𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰𝑰

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"Los humanos al igual que los animales entran en pánico al no tener el control de lo que sucede a su alrededor. La confusión solo está tan solo un escalón debajo de la locura."

Mire al cielo por última vez. No habría más de aquel hermoso azul.

—¿Es hora de destruirlo todo?
Debo admitirlo es una lástima el herir este hermoso planeta,  pero tan solo será temporal,  después de la tempestad siempre viene la calma... ¿No es así?

Después de la erradicación este bello mundo al fin estaría limpio de la escoria,  podría regenerarse y volver a su gloria original.  Ya no más contaminación,  ya no más guerras, ya no más humanos.

Sabia que los humanos eran persistentes y se aferraban a la vida sin importar lo difícil de las circunstancias. Era algo que en mis días de aprendizaje sobre la vida humana
admiré. Pero ahora detestaba,  solo hacían más difícil su final; más doloroso y agotador.

Pero si ellos querían jugar, no les negaría tal oportunidad.

Descendi para poder apreciar lo que sucedía bajo mis pies, el silencio reinaba casi por completo,  gritos débiles y llantos agudos, mi corazón se volcó por completo, no podía ver sufrir a los inocentes.

Mire la esfera de energía que emanaba de la palma de mi mano, era lo suficientemente débil para matarlos  sin que sufrieran más.

El destellos frente a mi fue hermoso,  la llamas ardían cada vez más, los sonidos cesaron al fin.

Pero sabía que sería momentáneo, aun quedaban muchos de ellos por destruir.

Mi momento de gloria se vio interrumpido por una roca, el pequeño proyectil se estrelló contra mi espalda,  al parecer aún habían sobrevivientes. Era gracioso,  ya que los mortarles eran realmente estúpidos.
Me di la vuelta para ver a la gran  "amenaza" que me acechaba.  La mire incrédulo,  era la misma mujer que chocó contra mi hacia unos minutos atrás.

¿Debía admirar su valor? Tal vez, sobretodo todo considerando que sus piernas temblaban al igual que la gelatina.

...

Aún recuerdo el día que la vi por primera vez.

El día en que su torpeza le regaló unos días más para existir. El día que nuestros caminos chocaron, literalmente.

—Estupida—Le respondi  de mala gana—Acaso no puedes ver por dónde vas, o es que eres ciega pequeña escoria.

—Yo... ¡lo siento!

Me respondió, tan solo la mire analizando sus palabras, no había mentira en ellas. 

Ella me miraba, como si esperase algo de mi, no comprendía por qué seguía ahi, frente a mí ¿por qué no se largaba?

—También fue tu culpa...

Le escuché susurrar. Me fue imposible contener la risa. ¿Ella en verdad esperaba que yo me disculpara? Era tan ilusa.

—¿Dijiste algo?

—¡Dije qué también fue tu culpa!—Grito la humana— también estabas distraído.

Una risa aun más fuerte salió de mi nuevamente. Si ella supiese quién era no se atrevería si quiera a mirarme.

—Para ser una pequeña peste...debo admitir que eres bastante graciosa.

Fue realmente gratificante el ver cómo su rostro se torno rojo por la molestia.

—¡Eh!... Yo— levanto su mirada y por unos segundos nuestras miradas se encontraron.

𝑮𝒐𝒌𝒖 𝑩𝒍𝒂𝒄𝒌 𝒚 𝒕𝒖́: 𝑫𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐 𝑶 𝑪𝒂𝒔𝒖𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora