El molesto sonido que resonaba en por toda la habitación se mantuvo por algunos segundos.
–¡Rukia! – un grito proveniente de la parte baja de la casa resonó despertando a la chica a la cual llamaban su nombre –¡¿Quieres contestar ese maldito teléfono?!
La mencionada se levantó con torpeza de la cama y con los ojos aun cerrados palpó sobre su cama siguiendo el sonido proveniente del pequeño aparato.
–Diga– habló con voz nazal, aun mas dormida que despierta.
–¿Estabas durmiendo? – la masculina voz le cuestionó incrédula al otro lado de línea.
–Sí ¿y? – preguntó incorporándose poco a poco.
–Rukia son más de las dos de la tarde– Ichigo le reclamó
–Yo duermo hasta las...– detuvo sus palabras – en primer lugar, eso no es asunto tuyo y en segundo lugar ¿Cómo demonios conseguiste mi número telefónico?
–Sin preguntas, estoy afuera de tu casa sal, ahora– la llamada se cortó dejando a una más que confundida Rukia.
La joven se levantó de la cama y corrió hacia la ventana y observó incrédula que efectivamente, Ichigo se encontraba ahí, parado frente a la puerta, recargado sobre su coche, con los brazos cruzados sobre su pecho.
–¿Qué rayos haces aquí? – preguntó para sí misma frunciendo el ceño.
–¿Qué estás viendo? – Hisana corrió las cortinas lo suficiente como para que Ichigo notara el movimiento en la ventana.
–¡Madre! – Rukia se quejó tomando las cortinas y cerrándolas de golpe.
–Oh, es Ichigo– le codeó – ¿Qué hace aquí?
–Ha venido por mi– se quejó.
–¿Ha venido por ti? – Rukia asintió –. Y tú sigues aquí en pijamas anda, sube y quítate eso– Hisana le empujó hacia las escaleras.
–Madre, espera, yo...
–Ya lo he dicho, anda.
Resignada, la chica subió las escaleras en dirección hacia su habitación y tomó el primer par de jeans, así como la primer camiseta que se apareció en su closet, las coloco en su lugar y se miró al espejo, le daba igual que la combinación no pareciese la más indicada, lo que realmente le alarmaba era su expresión cansada y semidormida, acompañada de su extraño "peinado", le hacía parecer como una loca, y estaba segura de que lo parecería más si decidía salir así a la calle. Observó la puerta del baño y pensó durante un par de segundos, lo decidió, tomaría una ducha, le daba completamente igual hacer esperar a tonto de Ichigo, después de todo él se lo había gano por par arecer sin avisar.
Poco más de media hora después una Rukia limpia, despierta y reluciente Rukia se preparaba para bajar las escaleras, con la esperanza de que el molesto chico que esperaba por ella se hubiese hartado y decidido marchar.
–Madre, me voy– anunció al momento que bajaba las escaleras –¿Madre? – preguntó dudosa escuchando unas leves risas al fondo.
Caminó por la casa siguiendo las risas ahora transformadas en nítidas voces hasta a cocina, donde encontró la escena menos esperada. Su madre se encontraba sentada a la mesa con un enorme álbum de fotografías entre sus manos y a su lado se encontraba su persona menos favorita en el mundo, riendo con su madre, con una taza en la mano y una enorme sonrisa en los labios.
–¿Qué está pasando aquí? – preguntó la chica percatándose de que el álbum que su madre sostenía tenía por título "Rukia 0 a 5 años".