Capitulo 22: Tres pájaros de un tiro

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La chica dio un giro sobre la cama, ya había perdido la cuenta de cuántas veces había cambiado de posición para intentar conciliar el sueño. Miró el reloj, era un poco más allá de la 1 a.m. Casi dos horas recostada sin poder dormir. Suspiró.

¿Pero cómo poder dormir con Kaien rondando por su mente? ¿Cómo podría seguir con sus clases de matemáticas si solo hecho de pensar en Kaien le ponía los nervios de punta? Y sobre todo ¿Acaso Ichigo lo sabía?

Y como si su mente lo hubiese invocado, el peculiar sonido de las pequeñas rocas impactando su ventana apareció. De mediato supo de quién se trataba, se levantó de la cama, de cualquier forma, no tenía sueño. Corrió las cortinas y abrió la ventana.

–¿Quieres callarte? Trato de dormir – dijo tratando de combinar un gritó y un susurro.

–Buenas noches amor mío – el chico ignoró la actitud de su compañera –. ¿No te parece esta una noche estupenda?

–¿No te parece que nos meterás en problemas?– Rukia preguntó retórica –... Otra vez.

–Solo quiero charlar, no te vi en todo el día. ¿Qué tal tus clases?

Las palabras del chico tocaron en el recuerdo de Kaien en el interior de la mente de Rukia, haciendo que su estómago se revolviera. Sabía que podía preguntarle por el a Ichigo en otra ocasión, pero también sabía que si quería dormir bien esta noche debía investigar un poco, al menos para poder tranquilizarse.

–¿No crees que está es una manera muy arriesgada de mantener una charla?

–Lo sé, deberías bajar, por favor.

–No puedo, Ginna tiene bien vigilada la puerta principal, después de lo que pasó anoche.

–Nunca dije que bajaras por la puerta, hazlo por la ventana.

–¿Estás loco? Quiero vivir – la chica renegó –. No voy a saltar de un segundo piso

–Yo te atrapó, venga , sólo un momento – Ichigo rogó.

–¿Y cómo voy a subir cuando quiera volver?

– Ata una sábana –Ichigo giro los ojos ¿Se suponía que esa chica era la mas lista de la clase? –. Te ayudará a bajar y a subir también.

Rukia sabía sobre los muchos accidentes que podrían ocurrir , desde caer y romperse una pierna hasta ser descubiertos y ganar otro castigo, pero su emoción por resolver el misterio era más fuerte, así que a pesar de no estar muy convencida siguió las indicaciones del chico y con torpeza y miedo descendió.

–¿Lo ves? Te dije que era fácil – el chico le sujeto por la cintura para ayudarle a descender el último tramo , donde la sabana ya no llegaba.

–Lo más fácil que hecho en mi vida – dijo sarcástica.

–Y bien. ¿Me contarás acerca de tu día?– preguntó una vez que la chica estuvo parada en el suelo firme.

–Bueno, los niños son... Buenos chicos – respondió nerviosa, tratando de encontrar mas detalles sobre su día, detalles que no involucrasen a Kaien.

–¿Eso es todo?– cuestionó al ver que ella no tenía intenciones de hablar más.

–Bueno, en realidad son tantas cosas que me cuesta trabajo pensar en todo – trató de excusarse.

– Soy todo oídos– Ichigo sonrío sentándose en el pasto.

Rukia se dio cuenta de que tendría que actuar más normal para poder tener una conversación y eventualmente conseguir la información que se necesitaba, así que decidió sentarse junto a Ichigo para poder calmar sus nervios y concentrarse.

–Lo siento, déjame comenzar de nuevo...

Rukia por un momento Rukia trató de controlar todos los nervios que se encontraban en su interior, esforzándose en concentrarse sólo en su día. Trato de contar con lujo de detalle cada parte del día, desde sus sensaciones al estar en cada lugar hasta las percepciones que tuvo de las personas, cómo de aquella mujer parlanchina. Mientras Ichigo le escuchaba atento con la mirada clavada en ella. Rukia contó todo, claro con excepción de lo que había pasado con Kaien.

–… Y de un momento a otro ya estaba de regreso aquí, y creo que eso fue todo lo que pasó – finalizó después de un largo monólogo que de cierta forma le había hecho sentir más tranquila el haber compartido –¿Y qué hay con tu día?– preguntó sinceramente interesada.

–Aburrido – Ichigo respondió con rapidez –. Ya sabes los nuevos, buaj, aburrido– alargó recostándose en el césped.

–¿Eso es todo?– la chica le cuestionó de igual forma como momentos atrás lo había hecho el.

–¡Oye! No uses mis frases contra mí – Ichigo sonrió –. Sólo hay una chica nueva, de nuestra edad, no me sorprendería que tome algunas cuentas clases con nosotros, la verdad no estoy seguro.

–¿Cómo se llama?– preguntó Rukia.

Ichigo irgó en sus bolsillos en busca de algo –  Inoue Orihime – leyó el papel que se encontraba entre sus dedos, en el cual Orihime había anotado su nombre y número telefónico para mantenerse en contacto con “su nuevo amigo” –Si quieres puedes tenerlo, sinceramente no me importa demasiado – informó tendiendo el trozo de papel a Rukia.

–. y... ¿ es linda?–  preguntó casi en un susurro, arrugando con timidez el trozo de papel que recién había recibido, mirando con discreción la expresión de Ichigo.

–¿A qué viene esa pregunta?– Ichigo mostró una amplia y burlona sonrisa.

–Es simple curiosidad– respondió girando su rostro, tratando de ocultar el leve sonrojo que había adquirido.

–¿Acaso estás celosa?– preguntó el chico de cabellos naranjas sentándose en busca del rostro de la chica.

–Para nada – sus palabras salieron de su boca prácticamente de inmediato.

–Entonces sí, ella era linda, bastante linda – pronunció con una burlesca sonrisa en su rostro.

Rukia no puedo evitar mirarle estupefacta. Pero antes de que pudiera encontrar las palabras para reclamar la risa de Ichigo apareció.

–No puedo creer que está celosa de alguien a quien ni siquiera conoces – dijo Ichigo entre risas.

–Cállate, no lo estoy – hizo un puchero.

–No te molestes , era sólo una broma – dijo sosteniendo el rostro de la chica entre sus manos –. Sinceramente no me percaté si era linda o no, estaba ocupado... Pensando – añadió conectando su mirada con la de su compañera.

–¿En qué?– preguntó en un hilo de voz con los nervios a tope.

–En ti – sentenció besando la frente de la chica, haciendo que ésta se sonrojara por completo.

–Eh, basta – Rukia le alejó ligeramente –. Estoy hablando seriamente – giró los ojos.

–Y yo también lo hago – reclamó tratando de acercarse a ella nuevamente.

–Eres tan tonto – ella negó.

–Tonto y único, no hay otro igual, ni siquiera parecido.

Las palabras es un compañero le hicieron recordar: Kaien.

–Oye. ¿Puedo hacerte una pregunta?– cuestionó con la mirada en blanco , pensante acerca de la mejor forma de plantear su cuestionamiento.

–Ya la has hecho, así que supongo que sí – respondió sonriente.

–Tu hermano– pronunció con lentitud buscando las palabras adecuadas.

–¿Kaien?– la mirada de Ichigo de pronto se apagó –¿Que con él?

–El día de la cena, tu padre dijo que él era un miembro muy importante para industrias Kurosaki ¿Era verdad o solamente fue por alardear?

–Que pregunta masa rara, Rukia– Ichigo formó una mueca, era evidente que no le gustaba hablar del tema –. Sí, lo es, es el vicepresidente, la mano derecha de papá. Todo el tiempo están juntos.

–¿Las 24 horas de los 7 días de la semana?

–Bueno, supongo que se separan para algunas cosas. Repito, qué tema más raro es elegido, Rukia.

–Bueno, en vista de que al parecer Kaein tiene muchos más puntos con tu padre que tú – Ichigo frunció el ceño ligeramente ante las palabras –, me sentí intrigada acerca de cómo lo había hecho, cómo saber si se dedicaba todo el tiempo en cuerpo y alma a la industria de tu padre o algo así.

–Pues sí. Kaien ha estado maravillado con todo lo que hace papá. Desde pequeño soñaba con trabajar con él y en cuanto llegó una oportunidad se consiguió una oficina en la industria y no salía de ahí más que para comer – frunció el ceño –. Incluso dudo que tengo una vida o sepa hacer algo más allá de papeleo, y si me lo preguntas yo no pienso hacer algo así jamás.

–Ya veo – susurró Rukia conectando las piezas en su cabeza.

Rukia reflexionó sobre lo que acababa de escuchar. Las palabras de Ichigo definitivamente indicaban que esté desconocía sobre la vida musical de su hermano, tal vez incluso ignoraba que este sabía tocar el piano.

–Tierra llamando a Rukia ¿Estás bien?

–Eh... Sí, sí, de maravilla – tartamudeó saliendo del trance –. Me debo ir – se levantó con velocidad del suelo.

–¿Qué? No, espera. ¿Ni un beso de despedida?– reclamó Ichigo viendo como Rukia comenzaba escalar por la sábana que aún colgaba desde la ventana.

Lo siento, estoy muriendo de sueño, tal vez mañana.

–Oye eso no es justo– reclamó –. Vine aquí para nada – dijo para sí mismo una vez que Rukia se encontraba nuevamente en su habitación.

Dear, I hate youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora