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— ¿Para mí? —Susurró JungKook, subiendo la vista cuando un cuaderno y unos lápices de colores cayeron enfrente de él en la mesa de la cocina. Sus ojos brillaron con emoción, como todo niño de trece años.

—Sí—Dijo JiMin, dándose la vuelta—Ya no quiero que sigas rayando mis paredes.

JungKook hizo un amago de sonrisa cuando notó un tono raro en las palabras de JiMin, agarró su vaso y se tomó lo poco que quedaba de su jugo y agarró las cosas, salió corriendo a su nueva habitación y se tiró en el suelo. La habitación que tenía ahora no era mejor a la que tenía cuando vivía con su mamá, pero sí era mejor al asqueroso sótano, el cual tenía todas las paredes rayadas e, incluso, había unos pequeños dibujos en los pasillos.

Bueno, JiMin jamás le dijo nada así que, ¿por qué no seguir haciéndolo?

JungKook no le tomó importancia a la presencia que se alzaba al lado de él, solo siguió dibujando, intentando no ser consciente de su alrededor, solo en su dibujo. Unos dedos acariciaron su cabello, entrelazándose entre los mechones azabaches. Bueno, si JiMin seguía haciendo eso, no podría dibujar nada.

—Algún día de estos, cariño—Aunque lo susurró, JungKook lo estaba escuchando a la perfección. El mote cariñoso le puso los pelos de punta—. Algún día tendremos una linda familia. Nos casaremos y viviremos felices. Lo juro.

JungKook quería ver eso, aunque sabía que era imposible de que suceda. Pase lo que pase, él jamás podría ser feliz al lado de JiMin. Jamás, aunque quisiera intentarlo, él sabía que la marca, la herida ahí quedaría, iba a ser imposible olvidarlo. JungKook sabía que mientras viviera con él y mirara su rostro a diario, el sentimiento de impotencia y odio ardería en él. Fuerte y sin compasión.

—Tendremos a una linda niña con tus ojos o a un tierno niño con tu sonrisa—JiMin siguió hablando, pero JungKook ya no quiso escuchar. Principalmente, eso sería imposible, no podía quedar embarazado. Sus ojos y su atención se perdieron en su dibujo, apretaba tanto el color contra el papel que las rayas que hacía se marcaron en todas las hojas del cuaderno. Si no podía vivir feliz en la vida real, dibujaría un mundo de fantasía en donde él fuera la persona más dichosa de la galaxia—. ¿Tú quieres eso? ¿también quieres vivir feliz junto a mí? ¿hacer un familia juntos? —JiMin llamó la atención de JungKook. El menor levantó la cabeza y miró el rostro del mayor, sus ojos, aunque siempre le habían gustado, esta vez le dieron miedo.

—Si tú lo quieres, también lo quiero—Susurró y sonrió, mirándolo fijamente a los ojos. JiMin sonrió y rio, volviendo a acariciar su cabello.

—Respuesta correcta.

Síndrome de Estocolmo [JIKOOK] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora