CAPÍTULO 8.

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Le había afectado el saber que Alessa había estado a punto de casarse.

No sabía el por qué, se sentía de esa forma. Imaginarla en los brazos de otro le hacía hervir la sangre.

No quería que le vieran la cara de tonto como Mariana lo había hecho.

Aunque escuchó cuando ella se negaba rotundamente a hablar con él y que la dejara en paz. No podía evitar sentirse como un idiota.

Se fue al club y ya se había tomado más de media botella de whisky.

- ¿Qué pasa contigo? - la voz de Camilo tenia un toque de reproche.

- Absolutamente nada- dio otro trago a su vaso.

- Por eso son las ocho de la noche y llevas más de media botella – para nada era una pregunta. Era simplemente viendo lo obvio.

- No pasa nada.

- ¿Ya sabes que ocurrió con Alessa?

- Sí- apretó un poco más el vaso que tenía en su mano - las arpías la dejaron en una de las plataformas durante días.

Camilo lo miró con preocupación.

- Eso es grave Yasir - se sentó en frente de él - con eso ellas confirman mis sospechas.

- ¿Cuáles?

- A ellas no les importa hacerle daño con tal de borrarla del mapa.

- Creo lo mismo. Pero ya ella tiene quien la defienda.

- Ah - dijo riéndose Camilo - eso es lo que te tiene así – fue de nuevo una afirmación.

Yasir lo miró con cara de muy pocos amigos.

- Tiene otro.

- ¿Qué te hace pensar eso?. En lo que he investigado de ella, puedo asegurarte que no tiene hombre alguno. Muchos admiradores, sí. Recuerda que es joven y muy hermosa.

- Estaba en su casa cuando la llamó el hombre con quién estaba comprometida.

- Eso no significa nada. Te recuerdo que es soltera.

- Tengo mis ojos puesto en ella.

Dijo tajante.

- No has hecho reclamación alguna sobre ella y conociéndote, sé que nunca lo harás.

Suspiró porque estaba a punto de cambiar su manera de hacer las cosas por ella.

- Hola.

Mariana entró a la oficina sin tocar y sin ser invitada.

Camilo y Yasir se miraron.

- Bienvenida- le sonrió él.

Eso fue todo lo que necesitó para lanzarse encima de Yasir como gata en celo.

Aprovechó que el estaba en sentado para besarlo y sentarse en sus piernas.

Aunque Yasir estaba completamente incómodo, le siguió la corriente.

- Los dejo para que hablen- Camilo les dijo con tono de desaprobación.

Al cerrar la puerta Mariana lo devoró en un beso. El cual él interrumpió.

Ella comenzó a jugar con su corbata.

- Tenemos tiempo que no, nos divertimos.

- He tenido mucho trabajo.

- Vine para invitarte a cenar.

No quería hacerlo pero tenía que también atender a Mariana no quería que se creará más conflicto.

BlackGold ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora