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Me encerré en uno de los cubículos del baño y grité. Las lágrimas comenzaron a caer y me cubrí la cara. Siempre que veía a Jonah y/o hablaba de él, me descontrola. Tenía que superarlo pero, una relación de cinco años no se supera de la noche a la mañana. Siempre peleábamos y volvíamos a reconciliarnos. Varias veces llegamos a terminar y dábamos un tiempo de varios meses pero volvíamos porque no podíamos vivir sin el otro. Hasta que ya no aguantábamos más y terminamos la relación definitivamente. Alguien tocó la puerta del baño y me quité las manos de la cara y tomé un poco de papel para limpiarme.
— ¿Está bien? — dijo una voz. Reconocía esa voz. Abrí la puerta, era Yamilet. Mi antigua mejor amiga. Ella sabía una parte por lo que había pasado con Jonah. Negué con la cabeza y comencé llorar otra vez. Ella entró al cubículo y me abrazo hasta que deje de llorar.
—Gracias, Yami. Sabes que aunque no hablemos ocupas un lugar en mi corazón y te quiero — dije abrazándola.
—Lo sé, no te preocupes — salimos del baño y no dirigimos a nuestras respectivas clases.

No te vi hoy.
Leí un mensaje de Kol en la pantalla de mi celular. Le respondí y seguí caminando hacia mi casa, no quería que me atracaran por estar chateando en la calle. Saludé a Tim que se encontraba trabajando con su padre.
Saqué la llave de la casa de mi pantalón y no fue necesario introducirla porque mamá abrió la puerta y me dejó entrar. Que raro. Nunca estaba aquí a esta hora. No importó y subí a bañarme. Cuando terminé bajé a comerme ese delicioso postre que me habían traído. Me senté en la cocina a comérmelo, gracias a la ventana que había en la cocina podía ver la cocina de los vecinos. Todas las casas son iguales solo se distinguen por el color.
Mi celular vibró en la mesa. Dos mensajes nuevos.
Kol: Dónde te metiste hoy?
Carson: Te ves muy linda comiendo bizcocho.
Levanté la vista ante el mensaje de Carson y ahí estaba. Recostado del fregadero, mirándome. Respondí su mensaje.
Quieres?
—Pero de eso no
Tuve que soltar el celular porque mamá me estaba hablando sobre la cena del día anterior y de cómo una mujer tenía el mismo vestido que ella, papá se había emborrachado hasta más no poder y ella tuvo que manejar. Por eso no lo había visto en todo el día, debía estar tirado en la habitación con dolor de cabeza. Desvíe la mirada un poco hacia la ventana, Carson se había ido. Mamá siguió hablándome hasta que se fue a su habitación. Terminé mi bizcocho y fui a buscar mi cargador y la laptop para hacer un poco de tarea.
11:30. La mayor parte de la tarea hecha y con nada de sueño. Había ignorado por completo los mensajes de Kol, Carson y el grupo de amigas. No quería hablar con nadie. Entre en un estado de soledad nocturna aunque también es matutina. Recogí todo el desorden que había hecho y me acosté a mirar las aspas del abanico de mi habitación. Estaba cansada de todo y de todos. No podía pensar con claridad ni poner mis pensamientos en orden. Son como trenes con diferentes vagones que van en todas las direcciones, casi chocando unos con otros mientras que los conductores gritan al perder el control.
Mi celular comenzó a sonar sacándome de mis pensamientos. Lo levanté. Número desconocido.
—¿Hola? — nadie habló durante varios minutos. Luego se escuchó como un papel siendo arrugado.
Que bueno que contestaste, pensé que no lo harías o que Yamilet me hubiese dado mal tu número — habló Jonah del otro lado del teléfono.
— ¿Qué? ¿Qué quieres?
Saludarte
—Tú y yo, no va volver a pasar. Te lo dejé muy claro. Déjame en paz — colgué el teléfono y bloqueé el número.
Las lágrimas no tardaron en aparecer y los recuerdos abrumaron mi mente.

Todo lo que pienso de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora