El estruendo de los cristales convirtiéndose en añicos y de los estantes metálicos siendo empujados y aplastados invadió el lugar, todo mientras el automóvil chocaba y se detenía contra la pared.
Connor y Anne alcanzaron a llegar intactos a la puerta de la oficina y cerraron tras de si la puerta para después colocar una vez más el sillón y así bloquearla.
Tan pronto estuvieron dentro, Connor cedió ante el dolor constante que lo invadía y parecía no detenerse, la cabeza le dolía tremendamente, se sentía mareado y cansado, estaba seguro que en cualquier instante perdería la consciencia.
—Oye, oye, quédate conmigo, ¿si? —le dijo Anne agachándose junto a él y dándole pequeñas palmaditas en el rostro, tocó su abdomen y sintió como este estaba empapado en sangre, eso además de la herida que tenía en la cabeza.
Pronto el lugar se quedó en silencio, el sonido del motor se había extinguido y parecía que todo había acabado, que ya solamente quedaban ellos dos en la profunda oscuridad, donde el único sonido que había era el de las respiraciones agitadas de ambos, pero pronto esa tranquilidad se invadió con el crujir de unos cristales fuera de la habitación seguido de un golpe fuerte en la puerta.
—El celular... —fue lo único que logró susurrar Connor, el cual intentaba luchar contra ese dolor incesante y no cerrar sus ojos.
Anne comenzó a buscar en sus bolsillos, pero no encontró nada.
—No... No está —dijo alterada—. Tal vez se cayó afuera o en la tienda...
—Está bien... —dijo Connor cerrando los ojos y tomando respiraciones profundas intentando apaciguar la sensación que lo invadía.
Una vez más un golpe azotó la puerta, empujando ligeramente el sillón y haciendo tronar la madera de la puerta.
—Mierda... —exclamó Anne poniéndose de pie con velocidad y empujando entre gritos y con gran esfuerzo, el escritorio para bloquear aún más la puerta.
—No podemos... no podemos quedarnos aquí —dijo Connor con esfuerzos.
—Ya falta menos para el amanecer... —dijo Anne viendo fijamente a Connor, quien seguía sentado, recargado contra una pared.
—No podemos arriesgar a alguien más... Tú... Ya viste lo que puede hacer, no podemos dejar que nadie más muera.
—Ya no tenemos nada con que defendernos, salir de aquí sería un suicidio —susurró Anne furiosa.
—Y quedarnos aquí nos convertiría en cobardes y asesinos —grito Connor con furia—. No va a parar hasta vernos muertos.
—Tiene que parar, lo hará, alguien pasara por aquí, algo ocurrirá...
—Los milagros no existen —contestó resignado Connor mientras se ponía de pie con esfuerzos—. Si fuera así, ya habríamos salido de esta situación. Si fuera así... Jesús no estaría muerto.
El ruido había cedido, una vez más parecía que aquel sujeto se había ido, lo cual era preocupante pues probablemente algo estaba planeando.
—No podemos quedarnos aquí —dijo Connor aún con esfuerzos y acercándose a Anne—. Si lo hacemos, yo moriré desangrado y él... él te tendrá y no permitiré eso, ¿de acuerdo? —le dijo mientras le tomaba la mano y luchaba por mantenerse de pie—. Estoy muy mal... y no aguantaré mucho... pero hay una última opción.
—¿De qué hablas? —dijo Anne nerviosa y sumamente preocupada, sabía que Connor estaba en lo correcto, era cuestión de tiempo para que él ya no pudiera más y se desmayara o algo peor.
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No Salgas de Noche
Mystery / ThrillerUna serie de desapariciones, una noche oscura y fría, un turno nocturno que no debía aceptar y sin saberlo, Connor Lauper está en el lugar y momento equivocado a punto de ser la victima de algo atroz. Cuando un par de gente misteriosa aparezca en la...