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Al cerrar la puerta de su apartamento encendió el interruptor de la luz y dejo los zapatos a un lado de la puerta y caminó descalza hasta su habitación.
La vida a veces era una maldita perra con ella. Era mucha casualidad que el hombre con quién ella estuvo a punto de tener sexo antes de golpearlo, era quien había comprado las acciones de su empresa y ahora estaba en casa de su tío hablando quién sabe de qué cosas acompañados de una botella de whisky.
Se desnudó y entró al baño para darse una ducha rápida. Después se puso una pijama de seda color rosa vieja y el cabello recogido en un moño flojo.
Estaba acomodando su cama cuando sonó el timbre en la puerta.
Entorno los ojos la única que tocaba el timbre de esa manera y que el hombre de recepción no la llamara, era por Karen.
No le dio importancia y caminó descalza hasta la puerta.
- Deja el escándalo – abrió, dando la vuelta, hablando sin mirar - me van a echar del edificio.
Al ver que nadie hablaba ni la seguía. Se giro para ver qué ocurría.
- ¿Qué haces aquí? - le preguntó ella un poco desconcertada.
Se había quitado el saco. La camisa la tenía doblada hasta los codos y la llevaba por fuera.
Aquellos mechones oscuros como la noche despeinados, le daban un toque sexy.
Estaba parado en el marco de la puerta con las piernas cruzadas.
- Si fueras una mujer que no sabe defenderse te dijese que fueras más cuidadosa- dijo con tono burlón – pero ese no es tu caso, puedo dar fe de tu buen gancho derecho.
- Eso no responde a la pregunta – se cruzó de brazos.
- Te dije que después de que... - no terminó la frase.
- Llamarías – lo miró con recelo – no que te aparecerías en mi casa.
Él se acarició la ceja con el de meñique.
- Hay cosas que es mejor hablar en persona que por teléfono. ¿No crees?.
Dios. Su acento era tan extraño, pero a la vez tan exótico que le hacía sentir maripositas en el estomago.
- ¿A las diez de la noche?.
- ¿Me invitas a pasar?.
- ¿Eres un vampiro?. ¿Qué necesitas permiso?.
- Hasta ahora no creo – dijo tocando sus colmillos – como mucha carne y voy a la playa.
Ahora ya sabía ella del bronceado de su piel.
- Esta bien pasa – le hizo gesto – espero que no tardes mucho, porque como verás estaba a punto de irme a la cama.
- ¿Sola?.
- ¿Eing?.
- Lo que escuchaste. No soy de los que se repiten.
-Ahora. Espera aquí voy a cambiarme.
- ¿ Por qué? - preguntó – te ves bien.
Ella lo miró entrecerrando los ojos.
- Porque se me pega la gana y estoy en mi casa. Por tanto hago lo que yo quiera. Al menos que quieras hablar mañana.
Yasir se metió las manos en los bolsillos y respiro pesadamente.
- De acuerdo. Te espero.
Se sentó en el sofá y ella salió a cambiarse.
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BlackGold ©
ChickLitSi le preguntan a Yasir Arslan si la teoría de Ley de Atracción esta ciertamente confirmada y que se aplica a las relaciones sentimentales, dirá que es totalmente cierta, pero que a él no le afecta. Sin embargo Alessa Sinclair le demostrará que los...