Una bruja Original en Forks

Capítulo 9

Edward y Carlisle se encerraron en el despacho del último para hablar y le pidieron a Evie silenciarlo con un hechizo para que nadie escuchara.

- ¿Qué creéis que le estará diciendo?

- Alice lo sabe - dijo Rosalie.

Los demás fijaron la vista a Alice y ésta bajó la cabeza triste.

Cuando los dos bajaron; los demás estaban expectantes.

- Familia - habló Carlisle - después de lo que pasó hoy, lo mejor será que nos vayamos.

- ¿Qué? - se alarmaron Rosalie y Evie.

Jasper se sentía culpable; si tuviera más autocontrol, ahora no tendrían que irse.

- Si - asintió - Edward se despedirá de Bella y nos iremos. Preparen sus maletas, por favor.

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Pasaron meses desde que Evangeline y su familia se fueron de Forks. La bruja vivía con Carlisle y Esme en la isla.

- Ve a descansar, cielo - sonrió Esme.

- Está bien - bostezó - mamá, papá, buenas noches.

A Esme y a Carlisle les encantaba escuchar esas palabras en Evie. Los demás solo les llamaban por su nombre.

Evie se durmió.

De repente se encontraba viendo como la mujer embarazada Hayley rompía el brazo de un hombre de ojos azules que reconoció como Mikael.

Verlo la llenó de miedo.

Luego la loba cogió un poste de luz golpeándolo en la cara con él.

- No murió, no morí - dijo Hayley enseñando sus ojos amarillos - si lo estuviera, no estarías intentando matarme.

Rápidamente Mikael la coge del cuello y la estampa contra la pared sin ni siquiera darle oportunidad a Hayley de defenderse.

- Tienes razón - admitió Mikael con una sonrisa llena de malicia - acabaré con esa aberración de inmediato.

- ¡NO! - gritó Evangeline alzando la mano estampándolo contra la pared y se puso frente a Hayley como escudo.

- Vaya, vaya, pero si mi Evangeline está despierta - se acercó Mikael.

Hayley abrió los ojos como platos; ¿otra Mikaelson?

- No te acerques más - le advirtió - no voy a dejar que les hagas daño.

- ¡No hay solución para esa atrocidad que se pudre en su vientre! - escupió furioso - Klaus lo destruirá tarde o temprano; mejor que se muera ahora y de paso vosotras con ella.

Evangeline le provocó una neurisma que lo hizo dar un alarido y cayó de rodillas al suelo.

- Hayley y el bebé son importantes para mis hermanos; tú eres el monstruo aquí.

Mikael la cogió por uno de sus pies y la lanzó lejos estrellándola contra las botellas del estante rompiendo todo.

Evangeline gimió de dolor y se llevó las manos a las costillas para incorporarse con dificultad.

- Pronto regresaré y os daré caza a todos - dijo con furia.

- ¿Quién lo está haciendo? ¿Quién tiene tu alma?