-¿Femenina? ¡JA!-conteste a mi madre, entre carcajadas, limpiándome las lagrimas de los ojos con el dorso de mi mano.
-¿Qué tiene de malo serlo?-pregunto mi madre con enojo evidente en su voz. Llevaba un vestido dorado demasiado corto y ajustado, marcando a la perfección su perfecto cuerpo.
-¿Qué tiene de malo que no lo sea?-ataque ante su pregunta, ahora seria. Mi madre me obsequio una de sus sonrisas que eran tan perfectas como falsas, dejando a la vista una hilera de dientes perfectos y muy blancos y brillantes, tanto que dolía verlos, ella era la personificación de la perfección, la confundían con mi hermana mas que mi madre.
-Creo que lucirías mas bonita si dejas de fruncir el seño todo el tiempo, sonríes mas y dejas de usar esa ropa de vago-devolvió mi madre, aun con su perfecta sonrisa plantada en su rostro. Tenía los brazos en jarra, una mano en cada cadera-eres una señorita de alta clase, una mujer, sexo femenino-puso énfasis a femenino-deberías vestirte como tal.
-Pues lamento decepcionarte, madre, pero debo confesarte que soy un tio de pies a cabeza. Y yo creo que antes vestirme como tú quieres, dejaría que me arrolle un tren. Oh y soy lesbiana-conteste mientras eructaba en su rostro. Tenía bien en claro que era una mujer, y aun más en claro que me gustaban los hombres, pero amaba rabiar a mi madre. Ella chillo y pego un saltito hacia atrás, me miro con desaprobación y se fue, dando pisotadas con sus tacos que iban a juego con su vestido, que tranquilamente podrían valer más que yo.
Me encerré en mi cuarto, aun riéndome por la reacción de mi madre y salte sobre mi cama, desarmándola por completo, me coloque los auriculares y Linkin Park comenzó a sonar en mi reproductor. Comencé a leer una revista de autos y motos, amaba todo lo que se relacionase con autos y motos.
-Maldita alarma-gruñí mientras la estampaba contra la pared, haciendo que estallara en mil piezas, aun con los ojos cerrados, sonreí...debí quedarme dormida, ya que las luces seguían encendidas y tenia la revista bajo mi cuerpo, o lo que quedaba de ella. Escuche unos fuertes golpes en mi puerta junto a los gritos de mi madre, desconecte, no la escuche, la deje gritando ahí hasta que murmuro uno de sus típicos y esperados "Me frustras" y se fue dejando como despedida el sonido de sus tacones al acuchillar el suelo con furia...Me levante de un salto y corrí al baño, gire el grifo de agua caliente y luego lo regule con el de agua fría dando un resultado tibio. Saque prenda por prenda de mi cuerpo hasta quedar desnuda frente al espejo, me pellizque una mejilla, aumentando el sonrosado de ellas debido al vapor. Fruncí el seño, un gesto muy habitual en mi. Era tan familiar verme con el seño fruncido que cada vez que hacia alguna mueca, o gesto diferente, la gente se asombraba, ¿y cuando sonreía? Creía que me lo festejarían. Observe mi reflejo atentamente, analizando cada detalle.
Veía a una chica alta y esbelta, de largas piernas perfectas de un color pálido y delicado como una muñeca de porcelana que dejaba embobado a todo hombre que las recorriera, con un trasero bien formado, una cintura diminuta y perfectamente marcada, un estomago plano y dos perfectas gemelas copa B, una espalda pequeña, con un cuello largo como el de las bailarinas, su mandíbula; bien definida, sus labios; carnosos, el inferior con un poco mas relleno que el superior, daban una leve forma a un corazón, sus mejillas; con un sonrosado natural, su nariz, derecha y orgullosa, mas arriba; dos preciosos ojos color verdes tan sobrenaturales y fascinantes que hacían que la gente pasase horas y horas mirándolos sin cesar, parecían los ojos de un tigre, incluso mas exóticos y hermosos, y sus pestañas; tan largas y rizadas que rozaban sus parpados, que tenían un leve tono rosado, sus cejas; perfectamente depiladas, y luego de la parte superior de su cabeza, caía en forma de cascada una sedosa cabellera roja que le llegaba hasta media espalda, rapada del lado derecho de su cabeza. Sabia que tenia bastante de lo que me hace mujer, muy buenos atributos, lo sabia perfectamente, pero eso era, sencillamente, algo que no me interesaba, lo físico en general no me interesaba.
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¿Femenina? ¡JA!
RomanceEstas palabras definen a Meghan Adams; nada femenina, temeraria, divertida, personificación del sarcasmo, vaga, DEMASIADO sincera para nuestro propio bien, sin vergüenza, extrovertida, hiperactiva y muy pero que muy problemática. Es parte de la alta...