Agua Negra

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Cuando abrí la puerta me encontré con el chico que se mete en mis sueños y pensamientos sin permiso, el que hace latir sin freno a mi corazón, pero que no puedo mostrar mis sentimientos hacia él.

Estoy hablando de la persona más egoísta, sarcástico y con poco humor que conozco. Si, señoras y señores estoy hablando de Damian Wayne.

Entro despacio sabiendo que él ya sabe que estoy acá, y voy hacia la mesada para servirme agua.

-hola- me atrevo a saludar, pesaba que todos se habían ido a la fiesta.

Él no me contesta, sigue concentrado en la computadora.

-¿paso algo?- le pregunte
-no- respondió más serio que de costumbre.

Después de esa pequeña y rara conversación nos quedamos en un silencio para mí incomodo.

Él paso unos minutos más en la computadora y después la apago, se levantó y camino hacia la puerta, pero antes de que se vaya pude ver algo en su cara, era una pequeña herida en su mejilla izquierda.

-¿hace cuanto tenes esa herida?- le pregunte. El de ojos verdes solo me miro.
-no es de tu interés
-si te estoy preguntando es por que quiero saber, ¿no te parece?- me acerque a él para examinar la herida.- esta desde hace unos días ¿Cómo es que no la había visto?.. da igual veni- le dije dirigiéndome hacia una silla- sentarte y por favor no te vayas que quiero curarte eso- dije con un toque de molestia. Damian parecía perplejo por mi forma de hablarle-¿vas a quedarte toda la noche ahí?

De mala gana empezó a caminar y se sentó en la silla.

- ya se que no te gusta que te hable de esa manera pero a mí no me gusta que estés lastimado- le dije de forma firme.

Con todo lo que había pasado en mi vida me di cuenta de que si hay algo que odio más es ver a mis seres queridos lastimados.

Cuando lo termine de revisar me di vuelta para agarrar un poco de agua, lo puse en el vaso.
Me volví a dar vuelta pensando que quizás él ya se había ido pero no, Damian seguía ahí. Me miraba serio pero sus ojos mostraban duda.

- se que todavía no confías en mi pero te cure de esta manera muchas veces y no moriste así que no te quejes- le dije un poco cansada.
- yo no me quejo- gruño.
- aja lo que digas.

Empece a mover el agua con mis manos, después el líquido comenzó a brillar.

Cuando estaba dirigiendo esto hacía su rostro él agarro mi muñeca rápidamente haciendo que me sobre salté

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Cuando estaba dirigiendo esto hacía su rostro él agarro mi muñeca rápidamente haciendo que me sobre salté.

-¿Qué pasa?
-¿Qué estas haciendo?- pregunto enojado. Lo único que hago es rodar los ojos.
- ya te dije, a menos que quieras esa cicatriz todo tu vida...

No era el único que se empezaba a enojar, yo en esos momentos estaba perdiendo mi valioso tiempo.
Lentamente fue aflojando mi mano hasta soltarla.

Yo al notar eso volví a mi trabajo.
Pasaron un minuto y me comencé a sentir otra vez incomoda por el silencio de ese momento, así que me fije en su ropa y me di cuenta de que era diferente.

-me gusta tu disfraz- le dije algo tímida. Y no en estos momentos no estoy actuando.

Al escuchar lo que dije el miro su ropa, pero no dijo nada

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Al escuchar lo que dije el miro su ropa, pero no dijo nada. Así que trate de insistir.

-¿paso algo en la fiesta?.. ¿por qué regresaron tan temprano?

Él no me contesto, más bien parecía molesto por tantas preguntas. Al notar esto decidí quedarme cayada y pensar en otro momento para irme de los Jovenes Titanes.

Pasaron al rededor de cinco minutos y pare, puse el agua en el vaso.

Una de las particularidades de la sanación es que el agua se vuelve muy oscura por unas horas.

- bueno.. ya es tarde y seguro que si Emiko llega y me ve con vos me mata, así que me voy.

Me dirijo hacía la puerta y antes de que pueda salir siento un pequeño dolor en mi cuello y todo se me hace negro.


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