CAPÍTULO 5

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                                                                                *****

Al cerrar la puerta de su apartamento encendió el interruptor de la luz y dejo los zapatos a un lado de la puerta y caminó descalza hasta su habitación.

La vida a veces era una maldita perra con ella. Era mucha casualidad que el hombre con quién ella estuvo a punto de tener sexo antes de golpearlo, era quien había comprado las acciones de su empresa y ahora estaba en casa de su tío hablando quién sabe de qué cosas acompañados de una botella de whisky.

Se desnudó y entró al baño para darse una ducha rápida. Después se puso una pijama de seda color rosa vieja y el cabello recogido en un moño flojo.

Estaba acomodando su cama cuando sonó el timbre en la puerta.

Entorno los ojos la única que tocaba el timbre de esa manera y que el hombre de recepción no la llamara, era por Karen.

No le dio importancia y caminó descalza hasta la puerta.

- Deja el escándalo – abrió, dando la vuelta, hablando sin mirar - me van a echar del edificio.

Al ver que nadie hablaba ni la seguía. Se giro para ver qué ocurría.

- ¿Qué haces aquí? - le preguntó ella un poco desconcertada.

Se había quitado el saco. La camisa la tenía doblada hasta los codos y la llevaba por fuera.

Aquellos mechones oscuros como la noche despeinados, le daban un toque sexy.

Estaba parado en el marco de la puerta con las piernas cruzadas.

- Si fueras una mujer que no sabe defenderse te dijese que fueras más cuidadosa- dijo con tono burlón – pero ese no es tu caso, puedo dar fe de tu buen gancho derecho.

- Eso no responde a la pregunta – se cruzó de brazos.

- Te dije que después de que... - no terminó la frase.

- Llamarías – lo miró con recelo – no que te aparecerías en mi casa.

Él se acarició la ceja con el de meñique.

- Hay cosas que es mejor hablar en persona que por teléfono. ¿No crees?.

Dios. Su acento era tan extraño, pero a la vez tan exótico que le hacía sentir maripositas en el estomago.

- ¿A las diez de la noche?.

- ¿Me invitas a pasar?.

- ¿Eres un vampiro?. ¿Qué necesitas permiso?.

- Hasta ahora no creo – dijo tocando sus colmillos – como mucha carne y voy a la playa.

Ahora ya sabía ella del bronceado de su piel.

- Esta bien pasa – le hizo gesto – espero que no tardes mucho, porque como verás estaba a punto de irme a la cama.

- ¿Sola?.

- ¿Eing?.

- Lo que escuchaste. No soy de los que se repiten.

-Ahora. Espera aquí voy a cambiarme.

- ¿ Por qué? - preguntó – te ves bien.

Ella lo miró entrecerrando los ojos.

- Porque se me pega la gana y estoy en mi casa. Por tanto hago lo que yo quiera. Al menos que quieras hablar mañana.

Yasir se metió las manos en los bolsillos y respiro pesadamente.

- De acuerdo. Te espero.

Se sentó en el sofá y ella salió a cambiarse.

BlackGold ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora