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ALASKA ESPERO PACIENTEMENTE A QUE ULTRON TERMINARA DE DECIRLES el plan que se llevaría a cabo al llegar a uno de los muchos barcos de carga, aunque solo en uno encontrarían lo que están buscando para que el plan original siguiera en marcha, y si la suerte está de su lado no se encontrarían con Los Vengadores, ya que uno nunca sabe que es lo que pueda pasar en el trascurso del día, tal vez tienen planeada una cosa y resulta que tiene que hacer otra cosa. Además, les dio tiempo para prepararse ya que les avisaría cuando sea hora de partir, y dudaban que bajo tierra hubiera ropa para ellos.
—Supongo que tendremos que cambiarnos. —Dijo, Alaska, mirando a sus hermanos.
—Sí. —Respondió el mayor—. Vamos, las llevaré.
— ¿A ambas? —Preguntó, Wanda—. ¿Cómo?
—Sí, a ambas. —Asintió ante la pregunta, acercándose a su gemela poniendo una mano en la espalda baja mientras la otra la colocaba detrás de sus rodillas y la levantaba con facilidad—. Tu turno. —Miro a la menor.
—Claro. —Se acercó a la espalda de Pietro, donde de puntillas apoyo cada mano en los hombros masculinos, se inclinó como si fuera hacer una sentadilla y saltó, abrazando la cintura de su hermano, mientras este hizo la misma acción, dejando que su hermana menor se acomodara mejor, apoyando sus manos en el pecho masculino—. Listo. —Ocultó su rostro entre su brazo y el cuello de su hermano mayor
—Así las llevaré. Sujétate bien. —Pidió, recibiendo un asentimiento de cabeza.
Tan solo fueron segundos cuando volvió a sentir la ventisca de aire golpear su rostro, alborotando sus largas hebras castañas, por instinto ejerció presión en sus piernas para no caerse a medio camino y que tengan que volver por ella, menuda vergüenza pasaría.
—Listo, hemos llegado. —Hablo el mayor, agachándose para que su hermana menor bajara de su espalda—. No fue tan difícil traerlas. —Dejo que los pies de Wanda tocaran el suelo mientras la ayudaba a estabilizarse.
—Eso fue porque nos pusimos de acuerdo y no teníamos el tiempo encima nuestro. —Comentó la mayor—. ¿Qué pasara cuando lo tengamos encima?
—Practicaremos. —Respondió Pietro, dando una caricia en la cabeza de Alaska, quien gustosa lo recibió—. No nos cuesta nada, además también tenemos que practicar nuestros poderes, saber más de ellos, incluso saber nuestras debilidades para un futuro y no quedar indefensos.
—En pocas palabras ¿tenemos que llevar al límite las habilidades? —Preguntó Alaska.
—Algo así. —Con el dorso del dedo incide y el pulgar sostuvo una pequeña cantidad de carne de la mejilla de la menor y apretó levemente, ganándose una ligera risa—. Vamos, es hora de prepararnos.
