Capítulo Cinco

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05.

La luz de la habitación de Jungkook se apagó de pronto, el foco que alumbraba el lugar se había quemado.

El pelinegro de 7 años, estaba en la cama con su pijama blanca esperando a que el sonido del auto le indicara que aquel hombre que era su héroe estaba en casa.  No lo había visto desde hacía semanas, había estado trabajando demasiado los últimos meses; pero él no sabía en qué, y no debía saberlo.

Su madre se acercó al notar la puerta de su habitación entreabierta.

Kookie, ¿Qué haces todavía despierto?

—Espero a que papá regrese.

La mujer apretó los ojos, temerosa, tratando de ocultar el nerviosismo que sentía y sus manos temblando. —Amor, no sé si él volverá esta noche dijo fingiendo paz.

—¿Mañana?

—Sí, quizás mañana. —La última vez que habló con su esposo sonaba agitado. 

Meses atrás, el mayor de los Jeon se había hecho socio de una red de casinos clandestinos en el sector.

Él y su mejor amigo, un empresario estadounidense, habían decidido mantener sus ganancias netas sin dar porcentaje alguno a la Familia Park. Cosa que no era permitida en Busan.

Cualquiera que se atreviera a desafiar a los dirigentes del sector se hacía acreedor a una sola cosa: Una daga de plata en el pecho.

—Mañana tengo una prueba de inglés en la escuela comentó el pequeño.

—¿Estudiaste lo suficiente?

—No…

—Si no quieres seguir reprobando, sabes que debes...—El timbre interrumpió las palabras de la mujer —. Espera, iré a ver quién es.

Se levantó para dirigirse a la puerta, respirando pesadamente. Su rostro estaba caliente, y sus piernas temblaban mientras ella comenzaba a sudar. Sabía que nadie que pudiese llamar a la puerta a medianoche tendría buenas intenciones.  Tomó la perilla y al abrir la puerta confirmó sus temores. El cuerpo sin vida de sus esposo cayó al piso, manchando la alfombra de la entrada con sangre.  

Gritó, retrocediendo inmediatamente. Su hijo, su hijo estaba arriba y pronto vendrían por ellos.

Velozmente intentó correr de regreso a la habitación del pequeño; pero dos balas atravesaron su espalda haciéndole caer en las escaleras, siendo certeras, letales.

Jungkook, que había escuchado el grito de su madre, se había asomado a la puerta solo para ver a la mujer desplomarse a pocos metros de él.

Correr, pensar en sobrevivir.

Se quedó adentro de su habitación buscando un lugar para ocultarse.

Tres hombres entraron a revisar toda la casa, llegando así hasta donde el pequeño Jeon estaba. El foco fundido dejó el lugar a oscuras, volviendo tétricos los fuertes pasos que resonaron en la cabeza del chico que simplemente contenía la respiración escondido debajo de la cama.

El sonido de las patrullas acercándose irrumpió en el aire.

—Será mejor irnos ya, la casa está vacía.

Las voces se alejaron, y en poco tiempo aquellas personas que habían invadido su morada se habían marchado.

Pensó en vivir, pensó en amar, y conoció el dolor.

TRAFICANTE. 《KookV》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora