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(En el anterior capítulo, seguro que ya han notado que me refería al acosador-asesino como Álex, pues así será hasta que se complete su nombre verdadero)


POSIBLE ÁLEX

Ella repasó lo dicho por Álex de pies a cabeza, primero, él ya sabía su oscuro plan detalladamente hecho con todo su esfuerzo, segundo, ya no tartamudeaba, lo cual en una palabra significa peligro. Alissa no pensó en qué decir, por primera vez en su vida su manera de solucionar todo tipo de problemas con una improvisación perfecta, fue completamente fallida. Su única opción era fingir que no entendía sus palabras.

—¿Qué? No sé a qué plan te refieres, si estás molesto con quién sea, no saques tus conclusiones y tu enojo no lo descargues sobre la única persona que está dispuesta para escucharte— se quejó, despidiéndose para ir a su colegio.

—No estoy... — dijo cuando ella ya se había perdido entre la multitud de estudiantes.— Lo lamento. Yo también tengo problemas, no espero que lo entiendas.

Al ver que Alissa necesitaba estar sola, se dirigió a su lugar secreto para cambiar a su “yo normal”, era necesario para que nadie opinara que su apariencia resulta muy sospechosa.

Cuando se siente estresado siempre toma un cigarrillo y lo enciende, literalmente en esos momentos se dedica a fumar tranquilamente, es malo para su salud, pero es lo único que puede ayudarlo a salir de su oscuridad interior.

Después de cambiar al Álex común e inteligente, va al colegio repasando las voces, actitudes, ruidos, que están a su alrededor. Esta vez llegó temprano, por lo que el auxiliar no le dio ningún sermón.

En camino a su salón, chocó con un chico de cabello blanco y un rostro vago, en otras palabras, vacío. Lo reconoce, es Urán, intenta seguirlo pero este toma sus cosas y se va despavorido, lo bueno es que ya sabía dónde era el colegio donde estudiaba.

Su salón es extenso, aunque los de “élite” son los únicos que lo ocupan, así que se siente muy vacío.

Alexis está a un segundo de entrar al salón, pero por un momento su mente se torna como un lienzo en blanco y pierde la noción del tiempo. A la vez Alissa salía a ver el pasar de las personas, así fue como se encontró con él, lo despertó de su trance con dificultad.

—¡Alexis!¡¿Estás bien?!— le dijo preocupada.— ¿Qué pasó, por qué pareces distraído?

—¿Ah?— veía a su alrededor, todo a su alrededor le daba vueltas.—Sí, estoy bien... — dijo esto último como en susurro, porque se desmayó instantáneamente al lado de Alissa.

—¡Alexis!— lo sostuvo en el suelo. Lo llevó de inmediato, en su espalda, a la enfermería del colegio.

La enfermera la recibió con tranquilidad y lo echaron en la camilla, lo revisó detenidamente, su temperatura era gélida. Sin embargo, no estaba en un estado crítico.

—Estará bien luego de descansar un poco, lo trajiste a tiempo— dijo en un tono dulce.— ¿Es su novio?— preguntó viendo que Alissa sostenía la mano de Alexis.

—¿Qué?¡Claro que no!— dijo avergonzada.— Sólo somos amigos.

—Bueno, si usted lo dice, ¿se quedará a su lado?— preguntó.— Voy a salir por un tiempo indefinido.

Ella pensó durante más de un minuto, su deber era ir a clases, su libreta de asistencia se mantenía perfecta por el momento, si se quedaba vigilándolo hasta que despierte, eso cambiaría.

—Sí, pero... ¿Podría informarle de esto al profesor Jameson?— preguntó con ternura.

Ella asintió con su dulce sonrisa, salió de la enfermería, dejando a Alexis al cuidado de Alissa.

Los minutos pasaron, y se convirtieron en horas, Alexis no despertaba de su sueño que era casi eterno según Alissa. Debido a su aburrimiento, se dignó a ver cada detalle de su rostro, se dio cuenta de que sus rasgos eran finos, tenía imperfecciones como cualquier adolescente, pero eran minúsculas, no se podían notar a simple vista.

Acercó su rostro al de Alexis, eso le permitió ver que tenía dos lunares pequeños cerca de su oreja derecha, la cual siempre cubría con su cabello.

Alissa vio que una hoja de papel que tenía unos dobleces, sobresalía del bolsillo de su camisa. No era común que ella tuviera curiosidad por algo, pero ya que, no tenía nada que hacer, la sacó delicadamente de su bolsillo, y la empezó a leer en su mente.

Alex, tuve la urgencia de comunicarme contigo, necesito que vengas al lugar de siempre, hoy, a las 7:00 PM

Su amigo nunca le contó que iba a salir, ayer se estaban enviando mensajes y ella aprovechó ese momento para preguntarle si tenía planes para hoy, pero él sólo cambió de tema con rapidez. No podía creer que su mejor amigo le haya ocultado algo, siempre se contaban todo hasta lo menos importante, eso era una ley de amigos suya.

Alguien tocó la puerta de la enfermería, sorprendiendo a Alissa, quién se apresuró por guardar ese papelito en el bolsillo de Alexis, si se despertaba y la veía con ese papel, una opción era que diría que invade su privacidad.

—¡Disculpe!¿Puedo pasar?— preguntó una voz familiar, a través de la puerta.

Alissa había escuchado ese tono firme y juvenil, en otra parte, pero ignoró sus sospechas y abrió la puerta.

—La enfermera salió por un tiemp... — no pudo terminar la oración, al ver que la persona en frente de ella, era Kail.

—Oh, es cierto lo que dicen sobre “El mundo es pequeño”, quién diría que te encontraría aquí— dijo resaltando su voz.— ¿Qué te pasó?¿Un esguince cervical?¿Te quisiste suicidarte, pero fue fallido?¿Otra chica te trató de asesinar?— dijo apoyándose en la puerta, con los brazos cruzados.

Ella odiaba la tonalidad de su voz, se escuchaba como un chico millonario al que nada le falta. Pero eso era lo de menos, a qué se refería con que una chica trató de asesinarla otra vez. No entendía sus suposiciones que no eran ciertas.

—¿Cómo que otra chica intentó asesinarme?— preguntó con molestia.

—Lo dije por accidente, no le tomes importancia— pasó por su lado, en dirección a la camilla que era ocupada por alguien que le resultaba conocido.

Alissa no se quedó de brazos cruzados, siguió a Kail, preparada para arruinarle su juego del chico descarado, nadie hablaba de esa manera con ella, debía hacerse respetar.

Se confundió por un instante, con la mirada vaga de Kail hacia Alexis, parecía un poco sombrío a como actuó hace menos de tres minutos.

Él volteó para verla, no hacía falta verlo a los ojos notar que su cambio de actitud fue muy drástico, de alegre a frío.

—¿Te doy un consejo?— preguntó con una sonrisa tranquilizante, que apenas comenzó a decir lo demás se tornó brusca y agria.— Cuando nacemos, en la mente de nuestros padres ronda la oración: “Haré de ti, lo mejor que pude soñar”. Nos idean una vida de ensueño, porque somos el reemplazo de su vida llena de pesadillas, lo que no saben es que con eso, ya nos hacen vivir en la peor de las pesadillas— dijo con unas cuantas lágrimas brotando desde sus ojos.— Tu amigo guardó todas sus pesadillas en su interior, para crear su mundo de ensueño y por eso, ahora debe estar repitiendo todas aquellas horribles y detestables pesadillas, cada minuto en el que no despierta.

Se sentó en las orillas de la camilla y la vio con una sonrisa terrorífica, Alissa no dijo nada, sus acciones quedaron selladas con sus palabras, sólo esperaba que la decisión que acababa de tomar al quedarse sin hacer nada, no ocasionara problemas.

Ella no era tonta, en los ojos de Kail, pudo ver sufrimiento y rencor, si iba en contra de sus ideas, tal vez intensificaría esos sentimientos.

Alexis despertó en un acto rápido, no sabía lo que estaba pasando qué hacían Alissa y Kail en el juntos, por qué sus miradas eran sombrías. El miedo invadió todo su cuerpo, bajó la mirada, por la tensión.

Haré de ti, lo mejor que pude soñar © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora