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Ya en el carro, me volví a mirar con el celular. Tenía el labio inferior partido e hinchado y la cara roja. La blusa rota, las muñecas y el cuello marcados por la presión que ejerció sobre mi. Varias lágrimas volvieron a salir y me las sequé con una parte de blusa. Recogí mi cabello en un moño alto y me volteé a mirar a Carson. Tenía los ojos rojos cargados de furia y tristeza. Le dediqué una sonrisa triste y tomó mis manos temblorosas.
—Simone, perdóname. No debí dejar que subieras al baño sola. Soy un estúpido — las lágrimas comenzaron a bajar con sus mejillas. Solté una de mis manos y las limpié.
—No es tu culpa. No sabias que iba a pasar eso y yo tampoco lo sabía — bajé la vista a nuestras manos, tenía los nudillos rojos por la golpiza que le había dado a Jonah. Bien merecida. Me dio un beso en la mano y se alejó de mi para poder conducir.
El camino a casa se mantuvo en silencio, no quería hablar de lo sucedido por ahora. Necesitaba dormir. Hasta que caí en cuenta de la situación.
—Carson... — dije mirándolo.
—¿Si?
—No puedo ir a mi casa así — dije alzando las manos. Carson me miró por varios segundos y se pasó una mano por cara.
—Bien. Este es mi plan, le envías un mensaje o llamas a tu mamá para decirle que te vas a quedar en casa de una amiga, llamas a esa amiga y le dices que te cubra pero, realmente te vas a quedar conmigo en lo que te baja la hinchazón del labio y desaparecen las marcas — repasé su plan en mi cabeza y tenía algo sentido pero, las marcas no desaparecerían tan rápido.
Así lo hice llamé a mamá y le expliqué que como era tarde no quería llegar con ruidos molestosos y además Maire estaba muy borracha y me quedaría con ella, no puso reclamos y me dejó. Luego, llamé a Maire y le dije que me cubriera, cualquier cosa ella estaba de fiesta conmigo, se emborrachó y me pidió que me quedara con ella. Acepto pero, le debía una explicación razonable.
—Pero, ¿que le vas a decir a tu padre cuando vea la vecina indecente en su casa?
—Vamos a evitar que te vea, seguro a esta hora ya debe estar durmiendo. — asentí a lo que dijo y me dediqué a mirar por la ventana el resto del camino.
Llegamos a la casa y Carson me dió un abrigo que traía en la parte trasera del auto para cubrirme. Salimos del auto y caminamos hacia la puerta, la abrió con sigilo y entramos. Todas las luces estaban apagadas, Carson tomó mi mano y caminamos hasta su habitación que estaba en la segunda planta. Entramos a su habitación y encendió la luz.
— Puedes dormir en mi cama, yo dormiré en un colchón inflable que tengo guardado. — asentí y me senté en la orilla de su cama.
Caminó hasta su armario y sacó una caja y una bomba. Se sentó en el suelo y comenzó a inflar su colchón. Yo me quité los zapatos y su abrigo.
— Toma está toalla, te puedes poner una de mis camisas y por allá está el baño — dijo acercándose a mi. — Voy a la cocina por algo de tomar. — tomé eso como una manera de decirme que me daría un tiempo a solas, le asentí, tomé la toalla y caminé hacia el baño.

Me despojé de toda mi ropa y me miré en el espejo. Los ojos rojos, marcas en el cuello y el labio hinchado. Volví a acomodar mi cabello y me metí en la ducha. No puedo creer que coincidiera con ese idiota en una fiesta con personas que ni yo misma conozco y por coincidencia era primo de un amigo de Carson. Perfecto. Dejé que el agua cayera por todo mi cuerpo mientras algunas lágrimas salían. ¿Que dirían mis padres cuando llegue a la casa con moretones en la muñecas y el cuello? ¿Cómo les iba a explicar que casi me violan y fue el estúpido de mi ex? ¿Cómo les explicó que tenía novio? Mejor no les explicaba nada. Salí de la ducha y me sequé completamente. Cuando salí encontré a Carson dormido en el colchón de aire, se había quitado la ropa y se había quedado solo con su bóxer por curiosidad, comencé a mirarlo tenía un tatuaje del ciclo lunar que recorría toda su columna. Era demasiado sexy. Deje de mirarle y busqué una camisa en su armario, sin hacer mucho ruido. Me acerqué a la cama, me había dejado un vaso de agua y otro de jugo, lo tomé y caminé a apagar la luz. Me acosté y me arropé con la colcha que tenía ahi.

Me desperté por el sonido de una puerta cerrándose. Era Carson saliendo del baño, traía una toalla en la cintura, caminó hacia su armario y saco un bóxer, dejó caer la toalla y pude apreciar su trasero, antes de que se volteara cerré los ojos de golpe e intenté dormir nuevamente.

Domingo.
Me levanté de la cama y miré la hora en mi celular. 8:30. Carson seguía dormido. Caminé hacia el bañó, oriné y me miré en el espejo. La hinchazón había bajado un poco pero las marcas aún permanecían. Me lavé la cara y salí. Encontré a Carson parado en su ventana fumando un cigarrillo.
—Buenos días — le dije, sentándome en la cama. Me pasé la mano por los brazos y lo miré. No se había inmutado, así que me levanté y caminé hacia él. Puse mi mano en su brazo y se giró un poco.
—Buen día — dijo al fin. Me moví delante de él. Tenía los ojos rojos. Aplastó lo que quedaba del cigarro y me miró. — Simone, lo siento mucho. Fue mi culpa haberte llevado a esa fiesta, no debí... — levanté una mano para callarlo.
—No fue tu culpa, no sabíamos que eso pasaría — le di un abrazo, que luego correspondió. Hundió su cabeza en mi cuello y acaricié su pelo. No podía permitir que se culpara por eso. Nos apartamos, el me miró y tomó mi cara entre sus manos. Me iba a besar. Yo lo quería. Nos acerco un poco más, podía sentir como su respiración se ligaba con la mía, como ese olor a humo entraba por mis fosas nasales.
Rozó sus labios con los míos y me besó. Comenzó lento y luego fue intensificando el beso. Lleve mis manos a su cabello, soltó mi cara y bajó sus manos a mi espalda pegándome más a él. Todo su cuerpo se sentía caliente.
Metió sus manos por debajo de su camisa que traía puesta y acarició mi cintura y espalda, provocando escalofríos en mi. Sentí como una erección era presente y sonreí a mitad del beso.
Bajo sus manos a mi trasero y lo apretó. Movió su boca por mi cuello haciéndome gemir por lo bajo. Moví mis manos por su pecho hasta bajar al látigo de sus bóxers, acaricié a su amigo por encima de ellos y gimió en mi oído; se me puso la piel de gallina. Llevó sus manos a mis senos. Desperté del hechizo.
Quite mis manos de su bóxer y me alejé de él. Me miró con cara de pocos amigos pero, luego sonrió.
—Está bien — asintió. Sonreí tímidamente.
—Lo siento — se me aguaron los ojos, pero está mal.
—Esta bien, no hay problema. Será para otra oportunidad — caminó hacia el baño y cerró la puerta. Me estruje la cara y me senté en la cama.

Todo lo que pienso de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora