CAPÍTULO 2

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La había estado observando desde que apareció su imagen por casualidad en las cámaras de seguridad, Lo que estaba haciendo en ese momento se llamaba acecho. Típico del cazador que era. Ella era preciosa. Aquellas piernas torneadas, eran de infarto ya se las imaginaba alrededor de sus caderas mientras afincaba sus talones en el trasero.

Tomó un sorbo de su trago. Tenía una semi-erección, no le quedaba duda que se volvería un problema. ¿Qué lo causaba?. Cada vez que veía ondear la maldita falda transparente. Si ella le perteneciera no dejaría que saliera así a la calle. No permitiría que otro hombre deseara lo que era total y únicamente suyo.

No podía dejar de mirarla. Menos, cuando el hombre alto y rubio se le acercó. Los miró interactuar durante largo tiempo. Eran solo amigos. Podía verlo, pero el hombre posesivo en él, no.

Sacudió su cabeza. Posesivo con una mujer de América. Eso no podía ser, ni en un millón de años. Pero la rabia de ver al hombre detrás de la pequeña mujer con intentos de conseguirla estaba nublando la mente.

- ¿Yasir?... - la voz melosa de su acompañante esa noche hizo que girara la cabeza.

- Estás ausente. No estás conmigo esta noche.

- Disculpa. No fue mi intención ser descortés.

Ella sonrió como si estuviese en un anuncio de crema dental.

- No te preocupes. Entiendo que estés un poco desorientado con el cambio de horario y clima.

- No es la primera vez que vengo a América - le dijo - ¿Recuerdas que estudiamos en la misma universidad?.

- Claro que lo recuerdo - dijo ella con una sonrisa pícara - hacíamos mucho más que los trabajos de clases.

¿Cómo olvidarlo?. La muy astuta se había hecho pasar por su amiga incondicional para acercarse a él.

Por un momento pensó que sentía algo por ella. Pero cuando la vió con otro chico de dos semestres más avanzados que él. Se dio cuenta el tipo de mujer que era. Una cualquiera. Aunque no usaba ese calificativo para una mujer que lo hacía como sustento para mantener a su familia. Si no a ese tipo de mujer que es sumamente interesada y que no le basta con tener un solo hombre en su cama.

Ella se acercó más a él y comenzó a acariciar su amplio pecho.

- Deberíamos recordar los buenos momentos juntos en la universidad.

Debería de aprovechar su oferta. Era un hombre que nunca desperdiciaba una oportunidad. Además de que tenía una erección desde que había visto bailar a la pequeña bruja que lo había hechizado con solo contonear sus caderas.

No estaba mal que su acompañante se encargara de eso. Miró a su alrededor. La estaba buscando. ¿De nuevo?. Bailando con aquel hombre que estaba claro como un cristal que quería meterse entre sus piernas. Apretó los dientes al imaginarlos en escena.

-¿No me has respondido? - insistió su acompañante acariciando el paquete que estaba dentro de sus pantalones.

- No deberías tentar a la bestia - le dijo en tono de advertencia.

- Vamos, Yasir - habló como una niña malcriada - desde que nos vimos en Londres hace ya algunos meses no, nos hemos divertido.

- No todo siempre es diversión.

- Siento que soy solo un negocio para ti.

Oh la chica no estaba muy lejos de la verdad.

Ella era solo eso. Un proyecto con grandes beneficios económicos.

BlackGold ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora