Si bien hemos debido describir bastante extensamente el sistemamanufacturero porque es una creación enteramente nueva de la eraindustrial, podremos ser tanto más concisos en el estudio de la suertede los obreros de otros sectores, ya que a ellos se aplica lo ya dichoacerca de los proletarios industriales en general, o lo expuesto sobreel sistema manufacturero en particular. Por tanto, sólo tendremos queindicar en qué medida el sistema industrial ha sabido invadir lasdiversas ramas industriales y lo que, por otra parte, hay allí todavía decaracterístico.Las cuatro ramas industriales a las cuales se aplican las leyesfabriles son las de la confección de telas para el vestido. Será mejorcomenzar inmediatamente por los obreros a quienes esas fábricassuministran la materia prima, primeramente los fabricantes decalcetería de Nottingham, Derby y Leicester. El Children's EmploymentReport observa respecto de esos obreros, que la duraciónparticularmente larga de su trabajo (impuesta por los bajos salarios)añadida a la obligación de permanecer sentados, y la fatiga ocularprovocada por la naturaleza misma de su trabajo, debilita en generalsu organismo y en particular su vista. Por la noche no puedentrabajar sin un alumbrado potente, y por eso los tejedores utilizanhabitualmente bolas de vidrio para concentrar la luz, lo que es muyperjudicial para los ojos. A los cuarenta años casi todos tienen queusar espejuelos. Los niños que se emplean para el encanillado y lacostura (de los dobladillos) sufren de ordinario de graves daños a susalud y a su constitución. Trabajan desde la edad de seis, siete u ochoaños, de 10 a 12268horas diarias en pequeñas habitaciones con aire viciado. Muchostienen vahídos durante el trabajo, devienen demasiado débiles paraocuparse en las labores domésticas más sencillas, y tan miopes quedeben usar espejuelos desde la infancia. Los comisionados hancomprobado en un gran número de ellos, los síntomas de escrófulas, ylos industriales con frecuencia rehusan dar trabajo en la fábrica,debido a su decaimiento, a muchachas que han realizado ese génerode trabajo. El estado de esos niños es "una mancha infamante paraun país cristiano", y se expresa el deseo de que intervenga unaprotección legal (Grainger Rept. App., Pt. I, p. F. 16, pp. 132 a 142). Elinforme sobre las fábricas añade que los obreros calceteros son lospeor pagados de Leicester; ganan seis chelines y, a costa de esfuerzosagotadores, siete chelines por semana, trabajando de 16 a 18 horasdiarias. Antes ganaban 20 ó 21 chelines, pero la introducción detelares mayores ha arruinado su oficio; la gran mayoría trabajatodavía en telares antiguos y primitivos, y sólo puede lucharpenosamente con el progreso de las herramientas. Por consecuencia,también en esa rama, ¡todo progreso es una regresión para el obrero!Pero a pesar de todo, dice el comisionado Power, los obreros calceterosestán orgullosos de ser libres y de no tener campana de fábrica que lesmida el tiempo de comer, de dormir y de trabajar. En lo que concierneal salario, la situación de esta clase obrera no es mejor que en 1833,fecha en la cual la comisión de fábricas hizo las indicacionesanteriores; la competencia de los calceteros sajones -quienes ellosmismos apenas tienen qué comer- se encarga de ello. La competenciaderrota a los ingleses en casi todos los mercados extranjeros y, encuanto a las calidades inferiores, en el propio mercado inglés. Elcalcetero alemán patriota, ¿no debe regocijarse de que su propiahambruna reduzca al calcetero inglés al paro forzoso, y no continuaráayunando orgullosa y gozosamente puesto que el honor de Alemaniaexige que su plato esté lleno sólo a medias? ¡Ah, linda cosa lacompetencia y la "emulación de los pueblos"! En el MorningChronicle, también un periódico liberal, el diario de la burguesía "porexcelencia"66, se hallan, en diciembre de66 Par excellence: en francés en el texto alemán.2691843,algunas cartas de un calcetero de Hinckley sobre la situación desus compañeros de trabajo. Entre otras cosas, él habla de 50 familias,321 personas en total, que viven de 109 telares mecánicos; cada telarproducía por término medio 5 1/6 chelines, cada familia ganaba unpromedio de 11 chelines 4 peniques por semana. De esta suma habíaque deducir para el alquiler el arrendamiento del telar, el carbón, laluz, el jabón, las agujas, en total 5 chelines 10 peniques, de modo quequedaba por persona y por día para la alimentación 11/2 peniques, osea, 15 pfennigs prusianos y estrictamente nada para el vestido. Diceel calcetero:"Ninguna mirada ha vislumbrado, ningún oído ha escuchado, yningún corazón ha podido experimentar, ni siquiera la mitad de losmales padecidos por esas pobres personas."Se carecía completamente de camas, o sólo había una dondehacían falta dos; los niños corrían en harapos y descalzos; conlágrimas en los ojos, los hombres decían: "Hace mucho, mucho tiempoque no comemos carne, y casi hemos olvidado qué gusto tiene"; yalgunos terminaban por trabajar el domingo, aunque ésa fuese laúltima cosa que perdonara la opinión pública, y aunque la bataholadel telar se oía en toda la vecindad."Pero, decía uno de ellos, contemple, pues, a mis hijos y nopregunte más. La miseria es lo que obliga a ello; yo no puedo y noquiero oír eternamente a mis hijos pedir pan, sin tratar el últimorecurso por obtenerlo honestamente. El lunes pasado, me levanté alas dos de la mañana y trabajé hasta cerca de la medianoche; losotros días de seis de la mañana hasta las once o doce de la noche.Ya no puedo más, no quiero dejarme morir. Ahora, termino eltrabajo cada noche a las diez y recupero el tiempo perdido eldomingo."Respecto a 1833, el salario no ha aumentado ni en Leicester ni enDerby ni en Nottingham, y lo peor es que, como ya hemos dicho, elsistema de pago en especie se ha extendido mucho en270Leicester. Por tanto no es de asombrar tampoco que los obreroscalceteros de esta región hayan participado muy activamente en losmovimientos obreros de manera tanto más vigorosa y eficaz cuantoque se trata de los hombres que la mayor parte del tiempo hacenfuncionar los telares ellos mismos.En la misma región donde viven los obreros calceteros, se hallaigualmente el gran centro de fabricación de encajes. En los trescondados que hemos citado, hay 2760 máquinas de fabricar encajes,mientras que sólo hay 787 de ellas en todo el resto de Inglaterra. Lafabricación de encajes ha llegado a ser muy compleja, debido a unarigurosa división del trabajo, y cuenta con un gran número de ramas.En primer lugar, hay que enrollar el hilo en carretes, y este trabajo lorealizan jovencitas de 14 años y más (winders); después los carretesson colocados en la máquina por muchachos de ocho años y más(threaders), que deslizan después el hilo en pequeños huecos (cadamáquina tiene unos 1800 de ellos) y lo dirigen según su aplicación.Luego el obrero confecciona los encajes que salen de la máquina enforma de una ancha pieza, que niños pequeñitos, al levantar los hilosque los unen, dividen en varias cintas de encaje. Esta operación sellama running o drawing lace y los niños se llaman los lace-runners.Por último, los encajes son preparados para la venta. Las winders, aligual que los threaders, no tienen tiempo de trabajo fijo, ya que seexige su presencia desde que son devanados los carretes de unamáquina; y como los obreros trabajan de noche también, pueden serllamados a cualquier hora a la fábrica o al taller del tejedor. Lairregularidad de este empleo, el frecuente trabajo nocturno, laexistencia desordenada que de ello resulta, provocan un gran númerode padecimientos físicos y morales, en particular relaciones sexualesprecoces y licenciosas, punto sobre el cual todos los testigos están deacuerdo. El trabajo propiamente dicho es muy perjudicial para lavista; aunque de manera general no causa un daño permanente paralos threaders, provoca sin embargo inflamaciones oculares e271incluso -durante la operación de enhebrar- dolores, lagrimeo, bajamomentánea de la acuidad visual, etc. Pero en cuanto a las winders,se ha confirmado que su trabajo afecta gravemente a los ojos, y queaparte de inflamaciones frecuentes de la córnea, con frecuenciaprovoca la catarata gris y negra. El trabajo de los propios encajeros esmuy fatigoso, porque con el tiempo las dimensiones de las máquinashan llegado a ser cada vez más grandes, de modo que actualmente nohay prácticamente otras que aquellas que son operadas por treshombres, turnándose cada cuatro horas; de ese modo ellos trabajanen total las 24 horas y cada uno 8 horas diarias. Se ve así claramentepor qué las winders y los threaders tienen que trabajarfrecuentemente de noche, a fin de que la máquina no esté paradamucho tiempo. Por otra parte, enhebrar el hilo de los carretes en las1800 aberturas ocupa en efecto a tres niños durante dos horas. Variasmáquinas son igualmente movidas por el vapor y así los hombrespierden su empleo, y como el Children's Employment Report no hablaconstantemente sino de "fábricas de encajes", donde se empleanniños, parece que se puede concluir de ello que recientemente, o bienel trabajo de los encajeros ha sido concentrado en los grandes talleres,o bien la utilización de telares de vapor es ahora bastante general. Enambos casos: progreso del sistema industrial. Sin embargo, el trabajomás malsano es el de los runners, que son en su mayoría niños desiete años, incluso de cinco o cuatro años. El comisionado Graingerhalló hasta un niño de dos años utilizado en ese trabajo. Seguir con lavista un solo y mismo hilo, que se saca después con la ayuda de unaaguja de una trama artificialmente entremezclada, es un trabajo muyfatigoso para los ojos, en particular cuando hay que hacerlo, como escostumbre, durante 14 a 16 horas diarias. En el mejor de los casos, laconsecuencia es una miopía aguda; en el peor, sobreviene unaceguera incurable debida a la catarata negra. Pero además, el hechode estar constantemente sentado en una posición abarquillada,resulta para los niños en un estado de debilidad, la estrechez de lacaja torácica y, como consecuencia de una mala digestión, lasescrófulas. En casi todas las muchachas se descubren problemas enel funcionamiento del útero, así como una272desviación de la columna vertebral, de moda "que puede reconocerse atodas las runners por su modo de andar". El bordado de los encajesimplica las mismas consecuencias penosas para la vista y para elorganismo en general. Todos los testimonios médicos están deacuerdo en subrayar que la salud de todos los niños empleados en laconfección de encajes sufren por ello considerablemente, que esosniños son pálidos, desmedrados, enclenques, demasiado pequeñospara su edad y también mucho menos capaces que otros niños deresistir las enfermedades. Sus padecimientos más comunes son:debilidad general, vahídos frecuentes, dolores de cabeza, en loscostados, en la espalda, en las caderas, palpitaciones del corazón,náuseas, vómitos, y falta de apetito, desviación de la columnavertebral, escrófulas y tisis. Sobre todo la salud del organismofemenino es continua y profundamente minada: se quejangeneralmente de anemia, de partos difíciles y de abortos (Grainger,Informe, de punta a cabo). Además, el propio empleado subalterno dela Children's Employment Commission informa que a menudo los niñosse hallan mal vestidos o en harapos y que se les da una alimentaciónmuy insuficiente, casi siempre nada más que pan y té, y confrecuencia no comen carne durante meses. En lo que concierne a sumoralidad, él relata los hechos siguientes:"Todos los habitantes de Nottingham, la policía, el clero, losindustriales, los obreros y los propios padres de los niños afirmanunánimemente que el sistema actual de trabajo es un factor muyimportante de inmoralidad. Los threaders, en su mayoríamuchachos jóvenes, y las winders, en su mayoría muchachas sonllamados a la misma hora a la fábrica, con frecuencia en medio dela noche, y como sus padres no pueden saber cuánto tiempo sonnecesarios en la fábrica, tienen la mejor ocasión de establecerrelaciones poco convenientes y de vagabundear juntos después deltrabajo. Lo que ha contribuido no poco a la inmoralidad que, segúnla opinión de todos, hace estragos en Nottingham en proporcionesasombrosas. Por otra parte, la calma y la tranquilidad familiar enque viven esos niños y jóvenes son totalmente sacrificadas debidoa ese estado de cosas273enteramente antinatural."Otra rama de la fabricación de encajes, trabajar el bolillo, se lleva acabo en los condados, por otra parte agrícolas de Northampton,Oxford, Bedford y Buckingham, casi siempre por niños y personasjóvenes, que se quejan todos de la mala alimentación y raramentepueden comer carne. El trabajo en sí es muy malsano. Los niñostrabajan en pequeños talleres mal ventilados y confinados,continuamente sentados y encorvados sobre su cojín de encaje. Paramantener su cuerpo en esa posición, las muchachas usan un corsécon ballenas de madera que, dada la gran juventud de la mayoría deellas, y por ende sus huesos todavía tiernos, unido a la posiciónencorvada, deforma enteramente el esternón y las costillas,provocando un estrechamiento general de la caja torácica. La mayoríamuere de tisis, luego de haber sufrido cierto tiempo, a causa de esetrabajo sentadas, y de la atmósfera viciada, de los efectos másdolorosos (severest) de la mala digestión. Ellas no han recibido casininguna información, sobre todo de ningún modo moral, soncoquetas, y por esas dos razones su moralidad es muy deplorable: laprostitución hace estragos entre ellas casi en forma epidémica.(Children's Employment Commission, Burns Report.)Tal es el precio que paga la sociedad para comprar a las bellasdamas de la burguesía el placer de usar encajes, y, ¿no es un preciomuy barato? Simplemente algunos millares de obreros ciegos,simplemente algunas hijas de proletarios tísicas, simplemente unageneración raquítica de ese populacho, que trasmitirá suspadecimientos a sus hijos y también a sus nietos. ¿Qué es todo eso?Nada, absolutamente nada, nuestra burguesía inglesa guardará conindiferencia el informe de la comisión gubernamental, y continuaráadornando de encajes a sus esposas y a sus hijas. ¡Qué gran cosa esla serenidad de alma de un burgués inglés!Un gran número de obreros es utilizado en la fabricación de tejidosestampados en Lancashire, Derbyshire, y el occidente de Escocia. Enningún sector de la industria inglesa274el maquinismo ha alcanzado tan brillantes resultados, pero en ningúnotro tampoco ha oprimido tanto al obrero. La utilización de cilindrosgrabados, accionados por el vapor, el descubrimiento delprocedimiento que permite estampar con la ayuda de esos cilindroscuatro o seis colores a la vez, ha suplantado el trabajo manual tanperfectamente como las máquinas lo han hecho en el hilado y el tejidodel algodón; y esas nuevas instalaciones han eliminado de lasindustrias de estampado todavía más obreros que en la fabricación detelas. Un solo hombre, ayudado por un niño, hace con la máquina eltrabajo que 200 obreros hacían antes a mano; una sola máquinaproduce cada minuto 28 yardas (80 pies) de tejido estampado. Por esola situación de los obreros estampadores de tejidos es muy grave. Loscondados de Lancaster, de Derby, y de Chester producían (según lapetición de los obreros estampadores presentada a la Cámara de losComunes) en 1842, 11 millones de piezas de tela estampada; 100000habían sido estampadas a mano, 900000 en parte por máquinas, conla ayuda de estampadores manuales, y 10 millones por máquinassolamente, que estampaban telas de uno a seis calores. Como lasmáquinas son en su mayoría de construcción reciente, y seperfeccionan constantemente, el número de los estampadoresmanuales es demasiado elevado para la cantidad de trabajo disponibley está claro que una importante fracción -la petición habla de lacuarta parte del número total- se halla en paro forzoso completo,mientras que los demás por término medio sólo trabajan uno o dosdías, o a lo sumo tres días por semana. Leach afirma que, en unafábrica de tejidos estampados (Deeply Dale cerca de Bury, enLancashire), los estampadores manuales no ganan más de cincochelines por semana (Stubb. Facts, p. 47), mientras que él sabe, escierto, que los obreros que trabajan en las máquinas son bastantebien pagados. Por consecuencia, las fábricas de estampado de tejidosse hallan integradas completamente en el sistema manufacturero perosin estar sujetas a las limitaciones legales que les son impuestas.Ellas fabrican un artículo de moda y no tienen por tanto una duraciónde trabajo regular. Si tienen pocos pedidos sólo trabajan mediotiempo; si uno de sus modelos tiene éxito y los negocios275marchan bien, se trabaja diez, doce horas, incluso toda la noche. Muycerca de mi domicilio, inmediato a Manchester, había una fábrica deestampado que muchas veces estaba todavía alumbrada tarde en lanoche cuando yo regresaba a casa, y con frecuencia oí decir que allílos niños trabajaban tanto tiempo que trataban de aprovechar aescondidas algunos instantes de descanso y de sueño en las escalerasde piedra o en algún rincón de la entrada. Yo no sé con certezajurídica si eso es cierto; de lo contrario daría el nombre de la firma. Elinforme de la Children's Employment Commission es aquí muy evasivo;se contenta con señalar que en Inglaterra al menos, los niños sehallan bastante bien vestidos y alimentados (eso es muy relativo ydepende del salario de los padres), que no tienen ninguna instruccióny que moralmente no vale mucho. Nos basta pensar que esos niños sehallan sujetos al régimen de las fábricas y, remitiéndonos a lo que yahemos dicho al respecto, podemos proseguir.Nos resta poco que decir de los demás obreros empleados en lafabricación de tejidos para vestidos; los blanqueadores tienen untrabajo muy malsano que los obliga a respirar constantemente cloro,producto sumamente peligroso para los pulmones; el trabajo de lostintoreros ya es más salubre, en muchos casos hasta muy sano, puesrequiere la actividad del conjunto del cuerpo. Existe poca informaciónsobre la manera en que estas clases son pagadas, y esa es razónsuficiente para llegar a la conclusión de que su salario no es inferior ala media, pues si no ellos se quejarían. Los cortadores de terciopelo,bastante numerosos debido al gran consumo de terciopelo de algodóny cuyo número se eleva a 3000 ó 4000, han sufrido muchoindirectamente la influencia del sistema manufacturero. Lasmercancías que antes se fabricaban con telares manuales no unatrama muy regular y exigían una mano experimentada para cortar lasdiferentes hileras de hilos; desde que son fabricadas por telaresmecánicos, las hileras son perfectamente regulares, todos los hilos dela trama son rigurosamente paralelos y ya la cortadura no constituyeuna operación delicada. Los obreros dejados sin trabajo por lasmáquinas se precipitan sobre el corte276de los paños y su competencia hace bajar los salarios. Losindustriales han descubierto que pueden emplear a las mujeres y alos niños para cortar el terciopelo, y el salario se ha alineado al niveldel de las mujeres y los niños, en tanto que centenares de hombreshan sido eliminados del oficio. Los industriales descubrieronasimismo que podían hacer el trabajo más económicamente en sufábrica que en el taller del obrero, cuyo alquiler a fin de cuentas ellospagaban indirectamente; desde entonces, los pisos superiores, detecho bajo, de varios cottages convertidos en taller de corte delterciopelo se hallan vacíos o alquilados como viviendas, en tanto queel obrero ha perdido la libertad de elegir sus horas de trabajo y hadevenido esclavo de la campana de la fábrica. Un cortador deterciopelo, de 45 años, me ha dicho que recordaba los tiempos cuandose le pagaba 8 peniques la yarda por el mismo trabajo que ahora lepagan a un penique la yarda; desde luego, ahora podía tundir untejido más regular más rápidamente, pero ni con mucho lograba haceren una hora el doble de lo que hacía en el mismo espacio de tiempoantaño, de modo que su salario semanal ha caído a menos de lacuarta parte de lo que era. Leach da una lista de los salarios (Stubb.F. p. 35) que se pagaban en 1827 y en 1843 para diferentes paños, dela cual resalta que los artículos por los cuales se le pagaba, en 1827, 4d., 21/4 d., 23/4 d., 1 d. la yarda, en 1843 sólo se le pagaba 11/2 d.,3/4 d., 1 d., y 3/8 d., la yarda. Leach hace la siguiente comparaciónde salarios semanales promedio: en 1827, libras esterlinas 1-6-6 d.;libras esterlinas 1-2-6 d.; libras esterlinas 1; libras esterlinas 1-6-6 d.,y para los mismos artículos en 1843: libras esterlinas 0-10-0 d.; librasesterlinas 0-7-6 d.; libras esterlinas 0-6-8 d.; libras esterlinas 0-10, ypueden contarse por centenares los obreros que ni siquiera obtienenestos últimos salarios. Ya hemos hablado de los tejedores manualesde la industria de telas de algodón; los demás paños son fabricadoscasi exclusivamente por tejedores manuales que, en su mayoría, hansufrido al igual que los cortadores de terciopelo, la afluencia deobreros que perdieron su empleo por la introducción de máquinas yque, como los obreros fabriles, se hallan sujetos a una ley penalrigurosa en caso de fraude. Examinemos el caso de los277tejedores de seda. El fabricante de sederías Brocklehurst, uno de losmás importantes de Inglaterra, ha presentado ante una comisiónparlamentaria listas de sus libros, de donde resulta que, por losmismos artículos que en 1821 él pagaba 30 chelines, 14 chelines,31/2 chelines, 3/4 de chelín, 11/2 chelines, 10 chelines, en 1831 nopagaba más que 9 chelines, 71/2 chelines 21/4 chelines, 1/3 dechelín, 1/2 chelín, 6 1/4 chelines respectivamente, si bien aquí no seha hecho ningún perfeccionamiento a las máquinas. Ahora bien, loque hace Mr. Brocklehurst puede considerarse como un criterio válidopara toda Inglaterra. Resulta de esos mismos datos, que el salariosemanal promedio de sus tejedores, luego de todas las deducciones,se elevaba en 1821 a 161/2 chelines y solamente a 6 chelines en1831. Desde entonces, el salario ha bajado aún más. Los paños queen 1831 producían un salario de 1/3 de chelín o de 4 peniques layarda, en 1843 sólo producían 21/2 peniques (se trata de los singlesarnets67) y un gran número de tejedores rurales no pueden obtenertrabajo sino aceptando la confección de esos tejidos por 11/2 ó 2peniques. Hay que citar además las deducciones Arbitrarias68 osalario. Todo tejedor que viene a buscar estambre urdido recibe almismo tiempo una tarjeta donde de ordinario se lee: que se acepta eltrabajo a tales o cuales horas de la jornada, que un tejedor que nopuede trabajar por causa de enfermedad debe avisarlo a la oficinadentro de tres días, si no la enfermedad no será aceptada comoexcusa; que no se aceptará como excusa el que un tejedor diga que hatenido que esperar por hilo para su trama, que los descuentos noserán inferiores a la mitad del salario por ciertos errores de fabricación(por ejemplo, si en cierta longitud del tejido aparecen más hilas deurdimbre que los estipulados, etc.) y que, si el tejido no está listodentro de las demoras fijadas, se descontará un penique por yardaque falte. Las reducciones de salarios previstas por esas tarjetas sontan importantes que, por67 Tejido de tafetán ligero.68 (1892) las más arbitrarias: Willkürlichste (1845) willkürliche:arbitrarias278ejemplo, un hombre que vaya dos veces por semana a Leigh, enLancashire, para recoger69 sus tramas, produce cada vez a su patrónpor lo menos 15 libras esterlinas (unos 100 táleros prusianas) demulta. Así dice él mismo, y pasa por ser uno de los más tolerantes.Antaño estos asuntos eran resueltos por un árbitro designado alefecto, pero como casi siempre los obreros eran despedidos cuandoinsistían en recurrir al mismo, esta práctica se ha perdidocompletamente y el industrial obra a su antojo; él es demandante,testigo, juez, legislador y ejecutor de la sentencia, todo a la vez. Y si elobrero va donde el árbitro oficial, entonces se le dice: "Al aceptar latarjeta, usted ha celebrado un contrato y ahora tiene que respetarlo".Es exactamente la misma cosa en cuanto a los obreros fabriles. Porotra parte, cada vez el industrial hace firmar al obrero un documentodonde éste declara "aceptar los descuentos efectuados", y si él rehusa,todos los industriales de la ciudad saben inmediatamente que se tratade un hombre, como dice Leach,"es recalcitrante a la legislación y al buen orden garantizado por lastarjetas, y que tiene la impudencia de poner en duda la sabiduríade aquellos que, como él debería saberlo, son después de todo sussuperiores en la sociedad" (Stubb. Facts, pp. 37-40).Desde luego, los tejedores son perfectamente libres, el industrial nolos obliga a aceptar el material de trabajo y la tarjeta; pero les dice,como lo traduce Leach en buen inglés:"Si usted no quiere freírse en mi sartén, puede saltar al fuego" (ifyou don't like to be frizzled in my fringpan, you can take a walk intothe fire).Los tejedores de seda de Londres, particularmente en Spitalfields,desde hace tiempo han vivido periódicamente en la más terriblemiseria; todavía hoy día apenas tienen razones para sentirse satisfechos de su suerte. Eso es lo que puede concluirse desu participación muy activa en todos los movimientos obreros inglesesy en particular en los de Londres. La miseria que reinaba entre ellasfue la causa de la fiebre que estalló en los barrios del este de Londrese incitó a la comisión a investigar las condiciones de higiene en quevivía la clase obrera. Sin embargo, comprobamos que el últimoinforme del hospital londinense que cura esa fiebre, que la mismatodavía hace estragos.Después de los tejidos para vestido, los productos metalúrgicosrepresentan la categoría más importante de los artículos fabricadospor la industria inglesa.La producción de dichos artículos tiene su centro principal enBirmingham, en Sheffield, centro principal de la cuchillería, y en elcondado de Staffordshire, particularmente en Wolverhapton donde sefabrican los artículos más ordinarios: cerraduras, clavos, etc. Vamosa comenzar por Birmingham, para describir la situación de los obrerosempleados en esas ramas industriales. La organización del trabajo haconservado en Birmingham, como en el resto de casi todos los centrosdonde se trabajan los metales, algo del antiguo carácter artesanal;siguen existiendo los pequeños patronos y trabajan con susaprendices ya sea en sus casas, en su taller, ya sea, cuando utilizan laenergía del vapor, en las grandes fábricas que son divididas en variostalleres pequeños, arrendados a los diferentes patronos pequeños yprovistos en todas las salas de un eje accionado por una máquina devapor que puede a su vez accionar otras máquinas. León Faucher(autor de una serie de artículos en La Revue des Deux-Mondes(37),donde muestra al menos que ha estudiado seriamente la cuestión,artículos en todo caso mejores que los que han escrito los ingleses ylos alemanes al respecto) califica esas condiciones de trabajo, poroposición a la fabricación en gran escala de Lancashire y Yorkshire,con el nombre de "democracia industrial"70 y hace70 Démocratie industrielle: en francés en el texto alemán.280la observación de que la misma no tiene resultados muy favorables nisobre la situación de los maestros artesanos ni sobre la de losoficiales. Esta observación es enteramente correcta, porque esosnumerosos pequeños patronos, entre los cuales se reparte el beneficiodeterminado por la competencia y que se embolsa por otra parte unsolo gran industrial no podría vivir del mismo adecuadamente. Latendencia centralizadora del capital los aplasta; por uno que seenriquece, diez son arruinados, y un centenar ve su suerte agravadapor la presión de un sólo rico que puede vender más barato que ellos.Y en el caso en que tengan que competir desde el principio congrandes capitalistas, huelga decir que sólo pueden lucharpenosamente contra semejante competencia. La suerte de losaprendices no es en absoluto mejor entre los pequeños patronos queentre los industriales, como veremos más adelante, con la únicadiferencia de que más tarde se convertirán a su vez en patronos ypodrán obtener así cierta independencia; es decir, serán menosexplotados directamente por la burguesía que en las fábricas. Así,esos pequeños patronos no son ni verdaderos proletarios, ya que vivenen parte del trabajo de sus aprendices y que no venden su trabajo(38),sino el producto acabado; ni verdaderos burgueses, porque vivenesencialmente de su propio trabajo. Debido a esta situaciónparticular, intermediaria, los obreros de Birmingham muy raramentese han unido francamente y en su totalidad a los movimientos obrerosingleses. Birmingham es una ciudad políticamente radical, pero deningún modo resueltamente cartista. Sin embargo, también se hallaallí un gran número de fábricas bastante importantes que trabajanpor cuenta de capitalistas, y aquí es donde reina absoluto el sistemamanufacturero; la división del trabajo, que es llevada al extremo (porejemplo, en la fabricación de agujas), así como la energía de lamáquina de vapor, permiten emplear a un gran número de mujeres yniños, y hallamos aquí (en el Children's Employment Report)exactamente las mismas características que nos había proporcionadoel informe sobre las fábricas: trabajo de mujeres hasta el momento delparto, imposibilidad de ocuparse del hogar, estado de abandono delmismo y de los niños, indiferencia, incluso aversión con281respecta a la vida familiar y desmoralización -además, desposeimientode los hombres de su empleo, progreso constante de las máquinas,emancipación precoz de los niños, maridos mantenidos por su mujer ysus hijos, etc., etc. Se describe a los niños como medio muertos dehambre y en harapos -la mitad de ellos, se dice, no sabe lo que esllenarse el estómago, muchos viven todo el día del pan que se puedecomprar por un penique (10 pfennigs prusianos), o bien no comennada antes del almuerzo; incluso se citan casos en que los niños nocomen desde las ocho de la mañana hasta las siete de la noche. Laropa que visten con frecuencia es apenas suficiente para cubrir sudesnudez; muchos andan descalzos, incluso en invierno. Y es por esoque son pequeños, desmedrados, para su edad y devienen muyraramente un poco vigorosos; y cuando se piensa que un largo y durotrabajo en espacio cerrado se añade a los pocos medios que se les dapara reconstituir sus fuerzas físicas, no es de asombrar que pocaspersonas en Birmingham son aptas para el servicio militar. Dice unmédico encargado de examinar a los reclutas:"Los obreros son pequeños, débiles y físicamente poco sólidos;muchos de ellos, además, presentan deformaciones de la cajatorácica o de la columna vertebral."Según un suboficial reclutador, los habitantes de Birmingham sonmás pequeños que en cualquier otra parte, la mayoría tiene una tallade 5 pies 4 ó 5 pulgadas, y de 613 jóvenes citados para elreclutamiento, solamente 238 fueron declarados aptos. En lo queconcierne a su instrucción, hemos mencionado anteriormente (Cf. pp.158-159) una serie de deposiciones y de ejemplos tomados en losdistritos metalúrgicos, a los cuales remitimos al lector. Por otra parte,resalta del Children's Employment Report que en Birmingham más dela mitad de los niños de 5 a 15 años no asisten a ningún tipo deescuela, que aquellos que van a la escuela con frecuencia cambian deestablecimiento, de modo que es imposible impartirles una educaciónsólida, y que los niños son retirados muy temprano de la escuela paraser puestos a trabajar. De acuerdo con el282informe, también puede tenerse una idea de la calidad de lasmaestras que se emplean; cuando a una de ellas se le preguntó sienseñaba también la moral, respondió: "No, por 3 peniques porsemana y por alumno, no podría exigírseme esa tarea"; otras nisiquiera comprendieron esta pregunta, y otras consideraron que ellono les incumbía en absoluto. Una sola maestra dijo que ella noimpartía clases de moral, pero que se esforzaba por inculcar en losniños buenos principios; pero, al decir esto, hizo un craso lapsuslinguae (einen derben Sprachsnitzer). En las propias escuelas, elcomisionado comprobó un alboroto y un desorden continuos. Esa esuna de las razones por las cuales la moralidad de los niños essumamente deplorable: la mitad de los delincuentes son de menos de15 años de edad; y en un sólo año se ha condenado a no menos de 90delincuentes de 10 años de edad, de los cuales 44 por delitos graves.La licenciosidad de las relaciones sexuales parece ser, según laopinión del comisionado Grainger, la regla y a una edad muy precoz.(Grainger: Rept. y evid.)En el distrito metalúrgico de Staffordshire, la situación es peortodavía. Dada la calidad tosca de los productos metalúrgicos de laregión, no hay allí ni división del trabajo (salvo algunas excepciones),ni utilización del vapor o del maquinismo. En esa región -Wolverhampton, Willenhall, Bilston, Sedgeley, Wednesfield,Darlaston, Dudley, Walsall, Wednesbury, etc.- hay por consecuenciapocas fábricas, pero tantas más pequeñas herrerías donde trabajanseparadamente pequeños patronos con uno o varios aprendices queles sirven hasta la edad de 21 años. Los pequeños patronos se hallanpoco más o menos en la misma situación que aquellos deBirmingham, pero los aprendices son mucho menos favorecidos. Seles da casi únicamente la carne de animales enfermos, accidentados,o carne echada a perder y pescado en mal estado, igualmente ternerosnacidos antes de tiempo o cerdos muertos por asfixia en los vagones.Y esto no lo hacen solamente los pequeños patronos sino tambiénindustriales más importantes que tienen 30 ó 40 aprendices. Esoparece realmente general en Wolverhampton. Las consecuencias283naturales de ello son frecuentes enfermedades intestinales y otrospadecimientos. Además, no se da de comer adecuadamente a losniños y raramente tienen otra ropa que la de trabajo, lo cual es razónsuficiente para no asistir a la escuela dominical. Las viviendas sonmalas y sucias, de modo que favorecen frecuentemente la aparición deenfermedades, y aunque su trabajo sea casi siempre salubre, losniños son por esa razón pequeños, contrahechos, débiles y en muchoscasos sufren graves padecimientos. En Willenhall, por ejemplo, hayuna multitud de personas que, a causa de su eterno trabajo delimadura en el tornillo de banco, son gibosas y tienen una piernatorcida -"la pierna trasera" (hind-leg), como la llaman- de suerte quelas dos piernas tienen la forma de una K; se dice además, que por lomenos la tercera parte sufre de hernia. Aquí, al igual que enWolverhampton, se descubrieron innumerables casos de retraso de lapubertad, tanto entre las niñas -¡ellas también trabajan en las forjas!-como entre los muchachos, a veces hasta los 19 años. En Sedgley y enlos alrededores, donde no se fabrica casi más nada que clavos, lagente vive y trabaja en cabañas miserables parecidas a establos, queen cuanto a suciedad desafían toda competencia. Las muchachas ylos muchachos manejan el martillo desde la edad de 10 ó 12 años yno son verdaderamente considerados como obreros consumados sinocuando producen 1000 clavos diariamente. Para 1200 clavos, elsalario se eleva a 53/4 peniques, o sea no enteramente 5 groschen deplata. Para cada clavo se requieren 12 golpes, y como el martillo pesa11/4 lb, el obrero debe levantar 18000 libras para ganar ese miserablesalario. Con un trabajo tan penoso y una alimentación insuficiente, elorganismo de los niños es necesariamente subdesarrollado,enclenques, débiles, además, confirmado por los comisionados. Encuanto al nivel de la instrucción, igualmente en ese distrito, ya hemosdado referencias precisas anteriormente. En esa región, el grado deinstrucción es increíblemente bajo, la mitad de los niños no asisten nisiquiera a la escuela dominical, y la otra mitad va a la escuela sóloirregularmente; en comparación con otros distritos, muy pocos deellos saben leer, y en cuanto a284la escritura es todavía peor. Nada más natural, ya que es entre elséptimo y el décimo año cuando se pone a los niños a trabajar,precisamente en el momento en que serían justamente capaces deasistir a la escuela con provecho, y los maestros de escuelasdominicales -herreros a mineros- saben frecuentemente apenas leer yno son ni siquiera capaces de escribir su propio nombre. La moralidadresponde plenamente a esos medios de instrucción. En Willenhall,afirma el comisionado Horne, al ofrecer sólidas pruebas al respecto,no existe ningún sentimiento moral entre los obreros. De una manerageneral, él ha descubierto que los niños no tenían noción de losdeberes respecto a los padres ni sentían afecto por ellos. Ellos erantan poco capaces de reflexionar sobre lo que manifestaban, estabantan embrutecidos, eran tan estúpidos que con frecuencia afirmabanque eran bien tratados, que vivían bien, mientras tenían que trabajarde 12 hasta 14 horas diarias, vestían harapos, no comían lo suficientey recibían golpes tan rudos que días después todavía se sentíanadoloridos. Ellos ignoraban todo otro modo de vida, fuera de aquel queconsistía en derrengarse (abzuplagen) desde la mañana a la noche,hasta que se le permitiera parar, y ni siquiera comprendían el sentidode esta pregunta, para ellos inaudita... "¿Se siente fatigado?" (Horne,Rept. and evid.)En Sheffield, el salario es mejor y por consecuencia mejorestambién las condiciones de vida de los obreros. En cambio, hay quenotar algunos géneros de trabajos, cuyo efecto es sumamente nefastopara la salud. Ciertas operaciones requieren del obrero que mantengaherramientas constantemente apretadas contra su pecho, lo cualprovoca la tisis, otras, por ejemplo la picadura de las limas,entorpecen el desarrollo completo del cuerpo y provocanpadecimientos abdominales; el corte de los huesos (para hacer cabosde cuchillos) provoca dolores de cabeza, padecimientos biliares y entrelas jovencitas, muy numerosas en esos oficios, la anemia. Pero eltrabajo más malsano de todos es el afilado de hojas y de tenedores, elcual implica invariablemente, sobre todo si se efectúa en piedrassecas, una muerte precoz. La insalubridad de ese trabajo reside285en parte en la posición encorvada que comprime el pecho y elestómago, pero sobre todo en la cantidad de polvos metálicos dearistas cortantes, que saltan durante el afilado, saturando laatmósfera y que se respira necesariamente. Los afiladores en secoalcanzan apenas la edad de 35 años por término medio, los afiladoresen piedras húmedas, pasan raramente de los 45 años. El Dr. Knight,de Sheffield, declara:"Sólo puedo representar con cierta claridad el carácter nocivo deese oficio afirmando que para mí, entre esos afiladores se hallan losmás fuertes bebedores que viven más tiempo, porque son los quemás se ausentan del trabajo. Hay en total 2500 afiladores enSheffield. Unos 150 (80 hombres y 70 muchachos) son afiladores detenedores. Éstos mueren entre los 28 y 32 años de edad; losafiladores de navajas, que trabajan tanto en la piedra seca como enla húmeda, mueren entre los 40 y 45 años, y los afiladores decuchillos de mesa que trabajan en la piedra húmeda mueren entrelos 40 y 50 años de edad."El mismo médico describe la evolución de esa enfermedad, que sellama "asma de afiladores", del modo siguiente:"Habitualmente ellos comienzan su oficio a la edad de 14 años, y sigozan de buena constitución es raro que sufran muchasenfermedades antes de los 20 años. Entonces es cuando semanifiestan los síntomas de su enfermedad específica; pierden elresuello al menor esfuerzo, al subir una escalera o una cuesta, ellosalzan los hombros para aliviar esa sofocación continua y creciente,se encorvan hacia adelante y parecen por otra parte sentirse máscómodos en la posición comprimida que es la de su oficio, el colorde su tez se torna amarillo terroso, sus rasgos expresan laangustia, se quejan de tener el pecho oprimido; su voz devieneronca y ruda; tienen una tos ruidosa, como si el aire fueseexpulsado por un tubo de madera. De vez en cuando expectorancantidades importantes de polvo, ya sea mezclado con lasmucosidades o bien en masas esféricas o cilíndricas,286recubiertas de una delgada capa de mucosidad. La hemoptisis, laincapacidad de permanecer estirados, los sudores nocturnos,diarreas con cólicos, un enflaquecimiento anormal acompañado detodos los síntomas habituales de la tuberculosis acaba pordestruirlos, luego de haber estado enfermos durante meses y años,imposibilitados de mantenerse71 ellos mismos y a los suyos por sutrabajo. Debo añadir que todos los intentos que se han hecho hastaahora para prevenir o curar el asma de los afiladores han sidototalmente infructuosos.Eso es lo que escribió Knight hace diez años, desde entonces, elnúmero de los afiladores y la violencia de la enfermedad hanaumentado, pero igualmente se ha intentado prevenir dichaenfermedad cubriendo las piedras de afilar y extrayendo el polvo poruna corriente de aire. Estos intentos han tenido éxito al menosparcialmente, pero los propios afiladores no quieren que se pongan enpráctica; y en ciertos lugares han llegado hasta a romper esosdispositivos de protección -porque estiman que ello atraerá otrosobreros a su especialidad, lo cual haría bajar sus salarios; ellos sonpartidarios de una vida "corta pero buena". El Dr. Knight confrecuencia ha dicho a los afiladores que se han consultado con él a losprimeros síntomas de esa asma: "Usted va al encuentro de la muerte,si vuelve a trabajar en ese oficio". Pero siempre fue en vano; quien sehubiere convertido en afilador se hallaba perdido, como si se hubiesevendido al diablo. El nivel de la instrucción en Sheffield es muy bajo;un eclesiástico, que se había ocupado mucho de las estadísticas sobrela escolaridad opinaba que de los 16500 niños de la clase obrera, enedad de asistir a la escuela, apenas 6500 sabían leer. Pero esto sedebe al hecho de que los niños son retirados de la escuela desde laedad de siete años, y cuando más tarde a los 12, y a que los maestrosno valen nada (¡uno de ellos era un hombre convicto de robo, que alcumplir la condena no había hallado otro71 (1845), error de impresión: erniedrigen (humillar) (1892) ernähren(alimentar).287medio de existencia que la enseñanza!) La inmoralidad parece sermayor entre la juventud de Sheffield que en cualquier otra parte (laverdad es que no se sabe cuál ciudad se lleva el premio, y si uno leelos informes, está tentado a creer que cada una lo merece). Losjóvenes se pasan todo el domingo en la calle, jugando a lasmonedas(39) o bien excitando a los perros a pelear; frecuentanasiduamente los cafetines donde permanecen con su amiguita hastaque, tarde en la noche, van por parejas a dar un paseíto cada quienpor su lado. En una taberna que visitó el comisionado, halló 40 ó 50jóvenes de uno y otro sexos, casi todos menores de 17 años, cadajoven sentado junto a su chica. Unos jugaban a las cartas, otroscantaban o bailaban, todos bebían. En medio de ellos había ramerasprofesionales. No es de asombrar, pues, que la licenciosidad y laprecocidad de las relaciones sexuales, la prostitución juvenil sean,como lo afirman todos los testigos, incluso entre individuos de 14 ó 15años, sumamente frecuentes en Sheffield. Los crímenes de caráctersalvaje y loco son cosa corriente; un año antes del arribo delcomisionado, fue arrestada una banda, constituida sobre todo degente joven, en el momento en que se preparaba a incendiar la ciudadentera; ellos poseían un equipo completo de lanzas y de materiasincendiarias. Veremos más adelante que el movimiento obrero deSheffield muestra el mismo carácter brutal (Symons, Rept, and evid).Aparte de los centros principales donde se concentra la metalurgia,hay igualmente fábricas de alfileres en Warrington (Lancashire), dondereina también entre los obreros y sobre todo los niños, una granmiseria, una gran inmoralidad e ignorancia; en la región de Wigan(Lancashire) y en el este de Escocia hay cierto número de fábricas deagujas. Los informes relativos a estos distritos concuerdan casi todoscon aquellos del condado de Staffordshire. Solamente nos queda unarama de esta industria: la fabricación de máquinas, que tiene lugarespecialmente en los distritos industriales, y sobre todo en el condadode Lancashire. El carácter singular de esta producción es lafabricación de máquinas por máquinas, lo cual arrebata a losobreros despedidos por todas partes, su último refugio,288es decir, el empleo en la fabricación de las máquinas que los handejado sin trabajo. Las máquinas de pulir y de perforar, las máquinasque fabrican ruedas, tornillos y tuercas, etc., los tornos mecánicos,también han dejado sin trabajo a una multitud de obreros que antestrabajaban regularmente por un buen salario, y quien lo desee, puedever a un gran número de ellos en las calles de Manchester.Al norte de esta región siderúrgica de Staffordshire, se extiende undistrito industrial que ahora vamos a examinar: el de las alfarerías(potteries) , cuyo centro principal es el distrito de Stoke que englobalas localidades de Hanley, Bunslem, Lane End, Lane Delph, Etruria,Coleridge, Langport, Tunstall y Goldenhill con 60000 habitantes entotal. El Children's Employment Report, dice al respecto: en algunasramas de esta industria -la de vajilla de barro vidriado- los niñostienen un trabajo fácil en talleres con buena calefacción y ventilados;en otras ramas, en cambio, se exige de ellos una labor dura y fatigosa,y no tienen suficiente alimentación ni buena ropa. Numerosos niñosse quejan: "No tengo suficiente que comer, mayormente me danpapas y sal, nunca carne ni pan, no voy a la escuela, no tengo ropa.""No comí nada en casa al mediodía, me dan mayormente papas y sal,algunas veces pan." "Esta es toda la ropa que tengo, en casa notengo ropa para el domingo." Entre los niños cuyo trabajo esparticularmente malsano, hay que señalar a los mould-runners, quedeben llevar en su molde los objetos de barro que se acaban de vaciarhasta la cámara de secado, luego, cuando dichos objetos se hansecado convenientemente, recoger el molde vacío. Así deben ir y venirtoda la jornada con una carga demasiado pesada para su edad y latemperatura elevada que reina en la fábrica incrementa aún más sufatiga. Casi sin excepción, los niños son enclenques, pálidos, débiles,pequeños y deformados; sufren casi todos de padecimientos gástricos,vómitos, falta de apetito, y un gran número muere de tuberculosis.Los muchachos llamados jiggers son casi todos desmedrados; tomansu nombre de la rueda (jigger) que ellos hacen girar. Pero el trabajoque con mucho es el más malsano es el de los obreros que tienenque289sumergir los objetos de barro terminados en un líquido que contienefuertes cantidades de plomo y frecuentemente también muchoarsénico, o tiene que coger con la mano los objetos que acaban de sersumergidos en esa solución. Las manos y la ropa de esos obreros -hombres y niños- siempre están impregnadas de ese líquido, la piel sereblandece y sufre descamación al agarrar continuamente objetosmuy ásperos, de modo que sus dedos sangran con frecuencia y sehallan constantemente en un estado eminentemente favorable para laabsorción de esos productos peligrosos. De ellos resultan doloresviolentos, graves afecciones gástricas e intestinales, estreñimientorebelde, cólicos, a veces la tuberculosis y casi siempre ataques deepilepsia entre los niños. En cuanto a los hombres, habitualmentesobreviene una parálisis parcial de los músculos de la mano, la colicapictorum y la parálisis de miembros enteros. Un entrevistado cuentaque dos niños que trabajaban con él murieron de convulsionesdurante el trabajo; otro, que ha trabajado dos años en la inmersión deobjetos de barro, dice que cuando era niño sentía al comienzoviolentos dolores abdominales, que luego tuvo un acceso deconvulsiones que lo obligó a permanecer dos meses en cama, quedesde entonces ha tenido accesos de ese género cada vez másfrecuentes, actualmente cotidianos, dándole con frecuencia de diez aveinte ataques de epilepsia por día. Su costado derecho estáparalizado, y según la opinión de los médicos, jamás recuperará el usode sus miembros. En el taller de inmersión de una fábrica, hay cuatrohombres que son epilépticos y sufren de violentos cólicos, y oncemuchachos entre los cuales algunos ya son epilépticos. En suma, esaterrible enfermedad es casi siempre una consecuencia de ese trabajo,y ello también, para el mayor provecho financiero de la burguesía. Enlos talleres donde se pulen los objetos de barro, la atmósfera estásaturada de un polvo muy fino de sílice que es tan dañino como elpolvo de acero respirado por los afiladores de herramientas deSheffield. Esos obreros pierden el resuello, ya no pueden permanecertranquilamente estirados, sufren de llagas en la garganta, tosenviolentamente, y su voz llega a ser tan débil que apenas se les oye.Todos ellos también mueren de tuberculosis.
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LA SITUACIÓN DE LA CLASE OBRERA EN INGLATERRA- FEDERICO ENGELS
Historical FictionObra de Federico Engels