La babilla me colgaba de la boca sobre el pupitre.
Abrí los ojos al sentir la respiración del señor Mensen en mi rostro. ¿Cómo no reconocer su aliento? A ajo y albaca como si se hubiera comido unas cuantas toneladas de pastas con pesto.
Apenas llevaba un mes asistiendo a sus clases, pero ya me había dado cuenta que aquella era su forma predilecta de interrumpir mis siestas en sus clases de Historia. Por más que trataba de permanecer despierta, su monótona y aburrida voz siempre acababa por arrullarme hasta que me rendía y caía dormida.
-¿Señorita Adams?-pregunto con brusquedad el señor Mensen-¿Señorita Adams?-repitió con mas severidad que antes.
-¿Mmm?-murmure.
Levante la cabeza y me limpie la babilla. Note que la atención estaba centrada en mí. Me encogí de hombros, desinteresada.
-lamento mucho despertarla, Adams-el Señor Mensen se aclaro la garganta para llamar mi atención.
-Esta perdonado-dije mientras estiraba los brazos y bostezaba profundamente.
-Señorita Adams, ¿Por qué no va al despacho del director?, Quizás el no tenga mi misma mentalidad y opinión respecto a sus “pequeñas” siestas-recomendó el Señor Mensen-ya que ha adquirido el habito de quedarse dormida en mi clase, tal vez el le pueda recomendar algunas técnicas para mantenerse despierta.
-Estoy despierta-insistí. Aunque no me la creía ni yo misma.
-Señorita Adams, por favor, no me haga tomar medidas drásticas-el señor Mensen señalo la puerta como si se me hubiera olvidado como salir de allí y necesitara que me lo recordaran.
-¿O qué? ¿Me dará un par de nalgadas?-pregunte sarcástica mientras me levantaba al estilo Koala y fulmine al señor Mensen con la mirada antes de tomar mis cosas y salir de la clase, dejándolo muy rojo de la rabia entre las carcajadas del resto de los alumnos.
Al salir, en lugar de encaminarme al despacho del director, me dirigí al patio y me tire en el césped. Acto seguido, saque un cigarrillo y lo mentole antes de prenderlo.
El día estaba fabuloso.
Fabuloso para dormir.
Mire el reloj que llevaba en mi muñeca y note que ya era hora del cambio de clases.
Di una última pitada a mi cigarrillo y luego lo tire al césped.
No iría a las próximas clases…
¿Qué más da?
Sí, soy toda una imbecil.
Salí del patio y me dirigí a mi taquilla para guardar mis cosas.
Dentro del insiti había montones de carteles a todo color, pegados por todos lados en las maltratadas taquillas; en ellos se invitaban a los estudiantes al grupo de debate, a actuar en la obra de teatro escolar, y asistir el viernes al baile <<semiformal>> de otoño.
Me pregunte a que se referían con <<semiformal>> en una escuela pública, pero no me atreví a preguntar.
Llegue a mi taquilla con toda a pintura saltada y escrita y comencé a guardar mis cosas.
Sin siquiera darme vuelta, supe que alguien me observaba.
Alexander.
-¿Pecas?-me llamo Alex.
¡Por Dios! ¡Pero si ya hasta me había acostumbrado a ponerle apodos!
-¿imbecil?-le llame yo. Mierda, no quería llamarlo, quería ahuyentarlo.
-¿lesbiana?-prosiguió. Me voltee, enfadada,
-¿pedazo de mierda?-me defendí.
-¿inmadura?-continuo sonriente.
-¡bueno ya! ¿Qué quieres?-grite exasperada.
-quería invitarte a salir-dijo Alexander con sencillez.
Abrí la boca y mis ojos parecían dos grandes platos.
-¿q...Qué?-tartamudee por primera vez en mi vida. A Alexander no le paso desapercibido, pues sonrío aun mas-¡olvídalo!-grite echa un manojo de nervios.
¿Alexander me estaba invitando a salir?
¡Por Dios, que asco!
Alex se limito a observarme durante largo rato.
Cerré mi taquillo de golpe y atravesé el pasillo para alejarme de Alexander.
Por supuesto, el me siguió.
-vamos, Pecas, sabes que quieres-dijo Alex tratando de convencerme.
-¿Estas loco?-pregunte aun en shock-¿Qué quieres de mi?, nosotros, salir, eso seria imposible-trate de razonar con el.
-hoy, después del castigo, te llevo a tomar una malteada-propuso Alexander, ignorando mis replicas.
-no, pedazo de mierda, no quiero salir contigo ni muerta-de repente me calle. Mierda, había metido la pata.
La ex novia de Alex, Clear, había muerto mientras salía con el, vi como Alexander decayó interiormente. Me sentí muy culpable. ¿Cómo podía yo ser tan jodidamente impulsiva? Era un asco de ser humano.
-vale, lo siento, quizás-y solo quizas-si no me molestas durante nuestra hora de castigo, salga contigo.
¿En qué rayos me estaba metiendo? ¡Pero si esto era un plan suicida!
No, no puedo no aceptar, acababa de tocar un punto doloroso en la vida de Alex, merecía mi misericordia.
-bien-sonrío Alex satisfecho, pero no pude evitar notar que había perdido ese brillo de felicidad tan habitual en el y ahora lo remplazaba uno bastante triste.
Una ola de calor acaricio mi corazón…
¿Acaso eso era…compasión?
-pero te sigo detestando, y ahora mas que nunca-dije esta vez muy seria.
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¿Femenina? ¡JA!
RomansaEstas palabras definen a Meghan Adams; nada femenina, temeraria, divertida, personificación del sarcasmo, vaga, DEMASIADO sincera para nuestro propio bien, sin vergüenza, extrovertida, hiperactiva y muy pero que muy problemática. Es parte de la alta...