¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
▬▬▬▬▬
ENCERRADA EN LA FRÍA CELDA, SENTADA CON LA ESPALDA RECARGADA en la pared mientras sus antebrazos se encontraban descansando en sus rodillas, había sido separada de sus hermanos mayores durante meses, o tal vez años, no sabía cuánto tiempo paso desde que se ofrecieron, ya que al no poder controlar sus poderes podrían hacer varios estragos que llevarían a algunas personas a la muerte. Su hermano mayor, Pietro, tiene un gran metabolismo–por lo cual no engorda–y velocidad, lo cual en las misiones si se tenía que hacer rápido, el las cumpliría sin ningún problema, su hermana mayor, Wanda, tiene la habilidad de manipular las mentes y leerlas, así que si llegase el momento que tenga que manipular la mente de los enemigos o descubrir una ubicaciones importante con facilidad lo lograría, y por su parte, ella puede manipular todo tipo de metales sin problema alguno.
Alzo su mano y de esta salió una luz verde que la empezó a cubrir, dio vuelta a esta misma haciendo que la palma estuviera señalando la puerta, se concentró, mantuvo su mirada fija en la puerta, cerro y movió sus dedos de poco a poco, haciendo que la puerta empezó a vibrar lista para abrirse.
Una explosión se hizo presente sacudiendo todo el lugar haciéndola desconcertar y que no siguiera con la tarea, levanto su rostro observando como pequeñas rocas y tierra caían en la habitación, se levantó para dar lentas vueltas verificando en donde fue el impactó, pasos se oyeron en el corredor acompañando de unos golpes, se puso en guardia cuando empiezan a abrir la puerta, segundos después dejan caer el cuerpo de un guardia, frunció el ceño, sin apartar la mirada del lugar, segundos después una cabellera rubia hizo acto de presencia encontrándose con Pietro, su hermano mayor.
—Así que aquí te tenían. —Dice agitado, mirando el lugar varias veces hasta que su mirada da con ella.
—Sí, no es el lugar más lindo pero se hace lo que se puede. —Respondió, encogiéndose de hombros, restándole importancia.
—Ven, es hora de irnos, Wanda nos espera. —Se acercó a ella, cargándola al estilo nupcial y una ventisca de aire se hizo presente haciendo que su cabello se alborote, segundos después, se encuentran en una habitación con bastante iluminación gracias al enorme ventanal que está en la pared de enfrente, Wanda estaba en un rincón, esperándolos.
—Wanda. —Dijo, cuando Pietro dejo que sus pies hicieran contacto en el suelo, ambos se acercaron a ella.
—Alaska. —Tomo su mano y le brindó un pequeño apretón mientras con su otra mano acomodaba los cabellos rebeldes—. Qué bueno que estés bien, hermana.
— ¿Qué es lo que sucede? —Preguntó a los dos mayores, y giro un poco el rostro para observar que todos estaban haciendo un revuelo.
— ¡Preparen sus armas! —Gritó un soldado, dirigiéndose al arsenal que tenían a la vista y les brindo armas a los demás que tardaban en llegar.
