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Me desperté empapada de sudor. No había gritado y así mi madre o padre vendrían a mi habitación a pedir explicaciones. Revisé la hora. 7:46pm.
Fui al baño y me lavé la cara y salí de habitación. La casa estaba muy silenciosa. Bajé a la cocina y no había nada ni nadie. Me acerqué a la nevera por un poco de agua y vi una nota pegada en el mural al lado de la misma, la despegué.

"Vi que estás durmiendo y te dejé tranquila. Hay comida en el microondas. Salí con tu papá a una cena de la compañía. Te dejamos en internet activado solo por tres horas hasta que volvamos. No le habrás la puerta a nadie"

Excelentemente bien. Podía hacer lo que quisiera. Calenté la comida que me habían dejado y me senté a ver mi serie favorita en mi habitación. Cuando me cansé puse música a todo volumen en la galería y abrí las ventanas que daban al balcón y comencé a bailar para mi.
Me sentía libre. Feliz . Sin preocupaciones.
Busqué una botella de whisky que tenía mi padre en el pequeño bar de la cocina. Probé un poco, me picaba en la garganta, no importaba. Seguí bebiendo y bailando. Era muy divertido. Continué saltando por todo el lugar, hasta que mi celular sonó. Lo revisé. Era un mensaje de Carson.

¿Por qué tienes la música tan alta?
—Estoy celebrando
—¿Qué cosa?
—No lo sé, JAJAJAJA

No me contestó o yo no abrí el mensaje. No sabía muy bien. Tropecé con mis pies y caí de bruces. Reí a carcajadas. Bajé el volumen de música, ya que estaba cerca del radio, porque había escuchando el timbre. Espere que sonara otra vez. Salí corriendo cuando confirmé mis sospechas. Miré por la rendija de la puerta y vi a Carson con cara de pocos amigos parado en la puerta. Le abrí y lo dejé pasar.
Me miró de arriba a bajo y luego sonrió. Yo también lo hice. Cerró la puerta detrás de él y luego me enfocó. Lo tomé de la mano y lo llevé a la galería conmigo, subí la música otra vez y comencé a bailar alrededor de él. En ningún momento se inmutó.
¿Estás tomando? — dijo mirando la botella de whisky en el suelo. Me paré en seco y luego volví a saltar.
—Tal vez, mamá— grité sobre la música. Carson rió. En un momento que pasé frente a él, me tomó de la mano y antes de que me quitara la botella que había recogido del suelo, di un trago largo. Carson dio un golpe leve a mi mano haciendo que soltara la botella y cayendo al suelo partiéndose en miles de pedazos y todo el líquido restante esparcida en el suelo.
—Mira lo que hiciste. Me extenderán el castigo por tu culpa — le grité.
—Es mejor que te extienda el castigo por una botella rota a que cuando vengan tus padres te encuentren borracha y hecha una mierda — me miró de brazos cruzados. Me senté en el sillón reclinable de papá y me quedé mirando como recogía los pedazos de la botella del suelo.
Fue a la cocina y busco las "herramientas" necesarias para limpiar mi desastre. Apagó la música, acomodó los muebles y cerró las ventanas. Luego, me extendió su mano para que fuera con él. No me moví. Entonces, me tomó de la mano y tiro hacia él, choqué con su pecho. Me miró a los ojos y luego los bajó hacia mis labios, por muy borracha que estuviera sabía que quería besarme. Y yo también lo quería. Se alejó y me tomó de la mano.
—¿Cuál es tu habitación? — dijo encaminándose a las escaleras, cuando estuvimos arriba le señalé la última del pasillo. Caminamos hacia allá. Me senté en mi cama mientras Carson caminaba por toda la habitación.
—¿Y ahora qué? ¿Nos acostamos? — dije tirándome hacia atrás en la cama.
—No sabes cuánto me gustaría eso, pero en estas circunstancias no — dijo sentándose a lado mío. — Vamos a bañarte — dijo dando un brinco.
Me metió en el baño y me obligó a quitarme la ropa. Me dio mi privacidad para que hiciera lo que iba a hacer. Pero al final ya me había visto desnuda. Cuando terminé me pasó la toalla, mi ropa interior y un t-shirt de "The flash" que mi madre me había regalado. Salí del baño y ahí estaba él. Me sonrió, se acercó a mi y acomodó mi cabello.
—Vamos, acuéstate — hice lo que me dijo. Apagó la luz y caminó hacia la puerta. Cuando escuché el chasquido de la puerta al cerrarse lo llamé.
—Carson — grite lo suficiente para que me oyera. La puerta volvió a abrirse y se asomó. —¿Puedes quedarte? — asintió y volvió a entrar a la habitación.

Todo lo que pienso de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora