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SECRETOS

La lluvia no cesaba en la pequeña ciudad, el granizo no dudó en caer, y todos los alumnos que tenían clases de tarde, tuvieron que quedarse por un tiempo extra, hasta que pasara.

Alexis se encontraba en el salón viendo a través de la ventana, la lluvia golpeaba contra esta. Él se había quedado solo, y su cabeza le dolía, aún se sentía un poco mal, pero era soportable.

Tenía muchas dudas con respecto a la nota que le enviaron ayer, se preguntaba si esa persona lo esperaría en la parada de autobuses a pesar de la lluvia torrencial.

— ¡Alexis! — expresó sorprendida, Solar, la regidora de salud, del municipio escolar. Estaba caminando cerca del salón de Alexis, muy atareada con los proyectos a cumplir, hasta que lo vio.- ¿Por qué sigues aquí? Todos los alumnos, se fueron al auditorio.

"Estoy viendo tranquilamente a través de la ventana, para dejar de pensar en la nota que encontré en mi escritorio"

Eso pensó, y se lo diría, de no ser porque ella era conocida como "la chismosa", era una buena persona, pero no sabía guardarse algo para ella misma.

— No me gustan los espacios donde concurren muchas personas.— cogió su mochila, y se la colocó en uno de los hombros.— Bueno, ya me voy, cuídate Solar, espero que te vaya bien con los futuros proyectos del municipio escolar.— le dio un beso en la mejilla, y se fue dando pasos seguros.

—Espe... — no logró terminar la oración, él ya se había ido.— Que raro es.— susurró para sí misma.

Su idea de salir a la calle, era total y completamente una estupidez, a quién se le ocurre eso, si sólo usa una camisa. Respuesta: Alexis, el chico raro y alegre.

Sus pasos eran lentos, y de a poco los aceleró, esperaba que aquella persona no estuviera esperándolo, la lluvia torrencial le podría provocar una fiebre de grado 40, y como su difunto padre era un doctor de renombre, no podía darse el lujo de que por su culpa alguien se enfermara, no importa quién sea.

La nota que se le fue enviado, le pareció un tanto particular. En la parte final estaba escrito: “Perdóname, por mentirte todos estos años, sólo quiero que sepas que nuestra amistad sí era verdadera”. Entonces, era alguien que él conocía muy bien, habían pocas opciones, no tenía muchos amigos.

La neblina se hizo presente conforme avanzaba al tan anhelado lugar, y al llegar a la estación de autobuses, ahí estaba la persona de la nota, su primer amigo.

— Sabía que vendrías... — sonrió Kail, un poco desanimado, no había dormido nada anoche, pero sus ojeras eran disimuladas.

Alexis sólo se mantuvo boquiabierto, aun así, las palabras simplemente salieron de su boca:

— Por qué tú.

La lluvia se volvió más estruendosa, la escena en la que estaban era melancólica.

— Alexis, espero que me perdones, pero lo que te quiero decir es muy importante, es sobre... — lo último quedó inaudible por la intensidad de la lluvia, nada se podía escuchar.

Él fue el único que pudo escuchar esas palabras silenciosas, si seguía escuchando más, sabía que nunca perdonaría a aquel que decía ser su amigo. Pero aun así, quería escucharlo, saber lo que le tenía que decir, saber lo que nunca supo.

Haré de ti, lo mejor que pude soñar © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora