañana tenga que irme, créeme que nunca te olvidaré – se me hizo un nudo en la garganta.

_ Yo tampoco lo haré nunca – me miró perdidamente enamorado y su corazón se estremeció y se sintió ahogar. Pensó en aquello, se armó de valor y volvió a mirarme.

_... Quiero darte algo niña mía

_ ¿Qué cosa?

Nervioso, sacó un sobre plateado de su camisa y me lo pasó. Yo un poco sorprendida, lo miré, con mi corazón alborotado, ardor en mis mejillas y luego miré aquel sobre en mis manos.

Joey me sonrió.

_ Ábrelo. Espero que te guste – le sonreí y comencé a abrir aquel sobre plateado.

El corazón más me brincó de alegría y de encanto al leer unas dulces y románticas frases de amor. Era una canción.

Miré a Joey y él fijo en mí, yo la seguí leyendo.

Me sonrió.

_ ¿Qué te parece? – le sonreí.

_ Te quedó muy bonita. Me ha encantado – me sonrió enternecido.

_ Me alegra mucho que te guste. La escribí para nuestro próximo nuevo disco

_ Es muy tierna. Será una gran canción – los dos nos miramos perdidamente.

_ La verdad, esa canción la escribí para ti – se me alborotó el corazón.

_ ¿Para mí?

_ Así es mi amor...

<< Mi amor >>

<< Me dijo mi amor >>

Lo miré amándolo con todo mi corazón y él embelesado, no se pudo contener más y me tomó en sus brazos. Me levantó un poco y me besó sin temor. Se sintió el hombre más feliz, libre y maravilloso de todos.

&quot;Todo cambió cuando te conocí&quot; { Joey Tempest } (Reeditada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora