Capítulo 6: Club de matemáticas

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Momo secó por quinta vez en su falda las palmas de sus manos las cuales no dejaban de sudar por el nerviosismo, inhalo profundo y empujó con suavidad las puertas de la biblioteca.

Todos los martes después de clases repetía esa misma rutina, desde los nervios antes de entrar, hasta caminar al fondo de la biblioteca para reunirse con los integrantes del club de matemáticas, realmente no tenía planeado ir ese día,  pero en cuanto su compañera de piso le comento sobre la vista de Ichigo Kurosaki tomó sus cosas y  salió disparada de su habitación; ella sabía mejor que nadie que juntar a Ichigo y Rukia significaba pelea segura, cosa de la cual no quería ser partícipe en lo más mínimo así que no le quedó de otra más que tragarse su nerviosismo e ir con los chicos de club.

No demoró más de unos cuantos segundos atravesar la biblioteca y lograr divisar a los integrantes del club a los cuales se acercó lentamente.

—Hola chicos— sonrió nerviosa, tal y como todos los martes.

—¿Qué tal Hinamori? — respondió su saludo Nanao Ise, pero fue ignorada por los de más quienes se encontraban muy ocupados en sus libros —Te he apartado un lugar, junto a mí y Hitsugaya.

Su mente se quedó en blanco y sus palabras atascadas en su garganta; Nanao había dado justo en el clavo, la causa de su nerviosismo: Toshiro Hitsugaya.

—Gracias Ise-san— sonrió con nerviosismo —, pero me siento un poco mareada y creo que será mejor que me quede junto a la ventana.

—Pero ¿qué dices? — arqueo una ceja —con mayor razón debes estar cerca— le tomó del brazo —, ya sabes por si comienzas a empeorar— Ise se encogió de hombros y sentó por la fuerza a Hinamori en lugar que ella había estado guardando.

Relájate Momo, solo será un momento ¿Qué podría pasar? Se motivaba la chica.

Nanao no sabía sobre los sentimientos que tenía Momo hacia Hitsugaya, de hecho, nadie los conocía, pues Hinamori era una chica muy reservada la cual prefería mantener sus sentimientos entre ella y su diario; aún recordaba con melancolía la primera vez que había escrito sobre ese extraño chico.

“Querido diario:
Estoy muy contenta de haber regresado a clases, más porque pronto será mi cumpleaños, ¡cumpliré ocho! Espero que mis nuevos compañeros no se olviden de mi cumpleaños y me regalen muchos dulces; en especial el chico de los extraños ojos turquesa, aún no he hablado con él, pero creo que me agrada, ojalá y podamos ser amigos.”

Sonrió con melancolía ante aquel cómico recuerdo, tenía más de nueve años intentado establecer una amistad con Hitsugaya, pero hasta incluso hoy en día no podía ni siquiera entablar una conversación de más de tres minutos o que no se tratase de asuntos escolares.

—Hinamori— la voz de Nanao apareció —¿te encuentras bien? — cuestiono preocupada, ya que ella le había impedido sentarse junto a la venta cómo Momo lo había pedido.

—Si, estoy bien— sonrió —¿Por qué la pregunta? — añadió.

—Pues desde que llegaste no has hecho más que mirar a la nada.

—Lo siento, creo que estoy más distraída de lo normal— río con leve nerviosismo.

—Cómo sea— Nanao se encogió de hombros—, solo quería saber qué resultado tienes en el ejercicio veintitrés la chica señaló con su lápiz el ejercicio.

—Oh— susurro Momo al bajar su vista a la mesa y notar que ni siquiera había sacado su libro de su bolso.

—Empiezo a creer que debí dejar que te sentaras cerca de la venta— Nanao reía a ver a Hinamori buscar su libro.

—Aquí está— Pronunció la chica al encontrar su libro —. Cuatro tercios de pi, ese es mi resultado— dijo una vez que abrió el libro en la página correcta—, aunque no estoy del todo segura— frunció el ceño.

—Es extraño, yo tengo pi solamente— Dijo Nanao con una mueca de disgusto en sus labios—, pregúntale a Hitsugaya que resultado tiene.

Las palabras de su compañera congelaron el corazón de Hinamori.

—¿Qué? — Hizo la pregunta más estúpida que podría haber hecho; esperando que su amiga no le pidiera lo que ella creía haber escuchado.

—Que le preguntes a Hitsugaya por su resultado— repitió creyendo que su amiga no había escuchado bien—, después de todo él siempre tiene todo bien.

—La verdad es que creo que tu respuesta es la correcta, no creo que sea necesario— Momo estaba evidentemente nerviosa; aún que Nanao no parecía notarlo.

—Anda Hinamori, más vale estar seguras.

—¿Están hablando sobre el ejercicio veintitrés? — Un joven de gafas que se encontraba sentado frente a ellas acompañado de una chica, los cuales igualmente formaban parte del club de matemáticas interrumpió la conversación de las chicas.

—Precisamente de eso estamos hablando— Nanao respondió —¿Qué resultado tienes tú Uryu?

—Nemu y yo obtuvimos tres más raíz de pi— mostró el resultado a las chicas —pero siendo sincero, no estoy realmente seguro de que este correcto— acomodó sus gafas.

—No cuadra con ninguno de nuestros resultados— Nanao frunció el ceño —, creo que nuestra única opción es saber el resultado de Hitsugaya— se encogió de hombros—, pregúntale Hinamori.

—Realmente no creo que sea necesario— se reía nerviosa la mencionada—, creo que Nanao tiene el resultado correcto.

—No perdemos nada con preguntar a Hitsugaya— Uryu se encogió de hombros—, pregúntale.

Las miradas de los tres jóvenes estaban sobre Momo, expectantes a que ella cuestionara al chico de los ojos turquesa. Momo sabía que no tenía escapatoria de esa situación, así que se resignó al su destino; inhaló profundo y se giró en dirección a Toshiro quien se encontraba concentrado en su libro, escribiendo como si no hubiera un mañana.

—Hitsugaya— con su voz temblorosa llamó al chico.

—¿Sí? — el joven se limitó a levantar ligeramente su vista, acto que a pesar de ser mínimo fue suficiente para provocar que las mejillas de Momo comenzarán a arder.

—Yo...nosotros ellos— se detuvo por un momento a notar que balbuceaba sin sentido, llenó sus pulmones de oxígeno —¿me podrías decir que resultado tienes en el ejercicio veintitrés? — finalmente pronunció, clara y concisa.

—Espera— el chico bajo nuevamente su visita y cambio de página un par de veces—, cuatro tercios de pi— respondió serio tal y como siempre.

—Gracias— Hinamori sonrió al percatarse de que ella y Hitsugaya compartían el mismo resultado.

—Por nada— el joven dirigió su mirada de nuevo hacia su libro.

—¿Qué te ha dicho? — cuestionó inmediatamente Nanao a Momo una vez que estas volvieron a conectar miradas.

—El también obtuvo cuarto tercios de pi— sonrió más que feliz.

—Lo mismo que tú ¿no, Hinamori? — Uryu le cuestionó.

—Exacto— La sonrisa en los labios de Momo no desaparecía.

—Bien— Nanao le felicitó—, ahora explícanos cómo fue que obtuviste ese resultado— le pidió a la castaña.

—Me encantaría, pero — Hinamori frunció los labios —, he hecho el procedimiento en otra libreta y realmente no recuerdo con exactitud como fue que lo hice.

—Pídele a Hitsugaya que nos explique— ordenó Nanao.

—De acuerdo— Momo giro los ojos exasperada —. Hitsugaya— volvió a llamar al chico.

—¿Qué pasa? — ni siquiera levantó su vista.

—Nos preguntamos si pudieras explicarnos como has resuelto el ejercicio veintitrés— las mejillas de Momo se tornaron rojas de nuevo —, claro si puedes y quieres.

—Claro, acérquense— llamó con su mano a sus compañeros y una vez que estuvieron todos reunidos a su alrededor comezón con la explicación.

Los labios del joven de ojos turquesa se movían a la par que su mano al trazar números sobre una hoja de papel en la cual parecía estar realizando la resolución del problema. Todos veían con atención los trazos del chico y de vez en cuando asentían cuando el elevaba la vista hacia sus compañeros. Momo no estaba segura de que era lo que ocurría con exactitud, pues se encontraba concentrada en admirar al chico de cabellos blancos, que a pesar de ser muy obvia nadie parecía notarlo.

—¿Tu qué opinas Hinamori? — Cuestiono Nanao.

—¿Sobre qué? — sacudió su cabeza tratando de adentrarse en la realidad de nuevo.

—Sobre el problema— le respondió obvia Nanao.

—Nos hemos quedado sin saber que hacer— Toshiro explicó dejando de lado el lápiz y colocando sus manos bajo su barbilla.

La mirada de Hinamori inmediatamente se tornó hacia la hoja de papel y observó por unos segundos todo el trabajo que habían realizado sus compañeros notando que había pasado mucho tiempo distraída observado a Toshiro. Analizó por unos pocos segundos los números y letras y de inmediato supo que hacer, extendió su mano hacia el lápiz colocado a un lado de la hoja; dispuesta a trazar sus ideas.

En cuanto sus dedos establecieron contacto con la madera del lápiz sintió sobre el torso de su mano el suave pero helado tacto de un par de dedos.

—Lo…lo siento— Momo alejo su mano inmediatamente al percatarse de que la mano de Toshiro se había posado parcialmente sobre la de ella, haciéndola sentir como su corazón se aceleraba bajo su pecho, como si la frialdad de aquella mano hubiera viajado hasta su corazón haciendo que este rebozara de emoción.

—Adelante, Hinamori— Su nombre jamás se había escuchado tan bien como cuando él lo decía.

—Gracias— se limitó a decir la mencionada, ahogando su nerviosismo.

Momo trazó varios números y letras, haciendo el mayor esfuerzo por no equivocarse y quedar como una tonta frente a Toshiro. Pero finalmente llegó a un punto en el cual se quedó sin ideas, haciendo que dejará el lápiz a un lado.

—No se me ocurre nada más— se encogió de hombros ligeramente apenada.

—Creo que yo sé que sigue— Toshiro tomó nuevamente el lápiz entre sus dedos y siguió resolviendo el ejercicio —no recuerdo cómo fue que pase esto— señaló con el lápiz —a cuatro tercios de pi— frunció el ceño.

—Multiplica por esto— Hinamori señaló un punto en la hoja de papel y Hitsugaya siguió sus instrucciones.

—Listo— dijo victorioso el joven de ojos turquesa señalando el resultado final.

—¡Si que son un buen equipo para las matemáticas! — Nanao codeó a Hinamori.

—Prácticamente lo ha hecho todo Hitsugaya— Momo se negó al crédito —, yo solo le he ayudado un poco.

—Me has ayudado más que poco Hinamori— Hitsugaya sonaba agradecido, pero su expresión sería se mantenía por lo que era difícil para Momo saber si era sincero o solo lo decía por compromiso.

—Ya se a quienes acudir cuando tenga problemas con matemáticas— Uryu les elogió —, son un gran equipo— añadió, haciendo que las mejillas de Hinamori se tiñeran nuevamente.

Somos un gran equipo, pensó Momo haciendo que una fugaz sonrisa se escapara de sus labios.

Dear, I hate youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora