CAPÍTULO 4

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Todo el mundo quedó en silencio tras la presentación de Yasir, que nunca dejó de mirar a Alessa.

La vida a veces sorprende de manera inesperada. Acarició su nariz un recordatorio del puñetazo que ella le había dado la noche anterior.

Se preguntó si en ese momento iba a escaparse de nuevo.

- No creo que su presencia sea relevante.

La voz de Mariana lo sacó de sus pensamientos.

- Al contrario - dijo Alessa- pienso que la que sobra eres tu.

Ella iba a reprochar las palabras, pero la cortó en el acto.

- Tengo entendido que no eres accionista.

- Mi madre es la dueña de esta empresa- se defendió.

- La señorita Sinclair, tiene razón. Tú madre acaba de venderme el treinta y cinco por ciento de las acciones. Lo que eso significa que ella solo tiene una mínima parte.

- ¿Cómo pudiste hacer tal estupidez?.

Le reclamó Alessa a Gissel.

- Ya está hecho. Eso es algo que no pienso discutirlo contigo, en este lugar.

- Algún día Gissel...

- Deja de amenazar a mi madre - habló Amanda.

- No entiendo nada - dijo Yasir.

Mariana se le acercó.

- No perdamos el tiempo con esto, cariño.

Estaba claro que ella estaba marcando su territorio.

- No lo creo - miró con rabia a Mariana. Sabía de lo que era capaz de hacer - me gustaría que me dejaran a solas en este momento para conversar con los señores.

- Esos es inaceptable- exclamó Gissel.

- Creo que lo que es inaceptable es que no me hayan dicho que había otro accionista.

- El momento no es el adecuado. Tenemos cosas pendientes- intervino Mariana.

- No se preocupe señor Asrlan. Le dejaré mi tarjeta para reunirnos otro día.

- Está bien... Pero no sé aún su nombre.

- Disculpe. Mi nombre es David Morgan. Soy el abogado de Alessa.

Yasir giró la vista hasta Mariana. Debió suponerlo. Tanta insistencia era por algo. Estaba ansioso por saber el por qué esa chica se presentó de repente y con un abogado. La verdad que de día era más hermosa que en la noche.

Se levantó del gran sillón.

- Lo estaré llamando, no se preocupe- miró a Alessa - espero verte pronto - volvió a tocarse el puente de la nariz. Indicándole con ese gesto que tenían un asunto pendiente.

- ¿Vamos por un café primero?.

Les preguntó Amanda.

- Creo que eso es lo que todos necesitamos.

- Si me disculpan, me retiro.

Se despidió de todos y se fue con David y salió de la sala de juntas.

Gissel y sus hijas la miraron con desdén.

- Todo esto ha sido de mal gusto - dijo Amanda - la muy idiota no sabe cuando mantenerse alejada. Nunca aprende la lección.

BlackGold ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora