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Tres meses con el internet controlado, cero fiestas (como que voy a alguna), nada de amigos en la casa, nada de quedarse a estudiar hasta tarde en la escuela o en otro lugar. De la casa a la escuela y de la escuela a la casa. Tuve que renunciar a mi trabajo en el refugio de animales para poder cumplir correctamente con mi castigo. Después que terminara mi castigo podía volver a conseguir otro o el mismo.
Algunas veces durante mi castigo, mamá o papá me llevaban a la escuela y me recogían, lo que me parecía una estupidez, ya que no salía a otra parte luego de la escuela a menos que me invitaran a algún lugar. Le prohibí a mis amigas ir a visitarme para que no saliera el tema de los amigos y eso en la casa pero, sabía que se referían más a los chicos y no a las chicas, lo prohibí porque en varias ocasiones llevaban a sus actuales novios.
Me desperté como todas las mañana, media hora antes de que sonara la alarma y aproveché para seguir durmiendo pero, sentí que esa media hora se fue volando. Me levanté de la cama y me estiré , no valía la pena revisar el celular porque a esta hora el internet está apagado y no tengo datos en el celular.
Hice todo muy rápido y luego me senté a esperar quien sería mi chofer de hoy. Espere más de quince minutos hasta que salió mi papá y me hizo señas para que me fuera. Al parecer nadie quería llevarme, mejor así.

—Vayan al receso, chicos. Cuando vuelvan vamos a revisar los cuadernos — gritó la profesora sobre la algarabía del curso y del pasillo. Mis amigas y yo nos quedamos en el aula como siempre y sacamos nuestros desayunos. Comí mi desayuno tranquila con las demás, compartíamos y reíamos de las cosas que cada una tenía que decir pero, como siempre cuando llegaba mi turno de decir algo que me parecía un tema de conversación para todas me interrumpen y hacen como que no dije nada.
Volvió a sonar el timbre para indicar que se había acabado el receso y todos volvieron como pavos locos y la clase continuó de lo más normal. Cada día me sentía como más llena de rabia cuando mis amigos me ignoraban o me dejaban atrás pero, no les daba a demostrar como me sentía para que no saltaran con una de sus estupideces.
Siempre salgo de la escuela a paso lento para no gastar todas mis energías caminando. En una de mis tantas caminatas me encontré con Tim, mi ex novio si se puede considerar como tal, con el cual sólo duré una semana.

—Hola — dijo Tim mirándome fijamente.
—Hola — sonreí y seguí caminando hacia mi casa.
—Oye, espera... — me llamó Tim. —Hace mucho que no te veía, ¿cómo has estado?
—Bien, a pesar de las adversidades de la vida — digo alzando los brazos — y ¿que tal tu?
—Todo bien
—Ya me tengo que ir. Hablamos luego — no espere que me contestara y sólo me fui.
Mi padre y el padre de Tim siempre habían sido amigos, por tanto crecimos juntos. Íbamos a las mismas fiestas, a veces estaba en su casa o el en la mía. Cuando nos hicimos novios no duró mucho por lo celoso y posesivo que era. Y estuve con el cuando terminé con Jonah por primera vez, Tim solo fue mi consuelo aunque, en algún momento si llegué a enamorarme de él pero no tan locamente como lo hice con Jonah.
Llegué a mi casa y me encontré a mamá parada en el frente de la casa con los brazos cruzados, nada bueno podía venir de eso.

—Llegas diez minutos tarde, ¿donde estabas? —reclamó mamá.
—Me detuve a hablar con Tim en el camino — nadie sabe de que Tim y yo fuimos novios y mucho menos de toda mi relación con Jonah.
—Está bien, entra la casa — se relajo mamá y me dejó entrar.

A esta hora si podía utilizar mi celular, ya que el internet no lo habían apagado. Revisé Instagram y tenía varias solicitudes de seguimiento como siempre, acepté a las personas que conocía y las demás las dejé ahí por si algún día me daba el deseo de aceptarlas.
Revise las noticias de última hora en el país, le di like a varías fotos de mis amigos y Kol había subido una foto nuestra de cuando estábamos en exámenes. Me parecía extraño ya que el no acostumbraba a subir fotos con nadie, ni de él.
Recibí varios mensajes de WhatsApp, la mayoría del grupo del curso, otros del grupo de mis amigas, de Kol y un número desconocido. Le di a abrir ese mensaje y ya sabía quien era.

Todo lo que pienso de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora