MADRE MÍA

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Sentía el sol en mi cara, pero no quería abrir los ojos, así que me doy vuelta y me cubro totalmente con las sabanas. Ya adentro de la cama un olor a jazmín inundó mi nariz, que placer fue levantarme.

Me estiré en la cama oliendo esa increíble fragancia, y tocó las sabanas que eran extremadamente suaves.

Y con ese pensamiento me levante rápidamente.

Yo no tengo aroma de jazmín ni sábanas tan suaves y tampoco me da el sol por las mañanas.

Comenzó a mirar toda la habitación y me asusto.

"quizás me secuestraron y ahora estoy atrapada en este lugar y.. y.."- pienso-"wow que buen gusto que tienen ahora los secuestradores."

Antes de que pudiera pararme entró una mujer mayor y otra más joven, las dos no me miraron solo se quedaron en la entrada de la habitación con la mirada hacia abajo.

-¿puedo saber quiénes son?- pregunté
-el señor pidió que cuando se levante la preparemos para que pueda almorzar con él- dijo la más grande.
-¿puedo saber quien es el "señor"?
-ya lo conocerá pero por el momento le pedimos que se prepare para el almuerzo ya que al señor no le gusta que lleguen tarde.

La duda me estaba matando así que hice lo que me pidieron pero con cierta prudencia ya que ni siquiera me dieron donde estaba.

Me bañe y me cambié con un hermoso vestido verde con detalles dorados. La muchacha más joven me arregló el pelo y me maquillo con colores naturales que casi no se veían pero que tenían presencia.

La verdad es que no entiendo nada, un día estoy en la torre T preparando mi salida y al otro estoy en una habitación lujosa con olor a jazmín y sabanas de seda, y muchachas que me arreglan y me dan vestidos preciosos.

Paso una hora y media, ya me estaba aburriendo porque ninguna de las dos hablaba hasta que la mas grande hablo y dijo.

-ya esta lista señorita.

Me llevo hacia un espejo de cuerpo y no podía creen lo que veía.

"¿de verdad esa era yo?"- era lo único que me preguntaba.

Después de eso me guiaron hacia un hermoso comedor, con una mesa grande y en el la punta estaba él, eso me dejo atónita, no lo podía creer

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Después de eso me guiaron hacia un hermoso comedor, con una mesa grande y en el la punta estaba él, eso me dejo atónita, no lo podía creer.

"¿Qué hace Damian en este lugar?"- era lo único que mi mente procesaba.

La mujer mas grande me guió hasta una silla al lado de él.
Una vez sentada y cuando ya sirvieron la comida, todavía nadie hablaba.
Damian hizo un gesto con la mano y todos se retiraron.

-seguramente te estarás haciendo muchas preguntas.
- algunas..- dije tímida mirando la comida.
-bueno pero primero vamos a comer y después sacamos las dudas- dijo de una manera seria pero con un tono ¿cariñoso?.

Eso solo hizo que lo mirará sorprendida y hacer que me preocupará la mas de la situación.

Después de tratar de comer, él me guió hacia un parque en la parte de atrás de la "casa".

-seguro que te estarás preguntando ¿dónde estás?- decía mientras iba caminando hacia un banco color madera con detalles plateados.
-..si- dije insegura
-estamos en Nanda Parbat- dijo mirando un bosque que se podía apreciar desde donde estábamos pero yo estaba mas concentrada en mirarlo con los ojos bien abiertos ya que estaba más que sorprendida-.. yo no soy el Damian que conoces- terminar diciendo mientras dirige su mirada hacia mi.
-¿y si no sos la persona que yo conozco.. mmm.. quién serias?
- ahora mismo estas en mi dimensión-

"sera que me golpe la cabeza en algún momento"- pensaba mientras tocaba disimuladamente mi cabeza

-aja así que en tu "dimensión"
-así es- decía con amabilidad
-Damian la verdad es que me estas asustando con tanta amabilidad junta

Él suspiro y siguió hablando.

- fui a tu dimensión para obtener una información de un criminal que se metió en tu dimensión tratando de escapar..
-¿escapar de qué?
-de mí.. en esta Tierra yo soy Ra's Al Ghul el rey de Nanda Parbat y otras tierras más.. y la persona que estoy persiguiendo se robo muchas cosas preciadas para mi Tierra- esta vez su voz fue seria y enojada.
-haa.. ¿y por qué me trajiste a tu Tierra?
-porque quiero conocerte
-¿a mí?
-si

Es un hecho, me golpe la cabeza muy fuerte. ¡Madre mía!

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