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Me encontré con Kol a la salida y me detuvo para hablar. No quería que llegara mi padre y me encontrara hablando con Kol porque sería el colmo.

—Oye... lo del otro día. Lo siento. No se que hice mal y si lo hice pues lo siento mucho — se notaba un tanto preocupado.
—No. Mi mente jugó conmigo y trajo malos recuerdos.
—Entiendo. ¿Quieres hablar de eso? Podemos ir a la heladería y charlar un rato —veía en sus ojos la desesperación.
—Me gustaría pero, no puedo — dije siendo sincera.
—¿Por qué? ¿Que harás hoy?
—No haré nada. Es que estoy castigada —alcé los hombros. — Sin salidas después de clases hasta nuevo aviso.
—¿Que hiciste ahora? — vi a lo lejos el auto de mi papá.
—Continuamos está conversación más tarde. Ya llegaron por mi. — le di un apretón en el brazo y salí a la calle. Nunca me había despedido de él así, pero tenía que hacerlo. Ya le explicaría las razones.

Subí de inmediato al auto sin darle oportunidad a Kol de acercarse a saludar a mi padre, no lo conocía pero si había escuchado su mención en la casa cuando había estado con la chicas. Mi papá no me preguntó acerca de la escuela ni nada, se mantuvo todo el trayecto en silencio. Llegamos a la casa y salí disparada sin darle tiempo a nada ni nadie. Cuando estaba en la puerta de mi habitación mi celular comenzó a sonar.

Llamada entrante de Carson
¿Qué?Contesté

—Hola — dije quitándome la mochila y tirándola en la cama.
Hola. Vi cuando llegaste
¿Y me llamaste para decirme que me viste cuando llegue?
No exactamente. Me preguntaría si querrías ir por un helado conmigo.
—Sabes que estoy castigada, no se para que lo propones.
Bueno, tu padre no entro a la casa y por lo que sé es que está trabajando y pidió un permiso para irte a recoger y tú mamá no llega hasta las 5:30
—Eres un travieso. Ven por mi en 10 minutos. — sonreí. Hay que vivir la vida loca.
Colgué la llamada.

El timbre sonó justo a tiempo. Abrí la puerta y ahí estaba el. Vestía un jogger negro con un t-shirt blanco que se le ajustaba en los bíceps y traía el pelo desordenado. Sexy. Le sonreí y salí a su encuentro. Como nunca antes habíamos socializado no sabía cómo iba a saludarle. Él se adelantó y dió un corto beso en mi mejilla.
—Bien, ¿nos vamos? — dijo apagando la llama que se encendió en mi interior. Asentí. Cerré la puerta si antes verificar si traía mi llave.
Nos fuimos a pie, ya que había una heladería cerca, como a dos esquinas de mi casa. Había poca gente, como todos los días. Pedí un helado de chocolate y Carson se ofreció a pagarlo, no me negué. Nos sentamos en una de las mesas cerca de la puerta. Ninguno de los dos se había motivado a hablar, tenía una sola pregunta rondando en mi cabeza y no sabía cómo formularla. La lancé.
—Quiero saber, ¿por qué le dijste a tu papá? — lo mire a los ojos — Si no te molestó.
—No se lo dije, se me escapó — le hice un ademán para que continuara hablando y me contó cómo sucedió todo.
Esa misma noche, él estaba con su papá en la cena y desde que su mamá murió ha tratado de conseguirle una mujer a través de Tinder y esas aplicaciones para encontrar pareja. Y como todo lo hacen en el celular de Carson, recibió un mensaje de un amigo reaccionando a lo que le había dicho previamente de verme desnuda y su padre leyó el mensaje. Me surgió otra pregunta luego de que había contestado la anterior.
—¿No estarás haciendo esto de ser mi amigo y eso por que me viste desnuda y quieres aprovecharte o si? — me mordí el labio y luego suspiré y bajé la mirada.
—No, ¿cómo crees? Desde hace mucho tiempo he querido hablarte pero, no me animaba. Somos vecinos y creo que sólo hemos cruzado palabras como cinco veces en lo que va de año y todas han sido "Hola, ¿cómo estás?" — le sonreí y me relajé.
Continuamos hablando hasta que llegó la hora de irnos. No quería tener más problemas con mis padres.

—Gracias por lo de hoy, me divertí mucho. Me gustaría volver a repetirlo pero, sin la parte ilegal de la historia. —Carson rió a carcajada pura.
—No hay de que. Ojalá te levanten el castigo pronto y así salimos más a menudo — se inclinó hacia mi y me dió un beso en la comisura de la boca. Se alejó y sonrió. —Nos vemos — dio media vuelta y cruzó el jardín para llegar a su casa.
Cerré la puerta y subí corriendo a mi habitación. Empecé a gritar de la emoción. Un chico atractivo me hacía caso, aunque sólo fuéramos amigos de siente bien. Me gustaba pero, era más como una atracción física hacia el. Nada serio aún. Carson me gustaba desde que se había mudado ahí. Pero ¿y si sólo quería una amiga? ¿Y si tenía novia y sólo quiere aprovecharse? Demasiadas preguntas estaban surgiendo. Me desvestí y me puse un pijama, era temprano para ponérmelo pero quería que mi madre cuando llegara creyera que me he pasado la tarde completa durmiendo.
Las preguntas seguían llenando mi cabeza hasta que me quedé dormida.

¿Por qué estoy densuda?
Me miré de arriba a bajo en el espejo que estaba frente a mi.
Además, ¿dónde estoy? Esta no es mi habitación.
Me puse una camisa de hombre que estaba tirada en el suelo y baje las escaleras de las que no era mi casa.
Me sorprendí al ver a Carson en la cocina.
—¿Dónde estoy? — le dije e inmediatamente se giró hacia mi.
—En mi casa, bebé. ¿Qué te pasa? — ¿por qué me decía bebé? ¿Y POR QUE DEMONIOS ESTABA DESNUDA?
—¿Qué? O sea que... tú y yo... Oh mi Dios — caí en cuenta. Había perdido mi virginidad con Carson.
—Hola, mi amor — otra persona entró a la cocina. Me giré para ver quien era. Se me calló el alma cuando lo ví. Jonah.
—¿Y tú qué haces aquí? — dije al borde de la crisis.
¿No sabes?
—Oye con calma, linda — esta vez apareció Kol en el lugar.
—¡Por un demonio!
De repente apareció Marcos, el de las clases de inglés. Todos los chicos de los cuales sé que sienten algo por mi estaban empezando a aparecer.
Ya no sabia con cual me había "acostado", ni a quien pertenecía la camisa que llevaba puesta.

Todo lo que pienso de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora