Dos circunstancias impidieron durante largo tiempo que salieran ala luz las consecuencias ineluctables del sistema capitalista enAmérica. Éstas fueron el tránsito a la posesión de tierras baratas y ala afluencia de inmigrantes, y posibilitaron durante muchos años quelas grandes masas de población americana autóctona "se retrajeran" ala primera edad adulta del trabajo asalariado, convirtiéndose engranjeros, artesanos o igualmente contratistas, en tanto que el durodestino del trabajo asalariado, la posición perpetua de proletario,recaía mayormente en el inmigrante. Pero América salió de este estadoprimario, los ilimitados bosques vírgenes desaparecieron y las aúnilimitadas praderas pasaron cada vez más rápidamente de las manosde la nación y de los estados a propietarios privados. La gran válvulade seguridad contra el surgimiento de una clase proletariapermanente ha dejado, prácticamente, de surtir efecto. Hoy existe enAmérica una clase proletaria permanente y al mismo tiempoheredable. Una nación de 60 millones que lucha tenazmente, contodas las perspectivas de éxito, por llegar a ser la principal naciónindustrializada del mundo, semejante nación no puede importarperdurablemente su propia clase de trabajadores asalariados, ni auncuando cada año llega a su país millón y medio de inmigrantes.La tendencia del sistema capitalista es la de dividir, finalmente, lasociedad en dos clases: unos pocos millonarios de un lado y, del otro,una gran masa de simples trabajadores asalariados. Esta tendencia,cuando se entrecruza y encauza continuamente con otras fuerzas,no actúa en ningún lugar con mayor fuerza que en América, y el resultado ha sido el surgimiento deuna clase de trabajadores asalariados autóctona, los cualesconstituyen, ciertamente, la aristocracia de la clase obrera asalariadaen relación con los inmigrantes. Pero cada día, su solidaridad con losúltimos se hace más consciente y su actual condena al trabajoasalariado perpetuo se hace sentir más agudamente, ya que ellossiempre tienen en la memoria los días ya pasados en que erarelativamente fácil ascender a un escaño social más elevado.
Con arreglo a eso, el movimiento obrero en América se ha puesto enmarcha con una genuina energía americana y, como del otro lado delOcéano Atlántico como en Europa las cosas marchan con menos deldoble de celeridad, podríamos llegar a ver cómo América toma ladirección en este sentido.
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LA SITUACIÓN DE LA CLASE OBRERA EN INGLATERRA- FEDERICO ENGELS
Historical FictionObra de Federico Engels