Capítulo 31

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- ¿Rose...?

- ¿Otra vez? - se rió nerviosa.

- Creo que me he bebido dos litros en la última hora - explicó Bella.

Rosalie levantó a Bella para llevarla al servicio.

- ¿Me dejáis caminar? - pidió Bella - tengo las piernas agarrotadas.

- ¿Estás segura?

- Rose me sostendrá si me tropiezo, y es muy posible porque no me veo los pies con esta tripa.

Rosalie la incorporó con sumo cuidado y no retiró las manos de los hombros de la embarazada que alargó los brazos hacia adelante e hizo una ligera mueca de dolor.

- Que bien me sienta...- suspiró - uf, estoy enorme.

Jacob pensó que tenía razón, que su vientre parecía un continente propio.

Evie leyó sus pensamientos y le dio un zape.

Bella había dejado el vaso encima de la sofá, y acababa de volcarse hacia un lado en ese momento. A pesar de que todos intentaron impedir cualquier movimiento, ella se encorvó inmediatamente y alargó la mano para recogerlo.

- ¡Oh! - jadeó.

- ¿Bella?

Esta soltó un grito de dolor y vomitó sangre.

Rosalie sostuvo en brazos el cuerpo de Bella y junto a Edward y Evie subieron disparados las escaleras hasta llegar al segundo piso.

Jacob y Seth los siguieron.

- ¡Morfina! - gritó Edward.

- ¡Rose, llama a papá! - le dijo Evie después de darle la morfina a su hermano.

La acomodaron en la mesa mientras Evie le rasgaba la ropa y Edward le inyectaba la morfina.

- ¿Qué ocurre? - preguntó Seth.

- ¡La placenta se a desprendido!

- ¡SACALO! - gritó Bella - ¡NO PUEDE RESPIRAR! ¡HAZLO YA!

Rose entró a la habitación como una flecha y colocó el móvil bajó el pelo de su hermana.

La piel de Bella parecía más púrpura y amoratada y Evie cogió un escalpelo.

- ¡Espera que haga efecto la morfina! - le gritó Edward.

- ¡No hay tiempo! - contestó ella bajando la mano hasta situarla sobre el estómago de Bella, según las indicaciones que su padre le daba por el móvil.

Practicó la incisión y brotó un chorro de sangre negruzca. Bella se retorció, pero no gritó, pues seguía sin poder respirar.

La expresión de Rosalie cambió al oler la sangre ; los ojos le relumbraron de pura sed.

Evie al darse cuenta, alzó la mano y con su magia la mandó a volar chocando con los lobos.

- ¡SUJETADLA!

Jacob y Seth se lanzaron contra la rubia empujándola contra la puerta. El primero le pateó el estómago y entre los dos la cogieron por el pescuezo y la arrastraron hacia el vestíbulo.

- ¡MANTENEDLA AFUERA! - gritó Edward, miró a Evie - ¿puedes ayudarla con tu magia?

- No, la he usado demasiado estos días, necesito descansar de ella.

Una bruja Original en ForksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora