22. A fuego vivo

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Cuando sientas que algo anda mal, huye

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Cuando sientas que algo anda mal, huye.

Cuando creas que cometes un error, para.

Eso debí hacer: escapar o detenerme. Debí dar marcha atrás ante esta descabellada idea, pero la verdad es que mi curiosidad, como siempre, había dominado la mayor parte de mis acciones. Por eso me encontraba entre la espada y la pared.

Estaba de pie frente al casillero 121-D, tal como había indicado la nota que Maddison Alonne depositó en mi carpeta durante mi ausencia en clase. No había nadie vigilándome. Me había asegurado de estar completamente sola para eso. Eran las siete de la noche. Pocos alumnos aún merodeaban los alrededores. Ninguno de ellos visitaba el sótano, excepto yo.

¿Estás segura de que es buena idea?

El mensaje de California se depositó en mi buzón de mensajes minutos después de que me mantuviera con la mirada fija en el candado con clave que me separaba del contenido del casillero. Suspiré. Entonces le respondí con otro texto de cinco palabras: "No los pierdas de vista". Ni si quiera tenía certeza del por qué los había mandado a seguir. De hecho era una pérdida de tiempo tener a Donovan espiándolos mientras yo merodeaba por la oscuridad.

¿Por qué tienes amigos raros? Maddison no deja de escribir en una libreta y Evanston parece encantado de leerla. ¿Es eso normal?

Sentí un sabor amargo que ignoré.

No quería saber con exactitud cómo es que se desenvolvía su amistad, no después de comprobar que yo era la única persona con la que Evanston parecía tener problemas. Suspiré de mala gana. Simplemente quería asegurarme de que Alonne no estuviera cerca cuando inspeccionara el interior del casillero 121─D, tal como indicaba su mensaje, antes de ir en busca del suyo. Aun cuando cometiera un error y trasgrediera la privacidad de Maddison, debía correr el riesgo y hallar pruebas sobre quién era realmente detrás de la imagen inocente que tenía como carta de presentación.

Resoplé.

Cogí el candado, mientras pensaba en la combinación. Existían cientos de posibilidades con las cuales probar, lo que convertía este trabajo en una travesía. Ni si quiera tenía una pista sobre cómo empezar, sin contar el hecho de que le había lanzado la nota con el número de casillero escrito a Alonne cuando le dejé en claro que la quería apartada de mí. Quizás ahí estaba la clave para abrir el casillero. Esa parecía casi una certeza...

Recogí mis cosas del suelo, consciente de que no contaba con mucho tiempo. Fui rápida mientras me deslizaba a través de los pasillos para regresar al salón. Y minutos después me encontraba rebuscando en el suelo cualquier indicio del retazo de hoja. Lastimosamente no encontré nada... Sin embargo, hallé algo más importante. Una foto. Iba a analizarla con detenimiento cuando el ruido proveniente del exterior captaron todos mis sentidos. Me puse alerta, potenciando mis sentidos ante cualquier signo de alarma.

Una melodía para un corazón roto [CCR #1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora