Capítulo Diecinueve

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19.

—Haces tu mejor esfuerzo por enseñarle el mundo a tu hijo, ¿Y cómo te paga?—Elliot hablaba solo mientras bebía Whisky directamente de la botella—. ¡Cambiándote por un quinceañero! —Su voz sonaba hostil y densa.

Había seguido a Jungkook y Taehyung hasta la casa que compartían anoche; estaba en su auto aparcado frente a ella maldiciendo y lamentándose.

Se supone que había acordado hablar con el pelinegro ese día por la mañana; pero no encontraba la manera de entrar después de haber pasado allí afuera la noche entera bebiendo y escuchando gritar al chico como si fuesen a partirle a la mitad.

—Vamos, Hall. Solo tienes que entrar allí y sacarte de dudas, preguntar qué jodidos hacen esos idiotas aquí, nada más. —dijo a sí mismo.

Justo cuando se dispuso a bajar, alcanzó a ver por el retrovisor del auto a las patrullas que se acercaban a gran velocidad con estruendosas sirenas martillado su cerebro.

A plena luz del día, y aunque estuvieran en una ciudad conocida por sus delitos, sabía que la policía de Las Vegas nunca irrumpiría en un suburbio a menos que se tratase de atrapar a un pez gordo. ¿Por quién irían?

Identificación falsa, sin nacionalidad, dinero no declarado en efectivo, portación de armas ilegales, había suficientes motivos allí para encerrar a Jungkook en ese país. Cosas que hasta la persona más tonta podría haber denunciado.

Claro, sin contar su historial de tráfico de armas, nexos con el narcotráfico y la larga lista de homicidios que podrían atribuirse a él internacionalmente.

Maldita sea, era seguro que iban por él.

Arrancó el auto; acelerando tanto como el motor se lo permitió para rodear la casa entrando deliberadamente al jardín trasero.

—“Policía, abra la puerta!”  —Escuchó decir al oficial. Tragó fuerte buscando una solución, él tampoco estaba limpio, y no iría a prisión otra vez.

Se bajó del auto velozmente y tomó una piedra de entre la vegetación del jardín. Se estiró hasta la palanca de velocidades para colocar la misma en primera posición, quitó el freno de mano y finalmente soltó la piedra sobre el acelerador.

Jungkook y Taehyung salieron a tiempo de la casa para ver al Mustang verde estrellarse contra una patrulla y varios policías armados.

Ganaron tiempo mientras los oficiales que no habían sido heridos se cuestionaban de dónde jodidos había salido un automóvil sin ningún tripulante adentro.

—¿¡Por qué estás aquí!? —dijo Jungkook acelerado.

—Estoy salvando tu vida como siempre. —Ambos hablaban rápido, respirando ansiosos  y atravesando la cerca que dividía la propiedad.

Taehyung sabía que no tenían tiempo para peleas estúpidas. Le dolía la cadera a más no poder y sentía que en cualquier momento sus piernas traicioneras le harían caer al suelo, aún con eso, sacó energía de su interior para moverse.

[Maldito seas, Jeon Jungkook. Tú y tu pene], pensó.

—Si no corren ahora, les aseguro que arreglaran sus problemas paternales en una celda, par de imbéciles —dijo el castaño sujetando con fuerza la valija que tenía en su poder y comenzando a correr para alejarse del lugar.

Los otros dos les siguieron. Más sirenas se escuchaban a la distancia, avanzaron hasta una avenida principal, corriendo como nunca antes, intentando mover el asfalto con sus zapatos.

Necesitaban esconderse o desaparecer, aunque quizás la última era mejor opción.

En medio de la persecución, el pie de Taehyung se atoró en un tragante causando que cayera poco después al suelo.

TRAFICANTE. 《KookV》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora